Francisco Rivera, el renacido
El jueves se vuelve a vestir de luces tras estar al borde de la muerte el pasado verano. En las ¨²ltimas semanas ha protagonizado un torbellino medi¨¢tico por una foto toreando con su hija
La sonrisa de Francisco Rivera (Sevilla, 1974) aparece en la conversaci¨®n instintivamente como un exorcismo o un contrapeso a las adversidades. Ninguna tan dram¨¢tica como la cornada que sufri¨® en Huesca el pasado mes de agosto. Ninguna tan pol¨¦mica como la imagen que lo retrat¨® toreando una becerra con su hija de seis meses en los brazos.
Volver¨ªa a hacerlo Francisco Rivera, pero no se le ocurrir¨ªa divulgar el trance familiar en las redes sociales. Dice sentirse manipulado, linchado, aunque la sonrisa, otra vez al quite, le permite desdramatizar el episodio y predisponer, incluso, noticias dichosas. Empezando por la reaparici¨®n en los ruedos espa?oles, el pr¨®ximo 3 de marzo en Castell¨®n, aunque ya se visti¨® de luces el pasado 7 de febrero en M¨¦xico. Porque no conceb¨ªa retirarse de su oficio y de su vida con el pijama de un hospital.
¡°El torero es el que menos se entera de la gravedad. Lo sufre m¨¢s la gente de alrededor. Me levant¨¦, vi que se me sal¨ªan las tripas y me las recog¨ª. Y ya en la enfermer¨ªa, me durmieron. Dol¨ªa horrible, pero cuando te duermen est¨¢s en las manos del cirujano y en las de Dios¡±.
¡ª?Se siente como El renacido?
¡ª?El renacido? No hombre, no. Lo m¨ªo ha sido un accidente, una cornada seria. He tenido suerte porque no se da?aron los ¨®rganos importantes. Ha sido una cornada grande, aparatosa y lenta de curarse. Pero, gracias a Dios, estamos aqu¨ª. Yo pensaba en Lourdes [su actual mujer] y en Cayetana [la hija que tuvo con Eugenia Mart¨ªnez de Irujo]. Luego se te pasan cosas por la cabeza, lo que podr¨ªa haber sucedido. Te asustas. Te replanteas cosas. Al salir de la UCI mi necesidad era ver nacer a mi segunda hija. Era consciente de que pod¨ªa no haberla conocido. Te cambia la escala de valores completamente.
Francisco Rivera rodea las palabras mayores como si le trajera mala suerte mencionarlas. Y sonr¨ªe una y otra vez para ahuyentarlas, pero no siempre domina los escalofr¨ªos ni se sobrepone a los costurones del vientre.
¡°Un espa?ol orgulloso de serlo¡±
Le sorprende a Francisco Rivera cu¨¢nto se ha deteriorado la reputaci¨®n social de la tauromaquia y le irrita su ¡°extrema politizaci¨®n¡±, empezando por la prohibici¨®n de Barcelona y la pujanza del antitaurinismo. ¡°Un aficionado se tiene que esconder en las catacumbas, exponerse a la amenaza, a la agresi¨®n. ?Gritamos libertad por un lado y coartamos la de quienes no piensan como nosotros? Me parece de una hipocres¨ªa brutal¡±. Tambi¨¦n se siente intimidado por definirse como ¡°un espa?ol orgulloso de serlo¡±. ¡°Te tachan de fascista. Es una barbaridad. Si me miras desde fuera puedo simbolizar una parte de Espa?a. No entiendo de pol¨ªtica, no creo en la derecha ni en la izquierda. Creo en la gesti¨®n y quiero en mi pa¨ªs la mejor¡±.
¡°Cuando lo ves cerca... Me hubiera dado mucha pena morirme, pero eres torero y tienes que asumir que eso va en la profesi¨®n. Te cambia la escala de valores. Lo m¨¢s importante es mucho m¨¢s importante. Quer¨ªa verme en casa, coger a mi hija Cayetana. Hubiera echado de menos muchas cosas. La gran hero¨ªna es Lourdes. El que se va, se va, pero el que se queda... Y su marido, grav¨ªsimo, a punto de lo que sea. Y ella, embarazada de nueve meses. Que va a ser madre de una ni?a que a lo mejor no conoce a su padre. Ufff. Yo creo. Y Dios, de vez en cuando, te manda pruebas y te pasa la factura. Pero, a cambio, me ha bendecido con otra ni?a maravillosa¡±.
