Comercio justo: mis 20 a?os de amor y desamor
Por Carlos Ballesteros
La coordinadora de Comercio Justo de Espa?a est¨¢ de aniversario. Son ya 30 a?os los que lleva este tipo de relaci¨®n comercial instalado en nuestro pa¨ªs. ?30 a?os! No pretendo en este post hacer una semblanza de lo que estas tres d¨¦cadas han sido, pues ya lo hacen muy bien ellos en este link. Tampoco pretendo se?alar aqu¨ª los retos de futuro del movimiento (ya lo hice en alguna ocasi¨®n, hace un par de a?os, en el Anuario) y ya lo han hecho Mercedes Garc¨ªa de Vinuesa o Marco Coscione en este mismo blog hace unos meses.
Pero si quer¨ªa de alguna manera, m¨¢s personal, acercarme a esta celebraci¨®n, que es tambi¨¦n un poco m¨ªa. As¨ª que he pensado (no sin que mi ego crezca un poco) compartir aqu¨ª cu¨¢ndo nos conocimos, d¨®nde surgi¨® el flechazo, c¨®mo nos hicimos novios, qu¨¦ crisis hemos vivido en la relaci¨®n y c¨®mo despu¨¦s de, en mi caso 20 a?os, sigo enamorado de ¨¦l.
Corr¨ªa el a?o 1996 y yo era un jovenc¨ªsimo profesor en la Universidad, a vueltas con mi tesis doctoral (nada que ver con el Comercio justo, sino todo lo contrario) que trampeaba y conviv¨ªa como pod¨ªa con la contradicci¨®n de ser profesor de m¨¢rketing por las ma?anas y, en aquellas ¨¦pocas, voluntario de un movimiento juvenil e infantil con fuerte compromiso en la construcci¨®n de un mundo m¨¢s solidario, justo y limpio.
Y entonces uno de mis maestros me propuso ir a Lyon, a un congreso en el que soci¨®logos, economistas, fil¨®sofos, te¨®logos¡..hablar¨ªan de c¨®mo mejorar el mundo desde sus especialidades. Acept¨¦ sin saber muy bien qu¨¦ contar all¨ª: ?Puede el m¨¢rketing mejorar el mundo? As¨ª a primera vista parece un dif¨ªcil empe?o y poco a poco, seg¨²n se acercaba la fecha del viaje, mi angustia crec¨ªa y crec¨ªa al no saber muy bien qu¨¦ presentar en mi primera excursi¨®n (acad¨¦mica) fuera de nuestras fronteras. En 1996, por cierto, San Google no era conocido. Y de repente apareci¨® en mi vida, deslumbrante, joven, seductor¡.?era lo que tanto tiempo llevaba esperando! (y de paso me resolv¨ªa la papeleta). Le invit¨¦ a venir conmigo a Lyon, en mi presentaci¨®n. Ethics and consumers: towards a responsible consumer se llam¨® y trataba de c¨®mo el Comercio Justo era una manera de convertir lo mercantil en ¨¦tico.
Volvimos juntos de Francia y ya no nos separamos hasta hoy. En nuestra relaci¨®n ha habido de todo. Al principio, como en todos los noviazgos, hubo una fren¨¦tica y enamorada actividad: El restaurante de Comercio y Bebercio Justo Subiendo al Sur, las primeras celebraciones del D¨ªa del Comercio Justo en Madrid; activismo en el grupo de Comercio Justo de Madrid o en la Coordinadora ¨Cfui Secretario de ella cuando el cambio de nombre y estatutos que supuso la transformaci¨®n de Coordinadora de Organizaciones de CJ en Coordinadora estatal de CJ. Tambi¨¦n fueron momentos de contarle a todo el que quisiera saberlo (y a los que no) que est¨¢bamos juntos: incontables articulillos de peri¨®dicos, charlas, talleres, intervenciones en radio¡.Y, cuando el tiempo nos daba un respiro, algo de reflexi¨®n: alg¨²n art¨ªculo m¨¢s acad¨¦mico, alg¨²n debate profundo, y de formaci¨®n: los primeros encuentros en C¨®rdoba organizados por Ideas, alguna clase de Master en alguna Universidad, de vez en cuando alguna ponencia en un congreso.
