En el l¨ªmite
Europa debe dar un golpe de tim¨®n en la crisis de los refugiados
La crisis de los refugiados est¨¢ llegando a un punto cr¨ªtico que demanda un golpe de tim¨®n. La canciller alemana, Angela Merkel, se est¨¢ quedando aislada en su pol¨ªtica de acogida sin que se vislumbre una alternativa que permita afrontar el problema y evite una situaci¨®n de s¨¢lvese quien pueda de peligrosas consecuencias para la construcci¨®n europea. La canciller no solo est¨¢ siendo contestada de forma p¨²blica en su propio pa¨ªs ¡ªla carta de 38 diputados de su grupo pidiendo una rectificaci¨®n es un hecho relevante¡ª sino en el conjunto de la UE. Lo lamentable es que Merkel est¨¢ siendo cuestionada no porque su propuesta de gesti¨®n comunitaria de la crisis sea desacertada, sino precisamente porque no ha encontrado el apoyo necesario para aplicarla. Y quienes m¨¢s la culpan son quienes menos dispuestos se muestran a contribuir a la soluci¨®n.
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La situaci¨®n de bloqueo a la que se ha llegado puede tener consecuencias en el Tratado de Schengen. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ha advertido de que si en dos meses no se encuentra la manera de controlar las fronteras exteriores de la UE, la libre circulaci¨®n de personas que rige en 22 pa¨ªses saltar¨¢ por los aires. Y dos pesos pesados como Francia y Holanda se han sumado a las advertencias. El primer ministro franc¨¦s ha dicho en Davos que Europa no puede acoger a todos los refugiados que llegan porque desestabiliza a los pa¨ªses que los reciben, y su hom¨®nimo holand¨¦s ha avisado de que el propio proyecto europeo corre peligro si cae Schengen.
El problema es la perspectiva de continuidad de los flujos. Ni el crudo invierno ni los temporales marinos han disuadido a los migrantes, que siguen llegando y muriendo en el intento. Alemania recibi¨® en diciembre entre 2.000 y 5.000 refugiados diarios. Si la distribuci¨®n del mill¨®n y medio que lleg¨® en 2015 resulta imposible, la perspectiva de tener que ubicar a otros tantos en 2016 desestabiliza por completo la pol¨ªtica europea.
?Qu¨¦ hacer? Intervenir sobre las causas llevar¨¢ un tiempo que puede no ser corto, y mientras ser¨¢ dif¨ªcil contener a los millones de desplazados que ya se encuentran en Turqu¨ªa o L¨ªbano. Europa no puede, por otra parte, renunciar a su pol¨ªtica de acogida sin da?ar uno de los fundamentos de su identidad. La ¨²nica salida es la contraria de la que la inercia apunta: no menos, sino m¨¢s Europa. Si algo se ha visto en esta crisis es que la debilidad de Schengen no radica en que haya suprimido las fronteras interiores y eso se convierta en un problema, sino que esa medida no se ha completado con un sistema comunitario de control de las fronteras exteriores. Ahora es urgente. No para sellar cualquier acceso de refugiados, sino para ordenar y encauzar los flujos.
Aceptar la ruptura de Schengen como mal menor no conducir¨ªa a un escenario mejor. Los pa¨ªses de llegada no podr¨¢n contener ni gestionar la avalancha. Mirar para otro lado no resuelve nada. La soluci¨®n tiene que ver con controlar los flujos y repartir la carga entre todos los miembros de la Uni¨®n. Sin excepciones. Quienes se benefician de las ventajas del libre comercio y la libre circulaci¨®n deben asumir tambi¨¦n ciertos deberes.
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