Los ¨²ltimos d¨ªas de Elizabeth y George
'?Podemos hablar de algo m¨¢s agradable?' muestra el despiadado sistema que depara nuestra sociedad a los mayores
Morir es f¨¢cil, lo dif¨ªcil es vivir, escribi¨® el Nobel chino Mo Yan. Las grandes frases son a menudo como las vallas publicitarias, llamativas y muy poco fieles a la realidad, porque la realidad es que a menudo morir, que no vivir, es lo dif¨ªcil. Cuando los padres de Roz Chast estaban a punto de cumplir 90 a?os, su hija se arm¨® de valor para preguntarles qu¨¦ decisiones hab¨ªan tomado para el futuro. ¡°?Podemos hablar de algo m¨¢s agradable?¡± fue la enfurru?ada respuesta de los ancianos.
C¨®mico y terrible
En ¡®?Podemos hablar de algo m¨¢s agradable?¡¯ (finalista del National Book Award), adem¨¢s de vi?etas y texto, Chast usa fotograf¨ªas que se unen a la historia. Son im¨¢genes caseras que encogen el est¨®mago del lector, hasta entonces protegido por la ficci¨®n y enfrentado repentinamente al poder emocional de los objetos, a la inexplicable desaparici¨®n de los seres queridos.
As¨ª comienza la conmovedora, ¨¢spera y divertida historia de los ¨²ltimos a?os de Elizabeth y George. Chast, historietista e ilustradora del New Yorker, narra la larga despedida de sus padres en una novela gr¨¢fica que es, al mismo tiempo, memoria, catarsis y honesta reflexi¨®n sobre la vejez. Y todo entreverado de una comicidad tan familiar que tengo la sospecha de que las tribus de Israel no fueron 12, sino 13, y esta ¨²ltima y desconocida tribu no es sino la del humor, a la que pertenecemos todos los que, sin ser jud¨ªos, hemos crecido en hogares donde el humor, a menudo absurdo, a veces socarr¨®n, otras negro, era el prisma para defenderse de la vida.
Hasta los 90 a?os, los padres de Roz Chast gozaron de una salud de hierro, vivieron solos en su piso de Brooklyn y defendieron con fiereza su autonom¨ªa. Solo entonces empez¨® su declive y aceptaron ingresar en una residencia. ?Podemos hablar de algo m¨¢s agradable? (Reservoir Books) es el relato de esos ¨²ltimos a?os, casi una d¨¦cada. Chast dibuja la historia de Elizabeth y George, hijos de inmigrantes rusos jud¨ªos de principios del siglo XX.
Describe lo que significa convertirse en madre de los padres sin dejar de ser su hija, sometida a sus malos humores y a sus decisiones obcecadas. Habla de la relaci¨®n de amor y rechazo hacia ellos y de la relaci¨®n simult¨¢nea de autocompasi¨®n y de odio consigo misma. Muestra el despiadado sistema que depara nuestra sociedad a los mayores. Habla de ese tiempo doloroso y complicado que precede al final. Y habla, sobre todo, de la familia, es decir: del amor, el resentimiento, la rabia, las inseguridades, la culpa, el amor de nuevo.
elpaissemanal@elpais.es
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