Mantenerse con vida ante la persecuci¨®n
La seguridad es una prioridad para los ciberactivistas africanos en un momento en el que los gobiernos intentan controlar Internet
Alagie Abdoulie Ceesay, el responsable de la ¨²ltima radio independiente activa en Gambia Radio Teranga FM, se enfrenta a una posible condena de hasta 15 a?os de prisi¨®n por pulsar el bot¨®n ¡°compartir¡± de Facebook. Las autoridades consideraron que la informaci¨®n que comparti¨® (no la cre¨®, s¨®lo la comparti¨® de otro usuario) pod¨ªa atentar contra el orden p¨²blico. BefeQadu Hailu ha pasado m¨¢s de 500 d¨ªas en c¨¢rceles et¨ªopes, por participar en un blog colectivo cuyos autores no se plegaban al control gubernamental de los medios. Algunos de los miembros de Yaga Burundi tuvieron que huir del pa¨ªs, cuando se acercaron las elecciones presidenciales y sintieron que la presi¨®n amenazaba su integridad. Los ejemplos de asedio a ciberactivistas se multiplican en el continente africano. Y, sin embargo, las iniciativas de cr¨ªtica y de contestaci¨®n a trav¨¦s de la redes se extienden por todo el territorio subsahariano, incluso en lugares en los que el poder se ejerce con pu?o de hierro.
¡°No son excepciones. A pesar de las denuncias, lamentablemente el control y las maniobras de vigilancia de las comunicaciones en ?frica se est¨¢ convirtiendo en la norma¡±, explica la responsable de la secci¨®n africana de la organizaci¨®n Internet Sans Fronti¨¨res, la camerunesa Julie Owono. ¡°El ataque a las poblaciones, las violaciones de los derechos humanos y sobre todo del los derechos a la libertad de expresi¨®n y de informaci¨®n han pasan del ¨¢mbito de lo f¨ªsico a lo virtual. Por eso cada vez m¨¢s hay campa?as que defienden que la libertad en internet tambi¨¦n es un derecho fundamental. Los estados y las empresas no pueden violar ese derecho¡±, se?ala el nigeriano Peter Nkanga, miembro del Committee to Protect Journalists (CPJ). Sin embargo, Owono tambi¨¦n constata el aumento de iniciativas de ciberactivismo en este contexto hostil. ¡°Todos estos esfuerzos de control son contraproductivos. En lugar de generar miedo, la gente se siente mucho m¨¢s motivada. Los ciberactivistas son como los adolescentes cuando les dices ¡®no hagas esto¡¯, ellos piensan: ¡®si no quieren que lo haga es que es interesante¡±.
Seguir con vida y continuar libre son las prioridades de los ciberactivistas en muchos pa¨ªses de ?frica. Pueden resultar exigencias b¨¢sicas, pero se han convertido en un objetivo en s¨ª mismo para muchos de ellos. Los arrestos de blogueros, las amenazas y la vigilancia constituyen una de las caras de la moneda. La otra son las campa?as de resistencia a la censura y al control, las denuncias y las actividades incansables para ejercer la libertad en la red.
El control de los gobiernos se extiende en diferentes capas. Organizaciones como la de Julie Owono se han hecho eco del uso de herramientas de vigilancia de las comunicaciones en una amplia lista de pa¨ªses. La activista afirma que han tenido informaci¨®n de compra de estos dispositivos por parte de las autoridades camerunesas, nigerianas, chadianas o togolesas, en algunos casos, a compa?¨ªas israel¨ªes. La dimensi¨®n m¨¢s sutil es la de programas esp¨ªas, como los de DPI (por su nombre en ingl¨¦s, Deep Packet Inspection, o inspecci¨®n profunda de paquetes) que controlan palabras clave en paquetes de informaci¨®n que circulan por internet para detectar aquellos que pueden incorporar contenidos sensibles. Pero tambi¨¦n se han detectado casos de colaboraci¨®n de hackers, como asesores para acceder a la informaci¨®n de los activistas. ¡°Hemos constatado que cada vez m¨¢s los estados presionan a los proveedores de acceso a internet para transferirles a ellos la vigilancia sobre los usuarios finales¡±, a?ade Nnenna Nwakanma, coordinadora regional para ?frica de la World Wide Web Foundation.
Otra de las capas de control resulta mucho m¨¢s evidente y se manifiesta como apagones generales de las redes. Ocurri¨®, por ejemplo, en Congo-Brazzaville a finales de 2015, en los d¨ªas previos al refer¨¦ndum con el que el presidente Daniel Sassou-Nguesso modific¨® la Constituci¨®n. Una oportuna ca¨ªda de las redes sociales y las aplicaciones de mensajer¨ªa instant¨¢nea por internet minimizaron el impacto de la campa?a de contestaci¨®n que intentaban desarrollar algunas organizaciones de la sociedad civil. Puntualmente, en momentos clave, ha ocurrido lo mismo en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, en Sud¨¢n o en Burundi. En algunos casos, estos fallos de los sistemas no se han podido atribuir a maniobras de las autoridades, pero son una de las amenazas sistem¨¢ticas.
