Martirio, la dama de gafas oscuras
La irrepetible artista cumple 30 a?os sobre los escenarios
Su aspecto contra corriente de maruja insumisa marc¨® una ¨¦poca. Coloc¨® el folclore espa?ol en el centro de la cultura pop. Y ha sido una pionera en la fusi¨®n con el sonido iberoamericano
Que se sepa: Mar¨ªa Isabel Qui?ones (Huelva, 1954), alias Martirio, es una buena anfitriona. El periodista recuerda visitas a mansiones de superestrellas donde debi¨® implorar un simple vaso de agua. Pero Martirio ha preparado una delicada merienda: t¨¦, caf¨¦ y los mejores pasteles de Bel¨¦m que se pueden encontrar en Madrid. Como todos los cantantes que viajan mucho, Martirio se ha convertido en una verdadera gourmet, con especialidad en dulces.?
¡°Vivo sola, as¨ª que me permito caprichos¡±, explica. Su piso madrile?o funciona como una especie de Casa de Contrataci¨®n de las Indias: un punto esencial del tr¨¢fico de canciones entre dos continentes. Aqu¨ª recalan los mejores discos que se hacen en Espa?a y en Am¨¦rica Latina, que Martirio alienta y promociona en las dos direcciones. Por ejemplo, hoy explica que Feeling Marta, de la cubana Gema Corredera, est¨¢ entre lo mejor de 2015. ¡°Son los boleros filin de mi admirada Marta Vald¨¦s¡±.
Puede que Martirio est¨¦ haciendo m¨¢s por la hispanidad (musical) que muchas instituciones de nombres rimbombantes. Aqu¨ª prepara minuciosamente Cantes rodados, el programa quincenal que se escucha a trav¨¦s de gladyspalmera.com. ¡°Eso me conecta con mis padres: ellos trabajaban en el cuadro de actores de la radio. En los a?os cincuenta y sesenta, la gente no estaba esclavizada por las pantallas; si ten¨ªan inquietudes art¨ªsticas, se juntaban con otras personas y montaban lo que fuera, obras de teatro o zarzuelas. Por amor al arte, nunca mejor dicho¡±.
En los ochenta comenz¨® a actuar en Francia: ¡°Flipaban con mi imagen; sal¨ªa en portadas, como representante de una Espa?a sin complejos¡±
D¨¦jenme meter aqu¨ª la cu?a publicitaria: a ella no se le da bien la autopromoci¨®n. Universal ha publicado 30 a?os, un estuche panor¨¢mico de los que, ay, ya no se hacen: 30 canciones de diversas discogr¨¢ficas m¨¢s un espl¨¦ndido documental en DVD de Jos¨¦ S¨¢nchez-Montes, y que presentar¨¢ el 28 de enero en el Circo Price de Madrid, con invitados como Kiko Veneno, Javier Ruibal y Miguel Poveda. Se me ocurre que el estuche retrata perfectamente los 30 a?os de carrera de la Martirio artista, pero en la sombra queda Maribel Qui?ones.
Lo que sabemos de la joven Maribel sugiere el perfil de una mujer apasionada: ¡°Me cas¨¦ con 19 a?os y tuve a Ra¨²l [Rodr¨ªguez, hoy celebrado guitarrista]. Dej¨¦ la Universidad y me lanc¨¦ a trabajar de auxiliar de cl¨ªnica. Sent¨ªa un impulso creativo muy grande, hab¨ªa estudiado guitarra pero no ten¨ªa dedos ¨¢giles. Y termin¨¦ en Jarcha, un grupo esencialmente coral¡±.
Junto al repertorio andalucista, Jarcha tambi¨¦n reflejaba las ansias pol¨ªticas del posfranquismo, en canciones como Libertad sin ira. Para Maribel, fue un verdadero aprendizaje: ¡°Jarcha actuaba ante p¨²blicos grandes, pero todos trabaj¨¢bamos en el montaje, el circuito era muy primitivo. Aparte, aprend¨ª a musicar poemas, a actualizar canciones populares¡±.
