Dos amigos separados entre Cuba y Mosc¨² y un cuarteto de cuerda que suena a jazz
El saxofonista Rom¨¢n Fili¨² se reencontr¨® en Madrid con su amigo el violinista Reynaldo Maceo, de Santiago de Cuba, a quien no ve¨ªa hac¨ªa cuatro d¨¦cadas. Juntos, han creado una pieza que mezcla el sonido cl¨¢sico con los acordes del jazz cubano
Rom¨¢n Fili¨² (Santiago de Cuba, 52 a?os) ha recorrido medio mundo, actuado en multitud de escenarios y compartido tablas con muchos de los mayores artistas del jazz internacional. En la p¨¢gina web de la Escuela Superior de M¨²sica Musikene, en el Pa¨ªs Vasco, le definen as¨ª: ¡°Una de las figuras m¨¢s influyentes y respetadas en el mundo del jazz, trascendiendo fronteras con su extraordinario talento como saxofonista, compositor y educador. Su carrera, marcada por la excelencia y la innovaci¨®n, lo ha llevado desde los prestigiosos escenarios del Carnegie Hall y el Chicago Symphony Hall hasta las aulas de importantes instituciones educativas en todo el mundo¡±. Entre las figuras con las que ha colaborado est¨¢n Chucho Vald¨¦s, Iv¨¢n Mel¨®n, Omara Portuondo o David Virelles. Ha tocado en templos tot¨¦micos como Village Vanguard o The Jazz Gallery, en Nueva York, donde residi¨® varios a?os. En los ¨²ltimos meses, Fili¨² se ha volcado en un nuevo proyecto: adaptar varias partituras para ser interpretadas por un cuarteto de cuerda de m¨²sica cl¨¢sica junto con su saxof¨®n.
Reynaldo Maceo (Santiago de Cuba, 60 a?os) tambi¨¦n ha dado varias vueltas al mundo. Profesor en el Centro Integrado de M¨²sica Padre Antonio Soler, de El Escorial, en Madrid, habitual del Auditorio Nacional de Madrid, ha actuado en algunas de las m¨¢s prestigiosas salas de Espa?a y el extranjero, incluyendo el Museo ?Guggenheim de Bilbao. Adem¨¢s, con el Cuarteto Assai particip¨® en la grabaci¨®n de la banda sonora de la pel¨ªcula Carne tr¨¦mula, de Pedro Almod¨®var. ¡°Conozco a Maceo desde chiquitito, mis hermanos, que tocaban el viol¨ªn como ¨¦l, se mor¨ªan de placer cuando le ve¨ªan entrar por la puerta, porque en mi casa era un ¨ªdolo. Adem¨¢s, luego nos tra¨ªa discos cuando ven¨ªa de vacaciones en Rusia¡±, cuenta Fili¨² con una enorme sonrisa un d¨ªa de invierno a finales de 2024, en su casa del barrio de Chueca, junto al veterano violinista. En el ambiente flota alegr¨ªa compartida, sensaci¨®n de compa?erismo y un cari?o que mezcla la a?oranza por el pasado con la ilusi¨®n constituyente de un proyecto conjunto. ¡°Conoc¨ªa a la familia de Rom¨¢n pr¨¢cticamente desde que nac¨ª. El padre de Rom¨¢n era profesor m¨ªo y toda la familia menos Rom¨¢n se dedicaban a la m¨²sica cl¨¢sica. El padre era un maestro fant¨¢stico¡±, a?ade el violinista.
