Una peque?a edad de hielo pudo cambiar la historia de la Antig¨¹edad
En los siglos VI y VII, la temperatura baj¨® hasta 4?, afectando a civilizaciones en Europa y Asia
La plaga de Justiniano, la invasi¨®n de Europa por varios pueblos de las estepas, la ca¨ªda del segundo imperio persa, la entrada de los turcos en Anatolia, la uni¨®n de los tres reinos de China, el inicio de la expansi¨®n ¨¢rabe... Todos son eventos que tuvieron lugar entre el a?o 540 y el 660 de la Era Com¨²n. Ahora, un estudio de los ¨¢rboles muestra que durante ese siglo y poco se produjo una edad de hielo donde la temperatura baj¨® hasta 4? en verano y aquel fr¨ªo pudo ser el marco de tanta historia.
En los ¨²ltimos 2.000 a?os se han producido varias anomal¨ªas clim¨¢ticas. Por el lado del fr¨ªo, la m¨¢s significativa es la denominada Peque?a Edad de Hielo (PEH), que se inici¨® en el siglo XV y acab¨® a mediados del XIX. Antes, el clima fue especialmente c¨¢lido desde la ¨¦poca del Imperio Romano hasta la llegada del Renacimiento. Sin embargo, en esos 1.500 a?os de clima benigno, hubo un hiato que, aunque m¨¢s corto en extensi¨®n que la PEH,? experiment¨® temperaturas a¨²n m¨¢s bajas. Los que lo han descubierto lo han llamado LALIA, siglas en ingl¨¦s de Peque?a Edad de Hielo de la Antig¨¹edad Tard¨ªa.
"Fue el enfriamiento m¨¢s dr¨¢stico en el hemisferio norte en los ¨²ltimos dos milenios", dice en una nota el investigador del Instituto Federal Suizo de Investigaci¨®n, Ulf B¨¹ntgen, coautor de una investigaci¨®n sobre la temperatura en estos 20 siglos.?B¨¹ntgen es dendroclimat¨®logo y usa los patrones de crecimiento de los anillos de los ¨¢rboles para inferir la temperatura. En 2011 ya public¨® en la revista Science una investigaci¨®n del clima del pasado basada en lo que pudo leer en los ¨¢rboles de los Alpes austr¨ªacos. Ahora completa aquel trabajo con la informaci¨®n que le ha arrancado a 660 alerces siberianos (Larix sibirica), el ¨¢rbol m¨¢s abundante en el macizo de Alt¨¢i, en Asia central.
La estimaci¨®n de la temperatura se apoya en el estudio de los anillos de ¨¢rboles de los Alpes y el macizo Alt¨¢i
Entre ambas fuentes de datos hay unos 7.600 kil¨®metros pero tambi¨¦n una sincron¨ªa que enseguida llam¨® la atenci¨®n de B¨¹ntgen y sus colegas. Los L. sibirica solo crecen en verano y en su ritmo de crecimiento, los dendroclimat¨®logos pueden estimar la temperatura estival. Para validar sus estimaciones del pasado, los cient¨ªficos han usado la evoluci¨®n de los anillos en el presente, cuando ya hab¨ªa buenos registros de la temperatura.
Con los datos de Alt¨¢i y los anteriores de los Alpes, los cient¨ªficos han podido determinar la evoluci¨®n de las temperaturas del verano en estos 2.000 a?os dentro de un proyecto a¨²n mayor, que hace unos d¨ªas mostr¨® c¨®mo las ¨²ltimas d¨¦cadas han sido las m¨¢s calurosas desde tiempos de los romanos.
El actual trabajo, publicado en la revista Nature Geoscience, se detiene m¨¢s en el fr¨ªo que en el calor. En los ¨¢rboles de Alt¨¢i, los climat¨®logos encontraron que los veranos m¨¢s fr¨ªos fueron los de 172 y 1821, con temperaturas 4,6? inferiores a la media del final del siglo XX. Ambas fechas coinciden con erupciones volc¨¢nicas de gran intensidad.
Pero lo que enseguida llama la atenci¨®n del gr¨¢fico elaborado por los autores del estudio es el pronunciado y sostenido descenso de las temperaturas a partir de 536. As¨ª, la d¨¦cada entre 540 y 550 fue la m¨¢s fr¨ªa en Alt¨¢i y la segunda m¨¢s fr¨ªa en los Alpes. Adem¨¢s, desde esa fecha y hasta alrededor de 1660, se dieron 13 de las 20 d¨¦cadas m¨¢s fr¨ªas de todo el periodo estudiado.
El origen de LALIA no est¨¢ escrito en los ¨¢rboles, pero s¨ª en el hielo. Un estudio publicado en Nature el a?o pasado determin¨® las erupciones volc¨¢nicas de los ¨²ltimos 2.500 millones de a?os las erupciones volc¨¢nicas midiendo la ceniza volc¨¢nica atrapada en cilindros de hielo extra¨ªdos en los dos polos. Una de las m¨¢s intensas se produjo en 536. Le sigui¨® otra cuatro a?os mas tarde, en lo que hoy es El Salvador. Y a¨²n hubo una tercera, cuya ubicaci¨®n se desconoce, en 447. Las dos primeras crearon, seg¨²n los registros en el hielo, verdaderos inviernos volc¨¢nicos, con una capacidad de reflejar la radiaci¨®n solar a¨²n mayor que la de la erupci¨®n del Tambora en 1815.?
La sucesi¨®n de erupciones volc¨¢nicas, seg¨²n los autores, se vio reforzada con las corrientes oce¨¢nicas, la expansi¨®n del hielo y la coincidencia en el siglo VI de un m¨ªnimo solar. La consecuencia fue el descenso sostenido de las temperaturas. De hecho, esas d¨¦cadas registraron un gran retroceso de las tierras dedicadas a la agricultura y el pastoreo.
La erupci¨®n sucesiva de tres volcanes provoc¨® la peque?a edad de hielo
En la segunda parte del estudio, B¨¹ntgen se rodea de historiadores ling¨¹istas y naturalistas para relacionar LALIA con la historia de los humanos. Es muy sugerente comprobar como al poco de la primera erupci¨®n, estalla una de las mayores epidemias de peste, la plaga de Justiniano en lo que entonces era el Imperio Romano de Oriente. En Asia central, donde los pastos dependen de ligeras variaciones de temperatura, se sucedieron grandes movimientos de poblaciones turcas y rouran que desestabilizaron toda Eurasia. Al este, acabaron con la dinast¨ªa Wei e, indirectamente, ayudaron a la unificaci¨®n de China. En el oeste, llegaron hasta Constantinopla, empujando a los pueblos que se encontraban cada vez m¨¢s al oeste.
Durante LALIA tambi¨¦n entr¨® en declive el imperio persa de los sas¨¢nidas. En la pen¨ªnsula ar¨¢biga, las temperaturas m¨¢s suaves pudieron aumentar el r¨¦gimen de lluvias y, con ellas, la disponibilidad de pastos para alimentar los camellos sobre los que se expandieron los ¨¢rabes a partir de la H¨¦gira de Mahoma.
"Con tantas variables, debemos ser cautos con la causa ambiental y el efecto pol¨ªtico, pero fascina ver cu¨¢nto se alinea el cambio clim¨¢tico con las grandes convulsiones que se sucedieron a lo largo de diferentes regiones", comenta B¨¹ntgen. Tambi¨¦n deja claro que la historia no se puede escribir sin tener en cuenta fen¨®menos clim¨¢ticos como LALIA.
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