Unos a?os m¨¢s tarde llegaron las infidelidades. ?l se qued¨® prendado de uno que ten¨ªa m¨¢s dinero y prestigio, que le prometi¨® el oro y el moro: Yo me fui con una algo m¨¢s joven y quiz¨¢s casquivana. Fueron a?os de mucho debate sobre la venta en hipermercados, sobre el sello FLO, sobre la pureza de qu¨¦ es el Comercio Justo, marcando las diferencias con otros comercios y econom¨ªas ¨¦ticas, solidarias. Muchas discusiones, muchos sinsabores, muchos enfados. Fueron a?os complicados. No solo para nuestra relaci¨®n, obviamente. Unos nos aline¨¢bamos con una visi¨®n rom¨¢ntica, ideologizada, quiz¨¢s ut¨®pica que no llevaba como bandera las ventas sino las ideas; otros con la pr¨¢ctica de tener que vender todos los d¨ªas y dar respuesta a unos proveedores con los que hab¨ªa compromisos, el principal; el de sacarles de la pobreza vendiendo sus productos.
Nos tiramos los platos a la cabeza, nos hicimos da?o. Y, entre otras, tambi¨¦n salio el tema sobre si el tama?o importaba o no: Yo apostaba en alg¨²n sentido por tama?os peque?os pero combativos. Otros pensaban que cuanto m¨¢s grande mejor. Algunos compa?eros, algunas entidades se quedaron por el camino. Otras se reconvirtieron. A¨²n otras siguen hoy luchando d¨ªa a d¨ªa por subsistir. Tambi¨¦n ha habido reconciliaciones y reencuentros. Y p¨¦rdidas dolorosas. Pero gracias a Dios hoy seguimos vi¨¦ndonos, queri¨¦ndonos y a menudo recordando aquellos tiempos con la nostalgia del guerrero que hoy da la batalla de manera m¨¢s sosegada (por ejemplo desde las p¨¢ginas de este blog).
Visto lo visto y dado que, como dec¨ªa m¨¢s arriba, hab¨ªa aparecido otra m¨¢s joven, m¨¢s impulsiva y fogosa, algo m¨¢s libre y quiz¨¢s menos encorsetada que adem¨¢s me hab¨ªa gui?ado el ojo, me fui con ella. La econom¨ªa solidaria en forma de REAS me abri¨® sus brazos y nunca mejor dicho sus redes, y me abandon¨¦ a ellas. Hubo un tiempo en el que incluso vislumbr¨¦ un tr¨ªo, pues al haber catado de los dos sitios, ve¨ªa claramente sus complementariedades. Pero tuvieron que pasar a?os, yo ya no estaba al menos activamente con ninguno de los dos, para que ese emparejamiento se produjera. En aquellas ¨¦pocas se ve¨ªan con algo de recelo. Unos eran los puretas del Norte-Sur, las artesan¨ªas de colorines, el caf¨¦, el cacao y el t¨¦; otros eran los hippies (hoy dir¨ªamos perroflautas) de las cooperativas no lucrativas. Mi relaci¨®n aqu¨ª fue intensa pero algo m¨¢s corta. Ayud¨¦ a crear instrumentos de auditoria social, estuve en los pre¨¢mbulos de lo que hoy conocemos como mercado social.
Y por si fu¨¦ramos pocos, hace pocos a?os apareci¨® con fuerza la siguiente en la discordia: La Banca ¨¦tica, que ven¨ªa con su empuje y su cartera a decirnos que si el problema era el dinero, all¨ª estaba ella para apoyar. Y el problema era el dinero: Los que ya beb¨ªamos caf¨¦, com¨ªamos chocolate, nos vest¨ªamos con chompas andinas y regal¨¢bamos m¨¢scaras africanas en los cumplea?os quer¨ªamos tambi¨¦n poner nuestro dinero a buen recaudo en una organizaci¨®n que nos garantizara que tambi¨¦n nuestros ahorros podr¨ªan ser transformadores; los que produc¨ªan, transportaban, importaban, vend¨ªan¡quer¨ªan que sus necesidades financieras no engordaran el bolsillo de los de siempre, y quer¨ªan unos pr¨¦stamos con intereses justos, un banco que hablara su mismo idioma. Y yo que, aunque casi nadie lo supiera, hab¨ªa tonteado desde 1999 con eso del ahorro transformador, vi que era el momento de hacer p¨²blica mi querencia por el dinero. Y me march¨¦ con ella, con FIARE, aunque no dejo a veces de hacerle ojitos al glamour y saber estar de TriodosBank. Creo, eso s¨ª, que las dos saben que estoy con la otra y lo toleran.
Hoy es el d¨ªa, 20 a?os despu¨¦s, que puedo felizmente ver que todos podemos convivir. Que el Comercio Justo sigue pujante, vivo, ilusionado. Con la madurez de los a?os ha ganado. Que la Banca ¨¦tica ha llegado para quedarse despu¨¦s de muchos intentos y que a¨²n cuando est¨¦ en su adolescencia, la estamos ayudando a crecer y encontrar su sitio. Que la econom¨ªa solidaria est¨¢ hoy feliz, rejuvenecida, abierta a nuevas ideas y experiencias. Y que yo sigo apasionadamente enamorado de todas ellas.
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