Reynaldo Maceo lleva en su apellido una parte importante de la historia de la isla. Su tatarabuelo fue el libertador Antonio Maceo, m¨¢s conocido como El Tit¨¢n de Bronce, uno de los h¨¦roes nacionales de referencia de la independencia cubana. Un peso geneal¨®gico que recuerda le marc¨® de peque?o por sus connotaciones patri¨®ticas. El violinista sonr¨ªe antes de contar su propia trayectoria: ¡°A m¨ª me encantaba la guitarra y la percusi¨®n, porque era lo que ve¨ªa en las calles de Santiago. Pero fui a hacer la prueba de guitarra y me dijeron que ten¨ªa que esperar a los 12 a?os y yo ten¨ªa 9 para 10. Entonces fue mi pap¨¢ el que me recomend¨® el viol¨ªn, me dijo: ¡®Si te gusta la guitarra, que es un instrumento de cuerda, m¨¦tete en viol¨ªn y luego cambias¡±. Y remata con una sonrisa todav¨ªa mayor: ¡°A los seis meses ten¨ªa ya un enganche tremendo con el viol¨ªn¡±. Uno de sus maestros ser¨ªa precisamente el padre de Fili¨², profesor de armon¨ªa y contrapunto en la escuela. ¡°Tuve mucha suerte de estudiar con ¨¦l. Me llamaba y me pon¨ªa sonatas de H?ndel y cosas de esas, practicaba mucho. A veces iba tambi¨¦n a su domicilio, ¨¦l con el piano y yo con el viol¨ªn, eran momentos entra?ables¡±, cuenta Reynaldo con nostalgia. Fili¨² se acostumbr¨® a ver al joven violinista por su casa: ¡°Recuerdo que pap¨¢ me dijo: ¡®Ese muchachito es un fen¨®meno¡±, cuenta, y los dos se r¨ªen.
Con 20 a?os, en 1985, a Maceo le dieron una beca para estudiar en el prestigioso Conservatorio Estatal Chai?kovski de Mosc¨², fundado en 1866. ¡°Estuve en Rusia ocho a?os: fui a hacer los estudios superiores de m¨²sica cl¨¢sica con una beca, cuando Cuba ten¨ªa muy buena relaci¨®n con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Toda la gente de piano y cuerda ¨ªbamos a Mosc¨², el m¨¦todo de ense?anza era fant¨¢stico, aprend¨ª much¨ªsimo, hab¨ªa un nivel de exigencia muy fuerte¡±. Y prosigue: ¡°Termin¨¦ los estudios a principios del a?o 1991, era un periodo de tiempo bien complicado, el muro de Berl¨ªn se acababa de caer y era toda esa historia de Boris Yeltsin. En Mosc¨² hab¨ªa una revuelta que no te puedes ni imaginar, con los tanques en las calles. Recuerdo que en el conservatorio, en las clases de Comunismo Cient¨ªfico, el profesor dej¨® un d¨ªa el libro y empez¨® a hacernos preguntas m¨¢s personales. Del tipo: ¡®?Qu¨¦ crees que est¨¢ pasando?¡¯. ¡®?Qu¨¦ crees que va a pasar en Cuba?¡¯. Fue ver en directo c¨®mo todo eso se ven¨ªa abajo¡±, apunta. En 1993, gracias a un m¨²sico de Murcia que conoci¨® en Mosc¨² Reynaldo Maceo, lleg¨® a Espa?a, donde reside desde entonces. Tard¨® 10 a?os en poder volver de nuevo a Cuba.
Con el desmoronamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y la ca¨ªda del tel¨®n de acero, Fili¨² perdi¨® la pista de Maceo. Entre ambos qued¨® un abismo y no hubo ning¨²n contacto. No fue hasta 2007, cuando todav¨ªa el saxofonista estaba viviendo en Nueva York, que se encontraron, durante una visita de Fili¨² a Madrid, de casualidad por la calle. Se fundieron en un abrazo, se pusieron al d¨ªa de las familias y conocidos. Fue un reencuentro ¡°emocionante¡±, se?alan, mientras reflejan un brillo especial en la mirada al recordarlo. En esos d¨ªas Fili¨² le escuch¨® tocar en el Auditorio Nacional y esto le inspir¨® a escribir una pieza para un cuarteto de cuerda de m¨²sica cl¨¢sica. Era una idea que ven¨ªa rumiando desde que era peque?o. ¡°Pens¨¦ que la manera que yo ten¨ªa de agradecerle la educaci¨®n musical que ¨¦l desinteresadamente nos hab¨ªa regalado a mi familia era escribir una pieza en la que yo tambi¨¦n participara, escribi¨¦ndola en un lenguaje cl¨¢sico pero con el componente de la improvisaci¨®n del jazz y en un lugar com¨²n: la m¨²sica cubana y especialmente la de Santiago¡±, apunta Fili¨².
