Muere el cantante Black a los 53 a?os
Famoso por el tema 'Wonderful Life', falleci¨® por las heridas de un accidente de tr¨¢fico
Ser¨ªa reduccionista hablar solo de Colin Vearncombe como el autor de Wonderful Life, el tema que en 1987 daba t¨ªtulo a su primer ¨¢lbum y que obtuvo inmensa popularidad en medio planeta, incrementada en el caso espa?ol por su utilizaci¨®n publicitaria para unos grandes almacenes. El hombre que firmaba sus trabajos como Black era un elegante artista de soul blanco, un rubiales bien parecido y de voz sedosa que a finales de aquella d¨¦cada, y compitiendo en las listas de ¨¦xitos con el omnipresente Rick Astley, aspir¨® a erigirse en una especie de Bryan Ferry para el gran p¨²blico. Su reinado fue injustamente ef¨ªmero y su final, desdichado: el pasado martes, 26 de febrero, falleci¨® a los 53 a?os en el Hospital Universitario de Cork (Irlanda), tras dos semanas en coma al haber sufrido un grav¨ªsimo accidente de autom¨®vil.
Lo parad¨®jico de Wonderful Life (Vida maravillosa) es que Vearncombe la escribi¨® con intencionalidad ir¨®nica en un momento de sinsabores vitales y pas¨® pr¨¢cticamente inadvertida cuando vio la luz por vez primera, all¨¢ por 1985. De hecho ni siquiera fue el primer sencillo de aquel ¨¢lbum inaugural: la discogr¨¢fica A&M hab¨ªa probado antes suerte con Everything¡¯s coming up roses y Sweetest smile, otra balada de caracter¨ªstica producci¨®n sofisticada. Pero el car¨¢cter agridulce de Wonderful Life se erigi¨® en emblema. La propia oficina de representaci¨®n del artista anunci¨® su fallecimiento aludiendo al estribillo de aquella canci¨®n: ¡°No necesitamos re¨ªr o llorar, es una vida maravillosa¡±.
Black (Liverpool, 1962) ejerc¨ªa como cantante ya desde los 19 a?os, cuando public¨® sin mayor repercusi¨®n el tema Human features. Tras su himno de 1987, todo apuntaba a que el siguiente trabajo, Comedy (1988), le servir¨ªa de consagraci¨®n. La grabaci¨®n se le encomend¨® a Robin Millar (Fine Young Cannibals, Everything But The Girl), pero algo fall¨®: el tema de referencia, The Big One, parec¨ªa una adaptaci¨®n blanca y masculina de la nigeriana Sade, la artista se?era del productor. Otras piezas m¨¢s personales e inspiradas, desde Now you¡¯re gone a I can laugh about it now, cayeron en saco roto.
Vearncombe perdi¨® la fe en la industria musical y en su talento compositivo, pese a que su tercer ¨¢lbum, Black (1991), inclu¨ªa apariciones de ilustres compa?eros de escuder¨ªa, desde Sam Brown a Robert Palmer. El desencanto se trasluc¨ªa ya en 1993 desde el mismo t¨ªtulo de su disco Are we having fun yet? (?Nos estamos divirtiendo a¨²n?), pero Black no dej¨® de publicar ¨¢lbumes muy aceptables, ya sin grandes aspiraciones ni repercusi¨®n popular. Tampoco le hac¨ªa falta: alternaba su producci¨®n musical con las facetas de pintor y poeta y hab¨ªa fijado hace una d¨¦cada su residencia en el suroeste irland¨¦s. Viv¨ªa, en definici¨®n propia, en ¡°una comuna¡±: hab¨ªa adquirido una finca de cuatro hect¨¢reas que compart¨ªa con su exesposa, sus cuatro hijos (uno de ellos adoptado) y tres estudiantes extranjeros. ¡°En Irlanda se consiente la excentricidad¡±, se justificaba ante sus amigos brit¨¢nicos.
Retirado de la primera fila, Vearncombe nunca perdi¨® el pulso ni el buen gusto como autor rom¨¢ntico y sentimental. En 2015 hab¨ªa reaparecido con un trabajo, Blind faith, que merecidamente recibi¨® cr¨ªticas muy elogiosas, y cuyo t¨ªtulo (Fe ciega) alud¨ªa a su financiaci¨®n mediante micromecenazgo. Una de sus mejores canciones, por esas iron¨ªas a las que tan aficionado siempre fue el destino, se titulaba When it¡¯s over (Cuando haya terminado). El destino le jug¨® malas pasadas a Black, aunque tambi¨¦n circunstancias tan ins¨®litas como que Wonderful Life haya conocido dos versiones en catal¨¢n: Em vindras a buscar, a cargo del tr¨ªo de pop electr¨®nico Pastora, y Viure ¨¦s tan meravell¨®s, que el propio Black interpret¨® (airosamente) el pasado mes de noviembre en un marat¨®n ben¨¦fico de la TV3.
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