Recuerda la escena del nacimiento como si fuera casi una pel¨ªcula de Berlanga. Su mujer ¡°enganchada¡± al suero. Y ¨¦l, enganchado al suero tambi¨¦n, desplaz¨¢ndose con torpeza en silla de ruedas y mareado de la emoci¨®n hasta desmayarse. No metaf¨®ricamente, literalmente. La vida de su hija reci¨¦n nacida aparec¨ªa entre sus manos como un claro mensaje compensatorio.
¡ª?Y, entonces, por qu¨¦ vuelve a los ruedos?
¡ªPor m¨ª y por mis hijas. Tengo la obligaci¨®n de demostrarles que por una adversidad no se puede tirar la toalla. Hay que luchar siempre y la vida es lucha diaria. No conceb¨ªa por un momento no volver a torear. Hubiera sido un fracaso absoluto. Ser torero es pedirles a los que te quieren un esfuerzo muy grande. Ahora espero disfrutar. Hacer esa faena que siempre sue?o y nunca se produce. Estar a la altura de las expectativas.
De las expectativas y de la repercusi¨®n, puesto que Francisco Rivera tiene asumido, asimilado, su papel de hip¨¦rbole medi¨¢tica e itinerante. ¡°S¨ª, me quedo muy sorprendido de la repercusi¨®n que tiene cualquier cosa que hago, sea buena, regular, y si es mala, ya no le cuento. Soy un altavoz con bastante eco, por suerte o por desgracia, levanto pasiones; para las cosas buenas y para el odio. La gente no se queda indiferente conmigo. Eso va en los apellidos que llevo. Me pregunto: ?Es que nunca me va a pasar nada que no se cuestione? Si me conceden la medalla de las Bellas Artes, foll¨®n; si corto dos orejas en Sevilla, foll¨®n; si no las corto, foll¨®n; si me caso, foll¨®n, si no me caso, tambi¨¦n; si pido la custodia de mi hija, foll¨®n; si toreo una becerrita con mi hija en brazos...¡±.
Los puntos suspensivos lo han sido de interrogaci¨®n, de incredulidad o de admiraci¨®n para la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Y no solo espa?ola, pues algunos medios internacionales han dado a entender a sus lectores que Rivera Ord¨®?ez, matador de dinast¨ªa, toreaba en Pamplona con su ni?a en brazos de aqu¨ª para all¨¢ porque no pod¨ªa dejarla con la baby-sitter.
¡°Si hubiera sabido la repercusi¨®n de la imagen, no lo hago. No hubiera puesto la foto en las redes sociales. Mi hija nunca corri¨® el m¨¢s m¨ªnimo peligro. Jam¨¢s. Y eso lo puedo calibrar yo que soy un profesional del toreo. Llevo 21 a?os de matador, 1.600 corridas... Es algo muy nuestro. Muy de mi familia. Compartir con nuestros hijos lo que es nuestra vida. Nada me hace m¨¢s feliz. Lo hemos hecho todos. Y lo seguiremos haciendo. Hay gente indeseable que se oculta en las redes sociales. Y que creen que pueden decir lo que quieran. No pens¨¦ en la que se ha formado¡±.
?¡ªNi pens¨® que pudiera citarlo la Fiscal¨ªa del Menor por irresponsable o temerario.
¡ªLa Fiscal¨ªa del Menor es muy importante, ya estamos viendo todas las atrocidades que se cometen con los ni?os, pero no entiendo que pierda el tiempo conmigo y con esto. No es justo. No es serio. No tiene ning¨²n sentido. Como ciudadano, es indignante. Y como padre, me doli¨® mucho. Me duele que me hayan utilizado para atacar al toreo. Me han usado a m¨ª, a mi hija y al amor que siento por ella. Y eso me va a costar mucho perdonarlo.
Le ha recompensado, dice, la solidaridad de sus compa?eros, la comprensi¨®n de sus amigos, aunque no parece Rivera Ord¨®?ez demasiado satisfecho con la prensa especializada. Y no tanto por el episodio de su hija en el tentadero, como por la frivolidad con que ha tratado su trayectoria. ¡°La prensa taurina me ha hecho m¨¢s da?o que la prensa rosa, que es la que es. Y s¨ª, buscan lo malo, aunque antes hab¨ªa m¨¢s respeto. Cre¨ª que los taurinos me iban a respetar, pero se han dejado guionizar por las revistas del coraz¨®n. Y ponerme a m¨ª bien como torero significa que ya no eres un purista. Me han hecho mucho da?o y me lo hacen. ?Traicionado? No, porque te traiciona aquel en quien conf¨ªas. Me he sentido tratado injustamente. Y s¨¦ que decir esto no va a ayudar demasiado¡±.
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