Y prosigue entusiasmado: ¡°Entonces me dije: ?qu¨¦ hay en com¨²n entre nosotros?¡±. Responde de manera inmediata: ¡°El amor por la m¨²sica cl¨¢sica, pero m¨¢s importante a¨²n es que nosotros somos de Santiago de Cuba y ah¨ª est¨¢ la conga, la tumba francesa, est¨¢ todo el carnaval, la trova, el son¡, y yo ten¨ªa que escribir m¨²sica que viniera de ah¨ª, en un formato de c¨¢mara y con la aportaci¨®n del jazz y la improvisaci¨®n. Entonces escrib¨ª todo esto, que es jazz¨ªstico, con sabor cubano y tambi¨¦n con m¨²sica de c¨¢mara¡±. Una vez Rom¨¢n ha terminado de explicar el concepto sobre el que se construye el proyecto, Reynaldo Maceo a?ade, a modo de elogio, sobre el sonido del saxof¨®n junto a su cuarteto: ¡°Es un timbre que enseguida vuela¡±.
En este punto Rom¨¢n Fili¨² reivindica de nuevo la figura de su padre con relaci¨®n a la ense?anza de la m¨²sica cl¨¢sica en Santiago de Cuba: ¡°Ten¨ªa una dedicaci¨®n plena a la m¨²sica, es uno de los tipos m¨¢s dedicados que yo he visto. Llegabas a casa y estaba tocando una sinfon¨ªa. ?l se ense?¨® a s¨ª mismo en todo, era autodidacta, se dedic¨® mucho a la teor¨ªa. Por ejemplo, aprendi¨® ¨¦l solo ruso y se traduc¨ªa a mano los libros que le llegaban; m¨¢s tarde, ya con 70 a?os, aprendi¨® franc¨¦s y tambi¨¦n aprendi¨® bambara, porque fue a Mal¨ª a dar clases¡±. Reynaldo le mira atento y confirma con la cabeza. Fili¨² retoma la conversaci¨®n en la relaci¨®n entre los distintos g¨¦neros musicales, m¨¢s concretamente entre el jazz y la m¨²sica cl¨¢sica. Una relaci¨®n que no es f¨¢cil y que ata?e riesgos. ¡°Cuando t¨² vienes de un mundo que no es el de ellos ¡ªen referencia a los m¨²sicos de cl¨¢sica¡ª son un poco desconfiados, quieren saber si t¨² eres capaz de escribir para ellos. Porque escribir para esos instrumentos no es f¨¢cil¡±. Y prosigue: ¡°La m¨²sica de Ravel, Stravinski, Debussy, B¨¦la Bart¨®k muchas veces fue una inspiraci¨®n para hacer jazz. Bud Powell estudi¨® a Chopin. Hay retroalimentaci¨®n¡±.
La m¨²sica remite a la tensi¨®n sonora del Hollywood cl¨¢sico, los aires caribe?os del oriente cubano. Fili¨² la ha bautizado con el nombre de Suite Oriental, ha sido publicada recientemente con el sello Suona Records y est¨¢ firmada como Rom¨¢n Fili¨² feat. Assai Quartet. Las composiciones tambi¨¦n recuerdan a las grabaciones que hizo Charlie Parker con un cuarteto de cuerda entre 1947 y 1952. ¡°Es un sue?o hacer esto¡±, cuenta el compositor, euf¨®rico, a la vez que reconoce la inspiraci¨®n del ¨¢lbum Charlie Parker with Strings.
