Soy famoso y hago el payaso; as¨ª que, por favor, RT
Jennifer Lawrence es el gran ejemplo. Pero hasta el adusto Harrison Ford se presta a bufonadas con tal de ser viral y promocionar sus pel¨ªculas
Adem¨¢s de ser la mayor estrella de Hollywood, Jennifer Lawrence (Kentucky, 25 a?os) es el mayor fen¨®meno viral del mundo. Cuando no es porque se tropieza al recoger su Oscar (o al bajar a comprar el pan; ser¨¢ por veces que se ha ca¨ªdo esta chica), es porque alucina al conocer a Jack Nicholson, o porque cuenta que durante el rodaje de Los juegos del hambre se hac¨ªa pis encima para no quitarse el traje, o porque se fuma un porro con el Oscar reci¨¦n ganado encima de la mesa. Al final, J-Law pasa tanto tiempo en los titulares por ser una chica simp¨¢tica como por ser estrella de cine. Pero eso es precisamente en lo que se ha convertido el estrellato.
Hay una generaci¨®n de celebridades que van de espont¨¢neas haciendo photobombs (que es colarse en la foto de otros posando exageradamente: Benedict Cumberbatch lo hace tanto que ya tiene su propio t¨¦rmino, el cumberbomb). Es un s¨ªntoma del profundo cambio que est¨¢ experimentado la industria del entretenimiento. Antes de Internet, los actores de Hollywood no ten¨ªan ninguna necesidad de ser simp¨¢ticos. Kevin Costner, Michelle Pfeiffer o Richard Gere eran m¨¢s bien gente aburrida, pero a nadie le molestaba porque lo importante era que se luciesen en la pantalla, pudiendo descansar en la vida real.
Harrison Ford, reputad¨ªsimo muermo en toda entrevista que ha dado en los ¨²ltimos 40 a?os, recientemente se disfraz¨® de perrito caliente para promocionar El despertar de la fuerza
El primer paso de esta revoluci¨®n terrenal fueron los late shows en televisi¨®n, donde antes de la entrevista se pactaban qu¨¦ an¨¦cdotas calculadamente vergonzosas iban a contarse. Eso ya no es suficiente. Si Ryan Reynolds no es dicharachero, da igual que haga bien su trabajo: nadie va a hablar de ¨¦l. Ni siquiera le han rebautizado con un apodo (como J-Law) que ocupe menos caracteres en Twitter.
Para la vieja escuela, la transici¨®n a este star system de colegas est¨¢ resultando tan aparatosa como la que sufrieron algunos actores tras la llegada del cine sonoro en los a?os veinte. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, Harrison Ford: reputad¨ªsimo muermo en toda entrevista que ha dado en los ¨²ltimos 40 a?os, y recientemente promocionando El despertar de la fuerza como si fuera un reci¨¦n llegado, disfraz¨¢ndose de perrito caliente y dando sorpresas a fans por Skype con una excusa ben¨¦fica y un objetivo descaradamente viral. Ford, quien ha huido de los fans como si tuvieran lepra... C¨®mo ha cambiado.
Jennifer Lawrence, simp¨¢tica de nacimiento y zopenca por vocaci¨®n, es ahora mismo quien define lo alto que deben saltar las estrellas para que les hagan caso. Por el camino, la Red tambi¨¦n filtr¨® las fotos privadas de su m¨®vil, en las que demostraba que desnuda es a¨²n m¨¢s traviesa. Cuando el p¨²blico dice que lo quiere todo de ti, es dif¨ªcil saciarle.
Nota para el que no est¨¦ en este mundo: el 'RT' del titular significa 'retuitear', compartir lo que otra persona ha publicado en la red social Twitter.
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