¡®Mein Kampf¡¯, un panfleto para la Historia
La reedici¨®n cr¨ªtica hecha en Alemania es mejor que prohibir la publicaci¨®n
Ya est¨¢ disponible en Alemania una reedici¨®n de Mein Kampf, el odioso panfleto compuesto por Adolf Hitler cuando se encontraba en prisi¨®n por la intentona golpista iniciada en una cervecer¨ªa de M¨²nich. ?l mismo se hizo despu¨¦s con todo el poder en Berl¨ªn y la obra de marras se convirti¨® en instrumento ideol¨®gico del nacionalismo y del racismo encarnados por los nazis. El editor alem¨¢n de Mi lucha, desbordado por la demanda, ha anunciado un aumento de la tirada prevista, inicialmente cifrada en unos modestos 4.000 ejemplares, ciertamente alejados de los 12 millones de copias impresas durante el III Reich.
Ha habido muchas dudas sobre si deb¨ªa publicarse o no el panfleto hitleriano de prop¨®sitos criminales, principalmente contra los jud¨ªos. Ciertamente resulta parad¨®jico colocar en los anaqueles un texto de incitaci¨®n al odio racial en un momento tan delicado para Europa. Aunque los populismos de derechas se esfuerzan por distanciarse del nacionalsocialismo y apuntan a la inmigraci¨®n musulmana como el adversario a batir, nada garantiza que no se aprovechen del esp¨ªritu de la obra de marras para incrementar la presi¨®n xen¨®foba contra enemigos m¨¢s contempor¨¢neos, aquellos a los que apuntan esas corrientes desde Francia a Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Finlandia, Grecia, Hungr¨ªa y otros pa¨ªses donde las ideas xen¨®fobas no paran de extenderse. Muchos europeos han luchado contra el pasado nazi y fascista, y desde luego no hay que relajarse en esa tarea.
Siendo reales todos esos riesgos y otros vinculados a la glorificaci¨®n de la fuerza, ?qu¨¦ sentido habr¨ªa tenido insistir en la prohibici¨®n de reeditar a Hitler? No se publicaba legalmente en Alemania desde la ¨¦poca de la ocupaci¨®n por las fuerzas aliadas. Que haya permanecido hasta ahora bajo la custodia del Estado de Baviera no ha sido obst¨¢culo para la circulaci¨®n de versiones m¨¢s o menos piratas, accesibles en peque?as ediciones o a trav¨¦s de Internet. La prohibici¨®n o la difusi¨®n semiclandestina de este peligroso libro es una soluci¨®n mucho peor que la utilizada por el Instituto de Historia Contempor¨¢nea de M¨²nich, que ha trabajado para entregar un texto de casi 2.000 p¨¢ginas, m¨¢s de la mitad de ellas dedicadas a anotaciones y comentarios.
Servido en bruto, Mi lucha podr¨ªa haberse instrumentalizado como una chocante propaganda de la superioridad de la raza aria, con todo lo que esto implica en el terreno de la incitaci¨®n al odio racial. Sin embargo, debidamente enmarcado por especialistas, disponer del texto en cuesti¨®n puede ser la mejor manera de desenmascarar y desmitificar el s¨ªmbolo y situarlo como lo que es, un panfleto que jug¨® un papel en la Historia. La edici¨®n, m¨¢s cient¨ªfica que comercial, es una soluci¨®n preferible al discurso regresivo de la prohibici¨®n pura y dura, o hacer como si no hubiera existido. Y tambi¨¦n m¨¢s deseable que el aprovechamiento amarillista de las salvajadas hitlerianas para sumar una carcomida arma ideol¨®gica al arsenal de los enemigos de la democracia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.