Y entonces apareci¨® Kiko Veneno. En 1977 hab¨ªa publicado el primer disco de Veneno pero nadie lo entendi¨®. Padre de familia con necesidades urgentes, Kiko se retir¨® a Conil de la Frontera, donde llevaba un bar en la playa: ¡°No era un chiringuito cualquiera, all¨ª se hac¨ªa m¨²sica y yo me sent¨ª entusiasmada. Imag¨ªnate que est¨¢s de veraneo y descubres que quien te sirve la cervecita es algo as¨ª como el Bob Dylan andaluz. Kiko ten¨ªa nuevas canciones, las que salieron en Ser¨¦ mec¨¢nico por ti, y necesitaba una corista para su grupo¡±.
Maribel asegura que ha sido muy afortunada: siempre ha encontrado colaboradores para llevar adelante sus visiones. ¡°Yo intentaba convencer a Kiko de que ten¨ªamos un tesoro muy grande en la copla, que se pod¨ªa aproximar al rock. ?l estaba m¨¢s por el flamenco, pero termin¨® probando. Primero, hicimos Estoy mala, una adaptaci¨®n de Quintero, Le¨®n y Quiroga; luego, nos atrevimos con canciones totalmente nuevas. Yo estaba arrebatada, sent¨ªa una creatividad que sal¨ªa en canciones o en vestimentas o en lo que fuera necesario¡±.
¡°Aunque iba travestida de folcl¨®rica, el mensaje era muy real. ?Es que las ¡®maris¡¯ no tienen sentimientos?¡±
El personaje de Martirio era revolucionario: alguien que se situaba en la vida anodina de tantas amas de casa pero que manifestaba su insatisfacci¨®n, a un paso de la rebeli¨®n. ¡°Si lo cuentas as¨ª, parece que estaba premeditado, y all¨ª no hab¨ªa nada de marketing. Inicialmente, lo que hac¨ªa era jugar: salir en un grupo de rock pero con mantillas y peinetas alucinantes. Aunque iba travestida de folcl¨®rica, el mensaje era muy real. ?Es que las maris no tienen sentimientos? Resulta que s¨ª. En mis conciertos se jartan de re¨ªr y llorar. Luego me dicen: ¡®Lo que t¨² has cantado yo lo he vivido¡¯. Me callo pero pienso: ¡®Igual yo lo viv¨ª antes¡¯. He sufrido mucho por amor pero tambi¨¦n s¨¦ lo que es gozar¡±.
Tras tratar con compa?¨ªas que insist¨ªan en manipular sus ideas, Martirio encontr¨® al productor de sus sue?os: Mario Pacheco, que sac¨® su primer disco (1986) en su propio sello, Nuevos Medios, y que facilit¨® que luego saltara a una multinacional. ¡°Mario era un entusiasta. Me llevaba a Francia y all¨ª no entend¨ªan mis letras, pero flipaban con mi imagen; sal¨ªa en portadas, como representante de una Espa?a sin complejos. En realidad, yo era muy t¨ªmida, pero me pon¨ªa aquella ropa y, zas, como si me dieran superpoderes¡±.
Los a?os desfilan mientras damos cuenta de la merienda. Pasamos fugaz revista a sus trabajos en cine, teatro y televisi¨®n, acelerando hacia su siguiente salto mortal. ¡°Me encerr¨¦ con [el pianista] Chano Dom¨ªnguez en su garaje de El Puerto de Santa Mar¨ªa. Llevaba tiempo con un runr¨²n en la cabeza: la sospecha de que las mejores coplas eran el equivalente a los standards de Cole Porter, de Gershwin. Hicimos la prueba y las coplas empezaron a tomar formas esplendorosas. Muchas en jazz, algunas en blues, aquella en plan kabarett berlin¨¦s. Conservo recuerdos viv¨ªsimos de aquellos d¨ªas: hac¨ªa much¨ªsimo fr¨ªo, solo ten¨ªamos una estufa de butano, pero no pod¨ªamos dejarlo. Ah¨ª tambi¨¦n apareci¨® el productor providencial, Borja Casani, que nos sac¨® el disco-libro en El Europeo¡±.
