La serpiente

Un numeroso grupo de vecinos de Bautzen, peque?a ciudad sajona fronteriza con Polonia y la Rep¨²blica Checa, celebr¨® el incendio que se sospecha fue provocado de un antiguo hotel habilitado para acoger a refugiados extranjeros al tiempo que estorbaba las labores de extinci¨®n del fuego por parte de los bomberos y de la polic¨ªa. No lejos de all¨ª, en la localidad de Clausnitz, tambi¨¦n en la regi¨®n alemana de Sajonia, otro grupo de vecinos trat¨® de impedir la llegada a un albergue de un autob¨²s con 24 refugiados m¨¢s, entre los que hab¨ªa mujeres y ni?os, bloqueando la calle con coches e insultando y abucheando a los extranjeros. En total, dice la propia prensa alemana, cuya preocupaci¨®n va en aumento de d¨ªa en d¨ªa lo mismo que la de su Gobierno, 500 albergues para refugiados han sido atacados solamente en el a?o 2015 en Alemania y las cifras van en aumento.

?A qu¨¦ les suenan estas escenas? ?Acaso no les recuerdan a aqu¨¦llas que describ¨ªan los a?os previos a la ascensi¨®n del nazismo en los a?os treinta del siglo XX y el caldo de cultivo de xenofobia y violencia que la precedi¨® y que tan bien narraron autores como Alfred D?blin, Isherwwod o Bertold Brecht? ?No les recuerdan estas noticias a las que sirvieron al director de cine sueco Ingmar Bergman para escribir el guion de su pel¨ªcula El huevo de la serpiente sobre la eclosi¨®n del fascismo en Europa y el ambiente que la propici¨®? En su pel¨ªcula, Bergman, como D?blin o Isherwood hicieran en sus novelas o Brecht en sus obras teatrales, describe el paisaje previo a la llegada de Hitler al poder, un paisaje que coincide, salvadas las distancias temporales y de la coyuntura pol¨ªtica (hoy Alemania es un pa¨ªs integrado en Europa y no el aislado y lleno de odio hacia sus actuales socios tras su derrota en la I?Guerra Mundial), con el que describen las preocupantes noticias que cada poco nos llegan de all¨ª.

No hace mucho, en una cena en Berl¨ªn, hablando de los a?os de la guerra fr¨ªa, alguien cont¨® que a Dresde, la capital de Sajonia, los alemanes del antiguo Este la llamaban el valle de los inocentes por su ignorancia de lo que suced¨ªa en el mundo al no poder captar por su lejan¨ªa la se?al de la televisi¨®n del Oeste como en el resto de la RDA. Pues bien, esos inocentes criados en el paternalismo estatal del estalinismo y convertidos en furibundos nacionalistas tras su paso al temido capitalismo son los que ahora queman albergues de refugiados y alimentan el huevo de la serpiente cuya sombra se empieza a cerner de nuevo sobre Europa. Cuidado.