Escena
¡°?Bistur¨ª, pinzas, anestesia!¡±, ordena Rajoy, pero su secretario se ha largado con el instrumental para venderlo en Marruecos
El agonizante yace en la mesa de operaciones. Ha perdido mucha sangre, cerca de cien mil millones de euros durante este a?o. Le rodean los facultativos. Rajoy, m¨¦dico jefe, se prepara para intervenir. ¡°?Bistur¨ª, pinzas, anestesia!¡±, ordena, pero la enfermera le dice que su secretario se ha largado con el instrumental para venderlo en Marruecos. El m¨¦dico adjunto, S¨¢nchez, da un empuj¨®n al jefe y se abalanza: ¡°Este enfermo necesita una intervenci¨®n de progreso y de progresa que yo ahora mismo me dispongo a ofrecer ante la ciencia¡¡±. Le interrumpe la enfermera: ¡°H¨¢galo, por favor, adelante¡±. S¨¢nchez retrocede espantado: ¡°Hacer es de derechas, hablar es de izquierdas. Yo hablo, pero no hago ni har¨¦ nada que ponga en duda mi progresismo¡±.
La enfermera grita con horror. El ayudante primero, Pablito, est¨¢ chup¨¢ndole la sangre al agonizante. ¡°Pero ?qu¨¦ hace? ?Lo est¨¢ matando!¡±. ¡°Todo lo contrario¡±, responde Pablito, ¡°la sangre es lo m¨¢s corrupto del capitalismo. Yo me la bebo a la salud de los homosexuales iran¨ªes¡±. La enfermera, fuera de s¨ª, se dirige al segundo ayudante, Rivera. ¡°?Haga usted algo, por favor, el enfermo se nos va!¡±.
El ayudante Rivera afirma que, aunque Rajoy es un in¨²til, S¨¢nchez un incompetente y Pablito un par¨¢sito, ¨¦l hablar¨¢ con todos porque lo cardinal es Espa?a. ¡°S¨ª, claro, se?or Rivera, pero le est¨¢ usted hablando al parag¨¹ero¡±, dice la enfermera. En ese momento entra el independentista de la casa. Se ha puesto una nariz roja para que no lo identifiquen. Va a la mesa de operaciones y cubre el cuerpo del agonizante con una bandera catalana. ¡°?Hala, ya te puedes morir!¡±.
El agonizante se da la vuelta y, a la manera de los antiguos estoicos, se cubre la cabeza con la bandera y muere.
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