Luego lleg¨® el (re)descubrimiento de Am¨¦rica. Como todos los que crecieron en la Espa?a anterior a los Beatles, Maribel hab¨ªa interiorizado tangos, boleros, rancheras, ¡°lo que sonaba en la radio, los discos que hab¨ªa en las casas. Otro asunto era demostrar que aquello se pod¨ªa personalizar. El genio de los flamencos fue demostrar que esas canciones sudamericanas, como se dec¨ªa entonces, eran adaptables por rumba o por buler¨ªas. Cuando empec¨¦ a viajar a Am¨¦rica, me traje cantidad de discos. Fui distinguiendo a los principales autores, vi que ten¨ªan un repertorio que era a¨²n mejor que el que conoc¨ªamos aqu¨ª. Y me decid¨ª a cantarlas pero en lento, sin forzarlas¡±.
Esos viajes fueron transformadores. ¡°All¨ª no puedes ir con aires de conquistador, vas a aprender. En cada pa¨ªs, yo hago al menos una canci¨®n suya. Y lo aceptan si ven que hay cari?o, respeto, profundidad, trabajo. Aparte, siempre he cantado para las mujeres¡, bueno, y para los hombres sensibles. En Am¨¦rica descubr¨ª una tradici¨®n de compositoras de primera l¨ªnea: Marta Vald¨¦s, Consuelo Vel¨¢zquez, Mar¨ªa Grever, Chabuca Granda. Por no hablar de las int¨¦rpretes: Soledad Bravo, Mercedes Sosa, mi querida Chavela Vargas. Para m¨ª, Am¨¦rica es hembra y canta con el coraz¨®n¡±.
Para los que tengan memoria corta conviene recordar que esto ocurr¨ªa a?os antes de que El Cigala publicara su L¨¢grimas negras. En este viaje a la semilla cubana fue fundamental conocer a Compay Segundo. Que no era exactamente el viejito bondadoso de leyenda: ¡°No, Compay ten¨ªa su punto de orgullo, de orgullo leg¨ªtimo. Era exigente y no toleraba tonter¨ªas. Fue emocionante que aceptara cantar conmigo y que luego me llevara como invitada a muchos lugares, incluyendo el Olympia de Par¨ªs. Como hombre, ten¨ªa peligro. Con 90 a?os, todav¨ªa se ofrec¨ªa a toda mujer que se le pon¨ªa por delante¡±.
Reflexiona Martirio que siempre ha conectado bien con los veteranos. ¡°Cuando comenc¨¦ con el repertorio americano, me llamaban los autores, me invitaban a visitarlos cuando pasaba por su pa¨ªs, se sent¨ªan agradecid¨ªsimos de que rescatara unas canciones que entonces no estaban de moda. F¨ªjate, les encantaban tanto los arreglos como mis trajes¡±. Martirio se siente totalmente responsable de su look: ¡°Ahora puedo recurrir a Elena Benarroch y a otras dise?adoras, pero me sigue encantando dibujar mis modelos, entrar en las tiendas a buscar telas, todo eso. En realidad, no he dejado de ser una curranta¡±.
E insiste en detallar las maravillas de los m¨²sicos, t¨¦cnicos, artesanos que la han acompa?ado en estos 30 a?os: ¡°Los equipos de trabajo se montan de dos maneras: poniendo dinero encima de la mesa o haciendo amistades. Yo estoy muy satisfecha de haber formado una familia extensa, donde todos nos entendemos. Viajamos juntos, comemos juntos, nos alojamos en los mismos hoteles. En la vida tienes que ir con amor, sin dar cuartel al rencor¡±.
Hay un favorito, es cierto. A Martirio le resplandece la cara cuando habla de su hijo Ra¨²l, Ra¨²l Rodr¨ªguez: ¡°Act¨²a conmigo desde 1994 pero de forma intermitente, ha mantenido sus propios proyectos, desde Caraoscura a Son de la Frontera. Est¨¢ haciendo unas investigaciones muy profundas sobre las m¨²sicas ib¨¦ricas y la relaci¨®n con el Caribe. De momento, ya ha metido el tres cubano entre los instrumentos flamencos. En marzo se va a Nueva York para hacer conciertos mano a mano con Jackson Browne. Aqu¨ª igual no se entera nadie, pero va a ser un m¨²sico muy importante¡±.
elpaissemanal@elpais.es
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