"Apr¨¨s l¡¯¨¦lection, vs [#PN] ns avez promis que la paix, la s¨¦curit¨¦ et le dvlpmt vont envahir tout le #Burundi." https://t.co/fUZY7aomN0
— Yaga Burundi (@YBurundi) January 26, 2016
La ¨²ltima de estas capas de control es la m¨¢s f¨ªsica: las coacciones, las intimidaciones o las detenciones de los ciberactivistas. Owono denuncia que cada vez ¡°hay m¨¢s gobiernos o servicios de polic¨ªa que no dudan, durante el arresto de un bloguero o un activista, en pedirle las contrase?as para acceder a los discos duros o al correo electr¨®nico, por ejemplo¡±. Aisha Dabo, una ciberactivista senegambiana, se?ala que se trata de una pr¨¢ctica muy extendida en Gambia, por ejemplo. ¡°Cuando te detienen, te piden tus contrase?as, porque quieren acceder a tu e-mail, para saber con qui¨¦n te has comunicado o sobre qu¨¦ has hablado¡±.
La experiencia de las primaveras ¨¢rabes de 2011 ha sido el punto de ignici¨®n de esta paranoia cibern¨¦tica. ¡°Las revoluciones norteafricanas han alertado a algunos gobiernos de ?frica subsahariana. Esos gobiernos comenzaron a desconfiar de internet. Lo ve¨ªan como una herramienta de revoluci¨®n pol¨ªtica, un lugar donde proliferaban los activistas sin orden ni concierto¡±, explica la responsable de Internet Sans Fronti¨¨res.
¡°Ahora han encontrado una nueva justificaci¨®n: la lucha contra el terrorismo; aunque, como hemos visto, desgraciadamente la vigilancia no est¨¢ resultando una herramienta muy efectiva en este sentido¡±, contin¨²a la activista camerunesa. "Si realmente este control es necesario para la lucha contra el terrorismo, tiene que ser absolutamente transparente, que los ciudadanos vean que esos mecanismos son usados para esa finalidad y no para agredir y silenciar a aquellos que son cr¨ªticos con el poder", argumenta el nigeriano Peter Nkanga. Para este defensor de la libertad de expresi¨®n, la mayor parte de los gobiernos africanos no ofrecen estas garant¨ªas. ¡°Si los medios que dedican a controlar y silenciar a sus ciudadanos, se dedicasen a mejorar la gobernanza, a ?frica le ir¨ªa mucho mejor¡±, se lamenta Nnenna Nwakanma.
Seg¨²n la responsable africana de la World Wide Web Foundation, el motivo por el que los gobiernos ¡°ponen en marcha sistemas de control on line¡± es muy simple. ¡°La raz¨®n fundamental es el miedo a la participaci¨®n ciudadana¡±, se?ala Nwakanma. Para esta firme defensora de la libertad en internet de origen nigeriano, los gobiernos que controlan a sus ciudadanos en la red son los mismos que intentan hacerlo en ¨¢mbitos convencionales y lo hacen con el objetivo de ¡°reducir los espacios c¨ªvicos y de informaci¨®n y opini¨®n libres¡±. Gambia, RD Congo, Eritrea, Yibuti, Etiop¨ªa, Argelia o Zimbabue, son algunos de los que figurar¨ªan en la lista propuesta por Nwakanma. Y considera que el clima de vigilancia y el argumento de la lucha contra el terrorismo hacen que el ciberactivismo "viva los momentos m¨¢s tristes de la historia¡±.
En resumen, Julie Owono sentencia: ¡°Desgraciadamente, el estado de la vigilancia en Internet en ?frica es bastante preocupante, a pesar de que durante a?os algunas organizaciones e individuos hemos estado lanzando alertas, nos hemos dado cuenta de que, con el paso de los a?os, la situaci¨®n empeora¡±. En este sentido, Nkanga recuerda que a un ciudadano que ama su pa¨ªs y quiere expresarse sobre aquello que no le gusta de su Gobierno, "eso le puede costar la libertad y, en algunos caso, incluso la vida¡±.