Al proyecto se ha unido otra violinista cubana de m¨²sica cl¨¢sica afincada desde hace d¨¦cadas en Madrid y de prestigio sobrado: Gladys Silot. Nacida en La Habana, conoci¨® a Rom¨¢n en 1991 en el Instituto Superior de Arte de la capital cubana. Como tantos otros, pertenece a la enorme di¨¢spora de m¨²sicos cubanos que se han instalado en Espa?a desde hace a?os y que se ha incrementado notablemente en los ¨²ltimos tiempos. Comenz¨® con siete a?os a estudiar viol¨ªn y dice sentirse c¨®moda con las composiciones que est¨¢n desarrollando: ¡°Somos cubanos antes que cualquier cosa, entonces es verdad que nuestra formaci¨®n siempre ha sido muy cl¨¢sica, pero nosotros desde ni?os tambi¨¦n hemos tenido el jazz y la m¨²sica popular cubana en nuestra casa. Siempre estuvimos todos mezclados, aunque mi formaci¨®n fue fundamentalmente cl¨¢sica¡±. Lo explica con elegancia, marcando cada palabra. La misma que despliega para referirse a un tema que domina muchas conversaciones entre m¨²sicos de la isla cuando hablan de su pa¨ªs y sus circunstancias. ¡°Los m¨²sicos en Cuba hemos tenido mucha suerte, la mayor¨ªa hemos podido salir como hemos querido, otra cosa ha sido volver¡±, cuenta con voz resignada. Aclara que se refiere a su generaci¨®n. Tiene muy claro que el discurrir de los tiempos no ha sido igual para todos.
D¨ªas despu¨¦s, en una conversaci¨®n en un restaurante cubano en el centro de Madrid con varios m¨²sicos cubanos instalados en la ciudad, uno de los m¨¢s veteranos se?ala: ¡°Lo peor de Cuba es la falta de libertades, tener cuidado con qu¨¦ dices y a qui¨¦n se lo dices, porque igual es hasta un familiar el que te echa para adelante, ese miedo fue siempre as¨ª, desde el principio¡±. La cr¨ªtica es generalizada en la mesa, a pesar de que tambi¨¦n se reconoce que la pr¨¢ctica masiva de la m¨²sica en la isla se extendi¨® a partir de la ca¨ªda del dictador Batista. ¡°Con la revoluci¨®n lo que empiezan son las escuelas y los conservatorios, porque siempre hubo buena formaci¨®n musical en Cuba, pero era privada. En las escuelitas te ense?aban a dominar el instrumento y por eso han salido tan grandes m¨²sicos¡±, cuenta uno de los comensales, que a?ade c¨®mo la radio fue un elemento de enorme importancia desde su llegada a Cuba en 1922 para la difusi¨®n social de la m¨²sica. En la sobremesa la conversaci¨®n vuelve a aterrizar en el trabajo que est¨¢n realizando Fili¨² y Maceo. En el c¨®nclave est¨¢ presente la music¨®grafa cubana Rosa Marquetti. ¡°Est¨¢n en una fase, en una experiencia, con tanta informaci¨®n sonora de muchas partes que era el momento perfecto para que hicieran algo as¨ª, con una tremenda madurez musical¡±, dice con admiraci¨®n sobre el proyecto que han realizado.
Maceo a?ade lo que para ¨¦l es el punto fundamental de esta uni¨®n: ¡°Una de las cosas buenas que tiene el proyecto es que despu¨¦s de tantos, tant¨ªsimos a?os, nos hemos unido por fin a tocar juntos¡±. Y Fili¨² remata con una afirmaci¨®n contundente y una sonrisa definitiva que le ilumina la cara: ¡°Yo desde peque?ito me aprend¨ª todos los conciertos de viol¨ªn de memoria, cog¨ªa las partituras de mi padre, de mis hermanos, de Maceo y me pon¨ªa a leerlas, a descifrar. Y ahora con Reynaldo y esta gente suena lo que yo quiero¡±.
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