El poder sanador del arte
Las grandes obras como la Capilla Sixtina son terap¨¦uticas, seg¨²n los expertos
Hace 30 a?os, el profesor de Arquitectura Roger S. Ulrich public¨® un estudio en el que argumentaba que los pacientes que en el hospital ten¨ªan una habitaci¨®n con ventana necesitaban menos medicaci¨®n para el dolor y se recuperaban antes que los que carec¨ªan de ella.
En el despacho de Luis Madero, jefe de servicio de oncohematolog¨ªa del Hospital Infantil Ni?o Jes¨²s de Madrid, una luz como de El Greco hiende la ventana. El onc¨®logo lleva d¨¦cadas viendo a ni?os sanar y morir. ¡°El c¨¢ncer se cura con medicinas, aunque a veces no bastan. Sin embargo, si ese final llega con sosiego, al menos significa calidad de vida¡±, reflexiona. Tanto en el mejor desenlace como en el peor, el arte ayuda. La m¨²sica, por ejemplo, reduce el ritmo cardiaco, la presi¨®n arterial y la frecuencia respiratoria. ¡°Relaja, y disminuye el temor a un futuro incierto¡±, apunta Madero.
En las habitaciones de oncolog¨ªa del Ni?o Jes¨²s habita un sonido del que resulta imposible zafarse. Un quejido constante: ¡°?Zas, zas; zas, zas; zas, zas!¡±. Es la bomba. El aparato que filtra la medicaci¨®n a los chicos. Un recuerdo tan pegajoso de la enfermedad como el traqueteo de las camillas de los celadores. ¡°Por eso la musicoterapia es un ruido distinto¡±, sostiene Rosal¨ªa Lorenzo, una de las psic¨®logas del centro. Viste una camiseta gris en la que se lee: ¡°Te quiero¡±. Conoce el valor de las palabras y de no esconder la enfermedad. Ha dise?ado la web adolescentesyjovenesconcancer.com para que los chavales conozcan la verdad. ¡°Tienen que saber qu¨¦ es el c¨¢ncer y por qu¨¦ est¨¢n aqu¨ª¡±, explica. De repente suenan, como muchos fines de semana, unas panderetas en el hospital. ¡°Los ni?os improvisan con los instrumentos y reducen la percepci¨®n del dolor¡±, relata Lara Garc¨ªa, music¨®loga del centro.
A 9.301 kil¨®metros del hospital madrile?o, en la Universidad de Berkeley (California), el psic¨®logo Dacher Keltner ha descubierto el poder curativo de la Capilla Sixtina. ¡°Las grandes obras de arte estimulan niveles saludables de citoquinas [prote¨ªnas esenciales en el sistema inmunol¨®gico] y activan circuitos de recompensa en el cerebro que neutralizan el estr¨¦s¡±, detalla. Nadie hab¨ªa reparado en este fen¨®meno porque los ¡°investigadores se centraban en las emociones negativas¡±, describe Jennifer Stellar, investigadora de la Universidad de Toronto (Canad¨¢), quien contribuye tambi¨¦n al informe. ¡°La ansiedad, el miedo o la tristeza son malas para la salud. Pero el arte, m¨¢s que un lujo o una experiencia l¨²dica, es un camino para mantener la vitalidad f¨ªsica y mental¡±, aclara.
Tambi¨¦n en Estados Unidos, en Ohio, la Cl¨ªnica Cleveland es un cubo blanco repleto de arte contempor¨¢neo. Sus m¨¦dicos reconocen que entrar en un hospital cambia a las personas. ¡°Pueden sentir ansiedad, estr¨¦s, dolor. No es un lugar f¨¢cil¡±, desgrana Maria Jukic, responsable del Instituto de Arte y Medicina del centro. Por eso han buscado en la pl¨¢stica un momento ¡°de levedad¡±. Y lo han hallado. El 75% de quienes sufren c¨¢ncer de pecho admiten que ver las obras rebaja su estr¨¦s. Mientras hablo con Jukic, recuerdo los pasos de baile, en Nueva York, de David Leventhal, director del programa Dance for PD, que ofrece clases de baile a enfermos de p¨¢rkinson. ¡°En una era definida por la p¨¦rdida de las conexiones sociales y la inactividad f¨ªsica, la danza contribuye a reconectar con tu propio cuerpo y con el de los dem¨¢s¡±, explica por correo electr¨®nico Leventhal.
Es importante reivindicar el complejo valor de esas actividades sencillas, insist¨ªa la periodista especializada Karen Weintraub en un art¨ªculo en The Boston Globe. ¡°Interpretar m¨²sica, ver pintura, bailar puede ser el tratamiento m¨¢s efectivo para la demencia conocido hasta la fecha¡±. Vel¨¢zquez y Mozart estimulan ¨¢reas del cerebro no afectadas por el alzh¨¦imer. Picasso lo intuy¨®: ¡°El arte sacude del alma el polvo de la vida cotidiana¡±.
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