Tenebrismo espa?ol

Qu¨¦ interesante, la migraci¨®n del claroscuro de la pintura a la fotograf¨ªa en busca de los mismos efectos dram¨¢ticos que produc¨ªa en aquella. As¨®mense a un cuadro del tenebrista Jos¨¦ de Ribera (El Espa?oleto) y caer¨¢n en la cuenta de lo que decimos. El claroscuro acojona, no ya por el contraste entre la luz y las sombras, sino porque tiene uno la impresi¨®n de que quien gana siempre es la materia oscura. En esta imagen, la materia oscura se sale de la foto y contamina la existencia real de cada uno de nosotros, que est¨¢bamos mojando el cruas¨¢n en el caf¨¦ con leche mientras pas¨¢bamos descuidadamente las p¨¢ginas del peri¨®dico un s¨¢bado de finales de enero. ?Co?o, un zurbar¨¢n! Salvando las distancias, claro, pero un zurbar¨¢n. Reparen, si no, en el aura m¨ªstica de Mariano Rajoy.

¨CLo estoy viendo ¨Cparece decir mientras acaricia una gran bola de cristal invisible.

No sabemos qu¨¦ ve. Sus acompa?antes, a juzgar por la expresi¨®n de sus rostros, tampoco. El caso es que se nos ha quedado el cruas¨¢n a medio camino. La foto tiene el m¨¦rito de simbolizar la situaci¨®n general de desconcierto. Los espa?oles y los espa?oletos nos levantamos cada d¨ªa con las primeras luces para comprobar que el ¨²nico objeto de esas luces es alumbrar las sombras que se ciernen sobre nuestro futuro. Frente a la disyuntiva de pasar de p¨¢gina o de abandonar el desayuno, abandonamos el desayuno fascinados por la intensidad de esa mirada visionaria. Qui¨¦n sabe si est¨¢ viendo un futuro en el que regresa a La Moncloa y nos hace polvo con otra reforma laboral, quiz¨¢ con una nueva ley mordaza.

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