Siempre hay alternativas
Europa cree que no tiene l¨ªmites, pero tropieza constantemente con ellos
El suceso m¨¢s hermoso de mi generaci¨®n, de nuestra vida, es y sigue siendo la ca¨ªda del Muro. Porque se trataba del final de la falta de libertad. De la justicia y de la soberan¨ªa. Porque eran acontecimientos maravillosos, impulsados por personas. Los pa¨ªses de Europa del Este se convirtieron simult¨¢neamente en miembros de una entidad mayor, la UE. Era como en un cuento, una liberaci¨®n incre¨ªble, que a¨²n seguimos sintiendo. Aunque la sintamos como una nostalgia fantasma, porque el mundo de hoy se ha vuelto m¨¢s peligroso y est¨¢ m¨¢s amenazado.
El sentido profundo de la transformaci¨®n de entonces no era el fin de la Historia, sino la capitulaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Era preciso contener a Rusia, un demonio domado que tambi¨¦n ten¨ªa que tomar el camino de la democracia. La sonrisa de Gorbachov alentaba la idea de una civilizaci¨®n y modernizaci¨®n de ese pa¨ªs. Parec¨ªa uno de los nuestros. Pero eso es agua pasada. Hoy Rusia, o mejor dicho, sus l¨ªderes, muestran su peor cara. Es la vuelta a la antigua pol¨ªtica de poder del siglo XIX con los medios del siglo XXI, una pol¨ªtica que no retrocede ni ante la violencia ni ante la guerra. Putin da miedo. Evidentemente, no puede evitarlo. Estamos sin duda en modo crisis. Hace pocos a?os se exhib¨ªa un filme cuyo t¨ªtulo en alem¨¢n ven¨ªa a decir: ¡°Se acabaron los a?os de vacas gordas¡±. Y es verdad. Los a?os felices, despreocupados, los a?os de armon¨ªa, parece que han pasado. ?Pero no eran tambi¨¦n un tiempo de bonanza, un tiempo de ilusi¨®n?
Hoy Rusia, o mejor dicho, sus l¨ªderes, muestran su peor cara
Europa cree que no tiene l¨ªmites, pero tropieza constantemente con ellos, tambi¨¦n los de su veracidad y credibilidad. Lo que hoy experimentamos como crisis europea es elemental, se trate del Brexit, de los refugiados o de c¨®mo est¨¢ constituida la UE. Los discursos de ¡°m¨¢s Europa¡±, ¡°Europa sin fronteras¡± o ¡°solidaridad¡± se muestran huecos y peligrosos. Es el mismo soniquete de siempre. Las poblaciones de Europa, sin embargo, se agitan y murmuran. Nada tiene de extra?o que precisamente en Alemania, que nunca ha dejado de luchar, y de luchar tanto, el pesimismo cultural se extienda imparable. Cuando Gerhard Schr?der accedi¨® a la canciller¨ªa de Alemania dijo una frase clarividente: ¡°No queremos hacerlo todo de forma distinta, pero s¨ª queremos hacer muchas cosas mejor¡±. La realidad es la medida, no la idea ni la visi¨®n. La pol¨ªtica tiene que ser pragm¨¢tica y a veces incluso desagradable, dura.
La UE experimenta hoy este choque de realidad. ?Volver¨¢n a encontrarse las ¨¦lites europeas? Aunque no quiero volver a fatigar con la manida frase de ¡°la crisis como oportunidad¡±, algo se revuelve en m¨ª como mujer, ciudadana alemana, europea y periodista ante la idea de sucumbir al alarmismo. Soy una optimista confesa. En realidad, soy una optimista sin ilusi¨®n. Sencillamente, no puedo imaginarme el fin de la UE. Antes bien, un nuevo inicio m¨¢s fr¨ªo. Un ¡°romance objetivo¡± ¡ªpor utilizar la expresi¨®n con la que Erich K?stner titul¨® uno de sus poemas¡ª entre sus miembros, no una historia de amor. Eso es demasiado grandilocuente.
Los discursos de ¡®m¨¢s Europa¡¯, ¡®Europa sin fronteras¡¯ o ¡®solidaridad¡¯ se muestran huecos y peligrosos
Nadie puede predecir c¨®mo van a desenvolverse los pr¨®ximos meses o a?os. Hay demasiados imponderables. Pero s¨ª deseo que las democracias europeas tengan mayor confianza en s¨ª mismas. Deben imponerse a estas cargas y peligros sin capitular. Son m¨¢s fuertes que los aut¨®cratas de este mundo. Pero tambi¨¦n tienen que encontrar respuestas a los temores de los ciudadanos, en vez de desde?arlos sin m¨¢s. As¨ª no van a encerrar de nuevo en la botella al genio del populismo.
Y deseo un nuevo inicio muy en especial a la sociedad rusa. Un avance que no signifique agresiones ni penalidades. Ya s¨¦ que en estos momentos esos deseos suenan absurdos, cuando ni siquiera sabemos si la guerra se va a desatar de nuevo en Oriente Pr¨®ximo. Muchos expertos en geoestrategia se conforman con ver en la simple extensi¨®n del tama?o de Rusia la raz¨®n de que este pa¨ªs no deje de ser autocr¨¢tico y no pueda modernizarse. Putin carece de alternativas. Nuestra corresponsal en Mosc¨², Julia Smirnova, dice que su patria es un ¡°pa¨ªs cansado¡±. Cansado, quiz¨¢; pero tambi¨¦n mucho m¨¢s. No hay m¨¢s que leer el conmovedor manifiesto de la activista de Pussy Riot Nadia Tolokonikova: Instrucciones para una revoluci¨®n. Es notable la obstinaci¨®n de esta mujer joven, encarcelada durante dos a?os y nacida en el a?o de la ca¨ªda del Muro, 1989. Su subjetividad radical. Tambi¨¦n el amor a su pa¨ªs. Siempre hay alternativas.
Andrea Seibel es subdirectora de Die Welt y ha dirigido durante 14 a?os su secci¨®n de Opini¨®n.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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