Sara Carbonero: la ¨²ltima v¨ªctima del machismo de Bert¨ªn Osborne

¡°?Y Sara cocina bien?¡±. La segunda vez que la alargada sombra de Sara Carbonero se materializ¨® en el ¨²ltimo En la tuya o en la m¨ªa fue para que Bert¨ªn Osborne se interesara sobre sus dotes culinarias. La primera hab¨ªa sido para preguntarle a Iker Casillas que qu¨¦ tal llevaba ella el traslado a Portugal. Un segundo plano que parece inofensivo pero que, en realidad, no lo es tanto. Algo a lo que, desgraciadamente, nos hemos acostumbrado cuando hablamos del programa estrella de TVE. S¨ª, una mujer apareciendo ante los espectadores para rescatar a dos hombres de su -?c¨®mico?- l¨ªo en la cocina. En prime time, en una cadena p¨²blica y con un share m¨¢s que considerable. Ser¨¢ hilar muy fino, ser¨¢ la deformaci¨®n del analista voyeur, ser¨¢ lo que ser¨¢, pero el mensaje es claro y preocupante. Algo no estamos haciendo bien.

Somos poco conscientes de que el peligro acecha desde cualquier rinc¨®n. Tomar estas situaciones como habituales, como algo com¨²n, como una mera an¨¦cdota, no hace m¨¢s que evidenciar la posici¨®n a la que hemos relegado a las mujeres desde hace tanto tiempo que ni nos acordamos. ?Exagerados? Analicemos la situaci¨®n. Pocos de los espectadores que anoche se sentaron delante del televisi¨®n en La 1 no estuvieron pendientes de la llegada de Sara Carbonero al programa. Nada extra?o si tenemos en cuenta que es una figura medi¨¢tica y que la propia cadena la hab¨ªa utilizado como gancho para la audiencia. El invitado era Iker Casillas, s¨ª, pero en el espacio de Bert¨ªn siempre hay hueco para la familia.

La periodista se hizo esperar. Concretamente, hasta que los dos caballeros se trasladaron a la cocina y comenzaron el tradicional teatro de 'no s¨¦ cocinar', 'yo tampoco', 'pues vas a ver t¨² la que liamos'. Ya se sabe, los hombres y los fogones, esas dos realidades que en el mundo de Bert¨ªn Osborne no se tocan. Entonces, mientras los pobres trataban de hacernos creer que no sab¨ªan ni fre¨ªr un huevo, ni pelar una patata, lleg¨® Sara. Con cara de pocos amigos, mir¨® la situaci¨®n e hizo un breve comentario sobre la sencillez de la receta. ¡°T¨² que eres la que sabe, ?c¨®mo ves a esas patatas?¡±, le espet¨® el presentador. ?Perd¨®n? ?T¨² que eres la que sabe? ?Qu¨¦ quiere decir? ?Que, como mujer, es la que controla el asunto? Parraque m¨¢ximo. Pero esto no acab¨® aqu¨ª.

Visiblemente inc¨®moda, la periodista trat¨® de sortear las preguntas m¨¢s personales del presentador, habl¨® de su embarazo, de las ganas de comer jam¨®n y procedi¨® a retirarse para irse a comer con su hijo -ellos se quedan, ella se va a cuidar al ni?o-. Entonces, Bert¨ªn mira a Iker y le pregunta: ¡°?T¨² crees que ella va a volver a hacer su profesi¨®n?". ?Perd¨®n? ?Hemos escuchado bien? S¨ª, en pleno 2016, en una cadena p¨²blica, en horario de m¨¢xima audiencia, un presentador acaba de preguntar si una mujer va a volver a desempe?ar su profesi¨®n despu¨¦s del embarazo. Y nosotros, aqu¨ª, tan tranquilos, sentados en el sof¨¢, escuchando bonitas versiones de grandes ¨¦xitos musicales en estilo folk. ?No ven la sonora bofetada que nos ha vuelto a dar la realidad?

No es que las mujeres cobren menos que los hombres. No es que las mujeres se enfrenten a obst¨¢culos constantes en sus carreras profesionales. No es que, en Espa?a, sea una utop¨ªa poder compaginar trabajo y familia. No es que todo eso sea real, sino que, adem¨¢s, ahora tambi¨¦n tenemos que preguntarnos si las mujeres van a volver a trabajar despu¨¦s de tener hijos. ?Acaso no es ya sangrante que ella haya tenido que dejar su puesto de trabajo para seguirle a ¨¦l a un nuevo destino laboral? ?Acaso no hay preguntas de las que uno mismo ya deber¨ªa conocer la respuesta? Y s¨ª, todo ese en este inofensivo programa, donde nadie levanta la voz, donde todo es correcci¨®n, donde las entrevistas son pausadas y la campechan¨ªa un valor en alza. Piensen lo que quieran, pero a m¨ª, estas aguas mansas me producen gran temor.

Y ahora, critiquen. Digan que estamos sacando las cosas de quicio, que vemos conspiraciones donde no las hay, que todo forma parte del gracejo de Bert¨ªn. Esc¨²dense donde quieran, que incluso para eso, cada uno es libre. Pero atiendan al mensaje. Todo eso lo tenemos interiorizado. ?No les aterroriza?