De las pasarelas a la estrella de la muerte
El vestuario de la m¨ªtica saga 'Star wars' se inspira en dise?os de la vida real. La tierra marca tendencia en una galaxia muy muy lejana
La maquinaria capitalista no es la misma hoy que hace cuarenta a?os, y mucho menos para una bomba del merchandising como Star Wars. Si en 1977, a?o en que vio la luz la primera cinta de la saga, empezaron a proliferar los mu?ecos de pl¨¢stico, los sables l¨¢ser y los cascos de Darth Vader, en 2015 no hay ni un solo objeto cotidiano que no pueda encontrarse customizado con el logo de la factor¨ªa gal¨¢ctica.
Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la camiseta o la bolsa deportiva de turno, el abanico de opciones para declararse fan de la pel¨ªcula a trav¨¦s de la ropa no era demasiado amplio. Hasta que ese emporio de las licencias comerciales llamado Disney compr¨® LucasFilm en 2012. Ahora s¨ª. En solo tres a?os, la compa?¨ªa de dibujos animados ha firmado colaboraciones para elaborar una colecci¨®n de camisetas con la marca americana J.Crew, ha realizado colecciones inspiradas en las pel¨ªculas junto al centro comercial Barneys, ha decorado las zapatillas Vans con dibujos de Vader, Luke o Leia. Hasta se ha acercado a la moda menos masiva y conocida por el gran p¨²blico: desde hace unos meses, los probadores de las tiendas de la marca californiana Band of Outsiders (una firma inspirada en y comprada por gente como Wes Anderson) emulan la superficie del planeta Tatooine. Por su parte, la colecci¨®n del pasado invierno de las hermanas Rodarte estampaba la efigie de Yoda y dem¨¢s personajes en vestidos de inspiraci¨®n griega, como el que luc¨ªa la princesa Leia. El propio George Lucas se sent¨® en la primera fila de aquel desfile. "Para nosotras, estas pel¨ªculas representan un universo indumentario en el que absolutamente todo es posible", comentaron las hermanas tras el show. Es obvio que tienen raz¨®n, pero quiz¨¢ no toda. S¨ª, es muy dif¨ªcil trasladar la indumentaria del cine de ciencia ficci¨®n a la realidad sin convertirla en un disfraz y, s¨ª, cuando se trata de abordar este g¨¦nero, las posibilidades de los t¨¦cnicos de vestuarios son inabarcables. Pero Star Wars ha bebido de la moda del pasado tanto como la moda del presente ha bebido de Star Wars.
Como se cuenta en la exposici¨®n itinerante Star Wars and the power of costume (actualmente de paso por Nueva York), el director de vestuario de la cinta, John Mollo, se inspir¨® en la indumentaria oriental en general y en el cine de Akira Kurosawa en particular para moldear la est¨¦tica postapocal¨ªptica de los personajes humanos. Junto a ella, la II Guerra Mundial cedi¨® a Darth Vader su casco y sus pantalones bombacho. Los Jedis podr¨ªan ser denominados monjes medievo-budistas y las hordas de stormtroopers tienen mucho que ver con los vestidos futuristas (y plasticosos) que encumbraron a Pierre Cardin y Courr¨¨ges en los sesenta.
Mientras La guerra de las galaxias desembarcaba en los cines de Europa, un grupo de dise?adores japoneses lo hac¨ªa en las pasarelas de Par¨ªs. Tambi¨¦n usaron la distop¨ªa de un mundo en guerra constante, esta vez el real, para vestir a toda una generaci¨®n de modernos atrevidos. Esa trinidad, Yohji Yamamoto, Comme des Gar?ons e Issey Miyake, guarda en sus primeros a?os muchas similitudes visuales con los personajes de George Lucas; entre estos y aquellos conviven capas negras, mantos medievales y uniformes blancos mezcla de pijama y mono interestelar. Despu¨¦s llegar¨ªa la primera generaci¨®n creativa que us¨® a Star Wars como referencia literal, quiz¨¢ porque fue tambi¨¦n la primera en haber crecido visionando la trilog¨ªa. Vinieron de Amberes y, con Martin Margiela y Ann Demeulemeester a la cabeza, hicieron de la ciencia ficci¨®n una fuente de inspiraci¨®n con ecos conceptuales. Ella le dio al futurismo una vuelta de tuerca g¨®tica; como si Darth Vader fuera un cantante de rock. ?l apost¨® por el minimalismo a medio cocer, y cuesta distinguir sus primeros trajes masculinos de los de Luke Skywalker. Despu¨¦s llegar¨ªa la grandilocuencia de Galliano o McQueen en los noventa (?de d¨®nde, si no, ese giro maximalista que protagoniz¨® la reina Amidala en el Episodio I?), el Balenciaga de los primeros dos mil y, ahora s¨ª, las mil y una colecciones que hoy se adelantan al estreno de El despertar de la fuerza. Star Wars ahora est¨¢ de moda, pero antes, la cambi¨® impl¨ªcitamente y por completo
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