Mariam Nana: mucho m¨¢s que una empresaria singular
Por Laura Hurtado @laurtado, periodista en Oxfam Interm¨®n
Mariam Nana ante uno de los almacenes de su cooperativa. Imagen de Pablo Tosco.
Mariam Nana era una empresaria singular. No solo en Burkina Faso, su pa¨ªs de origen, sino tambi¨¦n en el mundo entero. Y por eso era una avanzadora. Su singularidad radicaba en que, adem¨¢s de los beneficios mercantiles de su negocio, siempre resaltaba todos aquellos que se produc¨ªan en t¨¦rminos de calidad de vida. Para sus empleadas y sus familias, para su comunidad, y para el pa¨ªs entero. Sin saberlo, y de forma totalmente espont¨¢nea, Mariam puso en pr¨¢ctica una de las tesis principales de la econom¨ªa feminista: identificar el ¨¦xito econ¨®mico no solo con el crecimiento o con lo material sino con el bienestar.
Todo empez¨® copiando una buena idea. Mariam descubri¨® que en la regi¨®n vecina un grupo de mujeres organizadas estaban vendiendo el arroz vaporizado que normalmente cocinaban en casa para el consumo familiar. Tras la vaporizaci¨®n, el cereal ganaba sabor y nutrientes por lo que la gente estaba dispuesta a pagar m¨¢s. Cuando regres¨® a casa, convenci¨® a sus vecinas para iniciarse en este negocio. Comenzaron siendo 10 mujeres trabajando desde casa. Diez a?os despu¨¦s ya son m¨¢s de 500 y han construido su propia f¨¢brica. El Gobierno las apoya y los bancos les dan cr¨¦ditos (algo que para muchas empresarias sigue siendo complicado).
¡°Pronto vi que esto ten¨ªa futuro porque ten¨ªamos ingresos y podr¨ªamos mejorar la sociedad¡±, siempre afirmaba orgullosa. Tener un salario hab¨ªa generado un mont¨®n de beneficios sociales. Para empezar, sus compa?eras hab¨ªan logrado que sus maridos las dejaran salir de casa para ¡°ganarse la vida¡±. Lo cual hab¨ªa implicado un mayor reparto de las tareas del hogar. Adem¨¢s, hab¨ªan encontrado un espacio de encuentro fuera de casa que les permit¨ªa compartir sus inquietudes y sus alegr¨ªas.
Adem¨¢s, ya no depend¨ªan econ¨®micamente de sus esposos y ten¨ªan m¨¢s margen de negociaci¨®n ante cualquier desencuentro. Muchas comenzaron a decidir por s¨ª mismas en qu¨¦ quer¨ªan destinar lo que ganaban. La propia Mariam decidi¨® formarse y crecer profesionalmente, as¨ª como invertir en la educaci¨®n de sus hijos e hijas. ¡°Todav¨ªa impera la idea de que las mujeres se tienen que quedar en casa y que las ni?as no tienen que ir a la escuela. Pero lo m¨¢s sorprendente es que las hay que ignoran que tienen derechos¡±, lamentaba aunque era consciente de que poco a poco estaban sembrando la semilla del cambio. ¡°Algunos hombres insisten ahora para que sus esposas trabajen en las plantas de vaporizaci¨®n¡±, explicaba.
Cuando le pregunt¨¦ por qu¨¦ no ampliaba su negocio -adem¨¢s de producir, empezaban a exportar-, me mir¨® sorprendida. ¡°Nosotras ahora ya estamos bien, no necesitamos crecer m¨¢s, prefiero que crezcan otros, que comercialicen y exporten otras personas de Burkina Faso. Solo as¨ª creceremos todos y todas. Y mi pa¨ªs podr¨¢ prosperar¡±.
Mariam falleci¨® hace pocos d¨ªas tras un accidente de tr¨¢fico. Pero estoy segura de que su legado durar¨¢ muchos a?os.
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