A pesar de estos obst¨¢culos y de este aciago panorama, los ciberactivistas han seguido adelante con sus iniciativas. Julie Owono adopta un tono grave para hacer una reflexi¨®n sobre la importancia de este fen¨®meno: ¡°Los ciberactivistas africanos son conscientes de que la historia est¨¢ de su lado. Cuando se producen este tipo de crisis, tomemos el ejemplo tr¨¢gico de Burundi, ellos saben que la poblaci¨®n est¨¢ detr¨¢s de ellos, la sociedad civil en su conjunto est¨¢ detr¨¢s de ellos. A pesar de que lo que tienen enfrente son supuestamente mastodontes, porque tienen el aparato de seguridad a su servicio, estos activistas son cada vez m¨¢s numerosos y est¨¢n cada vez m¨¢s unidos¡±. Para esta activista camerunesa persiste una buena fe que se puede confundir con inocencia en las actividades de estos ciudadanos comprometidos debido a que ¡°en un primer momento, nadie piensa que un tuit pueda llevarte a prisi¨®n, porque eso nunca hab¨ªa ocurrido hasta ahora¡± y, por otro lado, porque ¡°simplemente ejercen su deber como ciudadanos¡±.
¡°Lo que hacen no deber¨ªa tener nada de excepcional, deber¨ªa ser el ejercicio normal de la ciudadan¨ªa¡±, se lamenta Owono. ¡°Hacen algo normal que se convierte en extraordinario por el contexto. Pero deber¨ªa ser normal que, en un pa¨ªs que se dice democr¨¢tico, con unos gobernantes que se dicen elegidos por el pueblo, el pueblo pueda expresarse, pueda quejarse de lo que no funciona, pueda exigir que se rindan cuentas. Por la fuerza de la realidad, se encuentran con que esas acciones se convierten en excepcionales y arriesgadas, porque plantan cara a interlocutores que act¨²an de mala fe, si atendemos a las reglas del juego democr¨¢tico¡±, dice esta activista. ¡°Como decimos en este entorno, cuando crees en algo de verdad, no morir¨¢s en vano¡±, a?ade Nnenna Nwakanma.
Frente a estos inconvenientes se levantan diferentes estrategias desde el apoyo de organizaciones internacionales, hasta las movilizaciones y las campa?as de apoyo, pasando por el uso de herramientas de seguridad en la red. En este ¨²ltimo sentido, los ciberactivistas africanos, cada vez m¨¢s, colonizan espacios de la red en los que el control de las autoridades es m¨¢s complejo, el conocido como deep internet, o utilizan programas que les ayudan a cifrar sus mensajes. Todo este software, que podr¨ªan considerarse casi de contravigilancia, tiene una paternidad colectiva, lo que hace que los activistas no s¨®lo sean usuarios, sino que tambi¨¦n son desarrolladores. La toma de protagonismo que supone el ciberactivismo llega incluso a la participaci¨®n en la construcci¨®n de estos programas. En la regi¨®n Subsahariana, hay comunidades muy activas de desarrollo ligadas al c¨®digo abierto, como la que anima, en Costa de Marfil, Florent Youzan, por ejemplo. ¡°Inventan soluciones que son propias de las problem¨¢ticas africanas¡±, comenta Julie Owono, ¡°aunque en este entorno, la cuesti¨®n de la paternidad, simplemente creo que no es pertinente, porque estas herramientas pertenecen a todo el mundo¡±.
Los miembros de Zone9 recibieron en 2015 el Premio internacional de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras y del Committee to Protect Journalists.
En relaci¨®n a las organizaciones internacionales, su papel se limita al acompa?amiento. ¡°Muchas organizaciones creen que la informaci¨®n y la comunicaci¨®n tienen que ser respetadas y luchan contra la violaci¨®n de esos derechos" explica Nkanga. El CPJ cree que es responsabilidad de los estados respetar estos derechos, pero tambi¨¦n de las grandes empresas de las telecomunicaciones. Esas organizaciones intentan mostrar a las empresas del sector tecnol¨®gico que no se pueden prestar a ayudar a los gobiernos a violar los derechos en internet¡±.
Para la activista camerunesa, el mecanismo fundamental de defensa para los ciberactivistas es la movilizaci¨®n en red. ¡°Lo ¨²nico que realmente puede salvar a un activista en riesgo es la mediatizaci¨®n. Nunca se sabe el impacto que un simple tuit puede llegar a tener, hasta qu¨¦ punto puede cambiar la vida de alguien¡±, recuerda Owono. El caso de los blogueros et¨ªopes del colectivo Zone9, sirve tristemente de ejemplo. Uno de los indicios para acusarlos de intentar preparar una rebeli¨®n era que estaban en posesi¨®n de programas de cifrado de mensajes, que utilizaban, precisamente, para sortear la censura y el control del Gobierno. Su liberaci¨®n despu¨¦s de m¨¢s de 500 d¨ªas en prisi¨®n se produjo gracias a la movilizaci¨®n internacional. ¡°Hablamos de pa¨ªses a los que les importa mucho su reputaci¨®n¡±, remarca Julie Owono, ¡°porque dependen de ayudas de pa¨ªses occidentales que les piden como contrapartida el respeto a los derechos humanos y a los principios democr¨¢ticos, en general¡±. ¡°La mala publicidad que les puede dar una movilizaci¨®n internacional por el arresto de un activista no les conviene¡±, sentencia la responsable para ?frica de Internet Sans Fronti¨¨res.
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