Los miedos de los padres
?Estamos excesivamente preocupados por la seguridad de nuestros hijos o los abusos son un peligro muy real y extendido?
Cuando uno se convierte en padre, los miedos suelen multiplicarse y la preocupaci¨®n por uno mismo se hace secundaria. La posibilidad del rapto o del acoso escolar nos atemoriza. El abuso sexual destaca tambi¨¦n en ese nebuloso horizonte de amenazas, quiz¨¢ porque las noticias nos lo recuerdan constantemente. El conocido pianista James Rhodes cuenta en sus memorias (Instrumental. Memorias de m¨²sica, medicina y locura, publicadas en Espa?a por Blackie Books) c¨®mo fue violado durante a?os, desde que ten¨ªa cinco, por un profesor. Su ?exesposa, pensando que podr¨ªa herir a su hijo, quiso, sin ¨¦xito, impedir su publicaci¨®n.
Es un terreno resbaladizo. A veces los abusos denunciados no existen, como en La caza, la pel¨ªcula de Thomas Vinterberg en la que un maestro es v¨ªctima de los miedos de nuestra sociedad. Hace poco, la Audiencia de Madrid absolvi¨® a M., profesor del Colegio Base denunciado por los padres de 14 ni?os de cinco a?os. Todo empez¨® cuando una madre vio que su hijo, al ba?arse, ¡°empez¨® a sacudirse el pene al tiempo que manifestaba ¡®mira c¨®mo nos toca la pilila M.¡±. Pronto el n¨²mero de presuntas v¨ªctimas ascendi¨® a 14. Quienes juzgaron el caso concluyeron que las inveros¨ªmiles declaraciones de los ni?os parec¨ªan producto de una ¡°inducci¨®n involuntaria¡± de los padres, que provocaron una ¡°posible falsa memoria¡±. La argumentaci¨®n absolutoria fue tan contundente que los padres renunciaron a recurrir al Tribunal Supremo.
Pregunto a Mar¨ªa Mu?oz, inspectora de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid: ?Estamos excesivamente preocupados por la seguridad de nuestros hijos, como parece indicar el caso de M., o, por el contrario, es un peligro muy real y extendido? ?C¨®mo acertar en casos as¨ª? ¡°Las denuncias por abuso sexual en los colegios son excepcionales, pero generan una gran alarma. No siempre resulta f¨¢cil acertar, pero lo que nunca debe hacerse es no hacer nada. Desde el primer momento se requiere una actuaci¨®n de los centros educativos discreta y eficaz. Discreta, porque semejante acusaci¨®n puede ser devastadora para el acusado incluso aunque acabe demostrando su inocencia. Y eficaz, porque la sola posibilidad de que un menor est¨¦ siendo v¨ªctima de abuso exige una intervenci¨®n decidida que garantice su protecci¨®n y llegue al fondo del asunto¡±.
Escribo al Centro de Intervenci¨®n en el Abuso Sexual Infantil (CIASI), de la Comunidad de Madrid, que ofrece al menor una atenci¨®n multidisciplinar de car¨¢cter psicol¨®gico, social y jur¨ªdico, coordinada con otros dispositivos de atenci¨®n sanitaria, policial y educativa. ?El miedo de los padres al abuso sexual de menores est¨¢ exacerbado por su dimensi¨®n medi¨¢tica, o es un peligro real? ?Hay estad¨ªsticas sobre la incidencia de esos abusos? Responden fuentes de la Direcci¨®n General de la Familia y el Menor: ¡°Actualmente hay una sensibilidad social elevada en relaci¨®n con el abuso sexual infantil, lo que conlleva una mayor observaci¨®n, detecci¨®n y, en su caso, denuncia por parte de los profesionales de diferentes ¨¢mbitos que trabajan con los menores: colegios, centros de salud, servicios sociales¡ Adem¨¢s, hay una conciencia mayor en la sociedad de que las situaciones de este tipo deben denunciarse. En 2014 fueron derivados al CIASI un total de 460 menores¡±.
Supongo que muchos padres viven como yo, intentando domesticar sus miedos sin caer en la temeridad, intentando decidir con acierto cu¨¢ndo tus hijos pueden ir solos por la calle, o discernir cu¨¢ndo un roce o una muestra de cari?o dejan de ser normales.
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