Silencios
Tribunales militares han dictado el sobreseimiento del caso de brutales torturas a prisioneros en Irak
Quiz¨¢ se deba al car¨¢cter espa?ol, sangu¨ªneo y poco dotado para la calma reflexiva, pero resulta pasmoso ver c¨®mo la opini¨®n p¨²blica se siente implicada en asuntos menores, pero rechaza involucrarse en lo verdaderamente esencial. As¨ª, es habitual que an¨¦cdotas chuscas, cr¨ªmenes zafios, transgresiones rid¨ªculas se transformen en debates nacionales. No es que resulte f¨¢cil manejar la agenda de los intereses medi¨¢ticos, sino que es una constante reducir la edad mental de la audiencia para saciarla, involucrarla y manejarla al antojo. No quiere esto decir que a las an¨¦cdotas no haya que dotarlas de categor¨ªa, a veces la tienen, y se cuenta mejor un pa¨ªs por sus estatuas en rotondas, sus encierros con cabestros y su teatro de t¨ªteres que por la obra de los grandes pensadores y artistas, siempre excepciones a la norma. Lo inc¨®modo es ver pasar la injusticia ante la puerta y comprobar que todo el mundo est¨¢ mirando para otro lado.
Se ha contado muy poco la transici¨®n espa?ola desde la reconversi¨®n del Ej¨¦rcito. La supresi¨®n del servicio militar tuvo que llegar dictada desde un Gobierno conservador, pero la presi¨®n social para hacerlo ten¨ªa que ver con la remodelaci¨®n del concepto de autoridad. Una nueva generaci¨®n no acababa de entender las razones para someterse durante un largo a?o al capricho de algunos mandos intermedios, que formaban o vejaban a la tropa al vaiv¨¦n de su ¨¢nimo y car¨¢cter. Era ese esc¨¢ndalo callado, del que no se hablaba en la prensa ni en las reuniones de la jefatura del Estado, el que se convirti¨® en un clamor. Desde entonces, y gracias a una manera de entender la carrera militar distinta y hasta entonces minoritaria dentro del propio Ej¨¦rcito, se produjo una reconversi¨®n, que ha reordenado la opini¨®n general, convencida de que merece la pena sostener misiones humanitarias, acciones de protecci¨®n, participaci¨®n en las decisiones de los socios estrat¨¦gicos y vigilancia inteligente de los peligros armados que nos acechan.
Por eso resulta tan triste que los tribunales militares hayan dictado el sobreseimiento del caso de brutales torturas a prisioneros en Irak, del que se tuvo conocimiento por el v¨ªdeo grabado por uno de los participantes. Las amenazas al testigo protegido, su silencio final, condenan el caso a un limbo congelado en la retina de quienes vieron ese v¨ªdeo y sintieron asco y desolaci¨®n, aumentada por la impunidad. Los culpables quedar¨¢n sin castigo y puede que consigan progresar en su carrera de servidores p¨²blicos, amparados en una intolerable interpretaci¨®n de conceptos como fidelidad o traici¨®n. Las instituciones democr¨¢ticas no se debilitan por someterse al rigor de la justicia, sino que se fortalecen.
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