Embri¨®n de pacto

El programa anunciado ayer por PSOE y Ciudadanos es vago e insuficiente. Se repite demasiadas veces que los asuntos se estudiar¨¢n o aparece la idea de que tal o cual promesa ¡ªpor ejemplo, sobre impuestos¡ª se llevar¨¢ a cabo cuando se pueda, t¨¦rminos excesivamente imprecisos para un verdadero programa de gobierno. A¨²n as¨ª, representa un embri¨®n de proyecto: y por modesto que parezca, no todas las dem¨¢s fuerzas con posibilidades de gobernar han llegado hasta ah¨ª.

En el pacto sorprende la falta de ambici¨®n sobre Catalu?a, el problema m¨¢s importante que afronta Espa?a, salvo en lo que se refiere al rechazo de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Una propuesta m¨¢s clara hubiera sido particularmente conveniente por tratarse de un pacto entre una fuerza que apostaba hasta ahora por la tercera v¨ªa y por la redefinici¨®n del modelo territorial y otra que chocaba frontalmente con el nacionalismo. Es de temer que este acuerdo despierte confusi¨®n y reticencias en Catalu?a.

Resulta muy dudoso que la supuestamente ambiciosa reforma de la justicia se resuma en un recorte del Consejo del Poder Judicial; la cacareada supresi¨®n de las Diputaciones se convierte en una vaga referencia a consejos de alcaldes; y la derogaci¨®n de la reforma laboral o de la de la ley de seguridad ciudadana (ley mordaza) no suenan igual en boca del candidato a presidente, Pedro S¨¢nchez, que en la letra del documento firmado con Albert Rivera.

Muchos puntos necesitan explicaci¨®n, correcci¨®n y matices. Ahora bien: es un esfuerzo que deber¨ªa servir para desbloquear la situaci¨®n. Podemos ha hablado con mucha claridad para desmarcarse del mismo. El PP no ha sido tan expl¨ªcito, de momento, y eso le da la oportunidad de considerarlo un poco m¨¢s despacio antes de precipitar una respuesta que no solo mantenga el bloqueo, sino la certeza de que ni ahora ni m¨¢s tarde conseguir¨¢ apoyos externos si pretende erigirse en int¨¦rprete exclusivo del inter¨¦s general.

Armar un pacto para corregir el rumbo de Espa?a fue el mensaje de las urnas; con mayor o menor acierto, solo el PSOE y Ciudadanos lo est¨¢n intentando de verdad. Por s¨ª mismos suman una fuerza demasiado escasa como para formar Gobierno. Pero si los dem¨¢s bloquean cualquier soluci¨®n que no les guste, es muy probable que sea preciso volver a la casilla de salida, en forma de repetici¨®n de unas elecciones en las que nadie tiene garant¨ªas de alterar sustancialmente la relaci¨®n de fuerzas.

Un problema para que el pacto progrese en otras direcciones reside en que S¨¢nchez es prisionero de sus promesas previas. Ante el comit¨¦ federal del PSOE se comprometi¨® a consultar a las bases respecto a los acuerdos a los que pudiera llegar, y ahora la direcci¨®n socialista plantea una pregunta tan vaga a la militancia que sugiere m¨¢s un plebiscito interno sobre la persona del l¨ªder y candidato que una verdadera consulta. A su vez, Rivera exagera el valor del pacto como la enso?aci¨®n de una nueva Transici¨®n ¡°para otros 40 a?os¡±.

Los nuevos pol¨ªticos necesitan madurar, pero el proceso no puede mantenerse estancado. Al contrario: hace falta mucha voluntad pol¨ªtica para desbloquearlo. Y tanto Pedro S¨¢nchez como Albert Rivera han demostrado tenerla.