La Espa?a que nace
Lo verdaderamente in¨¦dito ha sido la llegada al Parlamento de una fuerza espa?ola que acepta y vive con naturalidad el car¨¢cter plurinacional del pa¨ªs
La colecci¨®n de im¨¢genes que nos dej¨® la constituci¨®n de las Cortes evidencia un tiempo nuevo. Distintas caras pero sobre todo distintas procedencias, distintos colores y distintas lenguas. Verse reconocido en muchos de los diputados y las diputadas de la bancada de Podemos no es un efecto de c¨¢mara: la gente corriente ha entrado en el Congreso. Frente a la descomposici¨®n de un bipartidismo que no responde a los anhelos de una parte creciente de la ciudadan¨ªa, irrumpen maestras, precarios, obreros manuales, aut¨®nomos, trabajadoras sociales, jueces¡ En suma, gente sencilla y trabajadora que hace que el Parlamento hoy se parezca m¨¢s a la calle.
Como reconoce Jos¨¦ Luis Villaca?as en su Historia del poder pol¨ªtico en Espa?a, las ¨¦lites pol¨ªticas espa?olas han sido hist¨®ricamente sordas al cambio. No se trata s¨®lo de reticencia y desconfianza hacia las transformaciones, sino de una verdadera incapacidad para adaptarse a la novedad hist¨®rica. Esta incapacidad manifiesta se materializ¨® el pasado mi¨¦rcoles 13 de enero en la dificultad de muchas de sus se?or¨ªas para entender aquello que ten¨ªan delante de sus ojos. Es como si de nuevo hubiera entrado el Tercer Estado en la C¨¢mara: las mismas reacciones de estupor, las mismas caras de disgusto, el mismo pathos aristocr¨¢tico. De nuevo el desd¨¦n en boca de los privilegiados. Deslumbrados por lo extravagante de lo que ellos debieron de considerar un ?asalto plebeyo? (cuando no un allanamiento de morada), no repararon en que por las alfombras del Congreso desfilaba esa Espa?a que nace.
Lo verdaderamente in¨¦dito ha sido la llegada al Parlamento de una fuerza espa?ola que acepta y vive con naturalidad el car¨¢cter plurinacional del pa¨ªs. ¡°Esc¨¢ndalo para los jud¨ªos, locura para los gentiles¡±. La inquietante novedad reside en este fraternal encuentro de lo distinto en una formaci¨®n pol¨ªtica capaz de concitar a las nuevas mayor¨ªas sociales en torno a un patriotismo identificado con las condiciones de vida de la gente. Jurar nuestros cargos gritando ?nunca m¨¢s un pa¨ªs sin su gente? es recordarles a algunos que Espa?a no es una marca; que la idea de patria ha sido injustamente olvidada por nuestros gobernantes y reducida a una palabra vac¨ªa al convertir la pol¨ªtica espa?ola en una mera prolongaci¨®n de los intereses de Alemania, al tiempo que con su inacci¨®n y su ret¨®rica recalentaban la situaci¨®n en Catalu?a. Por eso, hoy nosotros nos atrevemos a decir patria y a conjugarla con la naci¨®n vasca, la naci¨®n catalana y la naci¨®n gallega, porque apostamos por una Espa?a plurinacional fruto de la voluntad democr¨¢tica de los pueblos que la integran. Podemos es un formaci¨®n espa?ola, popular y soberanista; esta es la novedad hist¨®rica. Somos la ¨²nica fuerza pol¨ªtica que puede celebrar la valent¨ªa de Llu¨ªs Companys al gritar ??Viva Espa?a!? y la dignidad heroica del presidente Allende al despedirse con un ??Viva el pueblo! ?Vivan los trabajadores!?.
Podemos es un formaci¨®n espa?ola, popular y soberanista; esta es la novedad hist¨®rica
El nuevo tiempo pol¨ªtico que se abre exige entender la pol¨ªtica no como un oficio de notables, sino como un esfuerzo denodado por mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayor¨ªa de las personas que viven en nuestro pa¨ªs. Se trata sencillamente de entender la representaci¨®n como un ejercicio p¨²blico al servicio de las mayor¨ªas. Por ello, Podemos present¨® ayer un proyecto de ley con vocaci¨®n de atender las necesidades m¨¢s urgentes de una parte importante de la ciudadan¨ªa. La Ley 25 de Emergencia Social sit¨²a en el centro de la discusi¨®n pol¨ªtica el cumplimiento del art¨ªculo 25 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, pues entre otros objetivos persigue poner fin a la pobreza energ¨¦tica y garantizar el derecho a la vivienda y el acceso universal a la salud.
Si fuera cierto que hay una mayor¨ªa de progreso en la C¨¢mara no ser¨ªa una dificultad legislar para que no haya en nuestro pa¨ªs ni una sola familia m¨¢s que pueda ser desahuciada sin alternativa habitacional. Tampoco resultar¨ªa un escollo que las administraciones p¨²blicas impidiesen que siga habiendo familias que no puedan mantener una temperatura adecuada en sus hogares o que carezcan de suministros b¨¢sicos. Si hubiera de verdad una voluntad de cambio en el Congreso de los Diputados, seguro que podr¨ªamos devolver la tarjeta sanitaria a las miles de personas que han sido deliberadamente excluidas del sistema sanitario p¨²blico y atender a todas aquellas que no pueden hacer frente al coste de sus tratamientos m¨¦dicos. Con estas medidas, necesarias pero insuficientes, podr¨ªamos empezar a pagar la enorme deuda social que este pa¨ªs ha contra¨ªdo con aquellos que se han quedado atr¨¢s durante los a?os de crisis econ¨®mica e irresponsabilidad pol¨ªtica.
El sentido com¨²n indica que hay cosas que no pueden esperar; como as¨ª reclaman las organizaciones sociales. En el Parlamento entra la gente corriente y tambi¨¦n la sociedad civil organizada con la que compartimos agenda de trabajo y una misma idea: la vulneraci¨®n del art¨ªculo 25 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos, cuando existen condiciones materiales en Espa?a para asegurar su cumplimiento efectivo, deber¨ªa resultar inaceptable para todas las fuerzas pol¨ªticas. As¨ª, consideramos que cualquier intento para buscar un consenso deber¨¢ empezar por reconstruir el pacto social en nuestro pa¨ªs. Legislar para recuperar unas condiciones de vida adecuadas es nuestra prioridad y precede al reparto de cualquier cargo o a la constituci¨®n del Gobierno. Sabemos que es posible, creemos que es necesario y estamos seguros de que es justo. La experiencia pol¨ªtica de estos a?os nos ha demostrado que s¨ª se puede.
Rafael Mayoral es diputado y secretario de Sociedad Civil de Podemos
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