La pereza del insulto
Con la tecnolog¨ªa de la brevedad es todo lo que contribuya a acortar conversaci¨®n facilita el estallido fon¨¦tico
Ya hay mucha gente que habla tuiteando. Esos pol¨ªticos que hacen declaraciones contando los caracteres, con fraseo sincopado, y en las que la ¨²nica informaci¨®n interesante est¨¢ en los errores. Esos portavoces de poderosas instituciones donde la grandilocuencia de las palabras elegidas es proporcional al secreto que ocultan.
Tambi¨¦n hay gente que insulta como tuitea. Quiero decir que tuitea como insulta. En este campo no hay muchas novedades. Lo malo, si breve, dos veces bueno. Lo que ocurre con la tecnolog¨ªa de la brevedad es que todo lo que contribuya a acortar conversaci¨®n facilita el estallido fon¨¦tico y el lanzamiento furibundo de onomatopeyas. No es un problema de Internet, sino hist¨®rico. Lo que nos ha faltado, como reclamaba Julio Camba desde Londres, fue un speaker¡¯s corner en cada lugar, un rinc¨®n donde hablar sin cancelas. Un pa¨ªs tambi¨¦n se define por la manera en que insulta. Hay gentes de otros pa¨ªses que se asombran al ver todav¨ªa corridas de toros por televisi¨®n, pero eso es porque no han visto una tertulia pol¨ªtica o un programa del coraz¨®n. Nosotros tenemos que soportar de vez en cuando al bocazas de Trump, pero los americanos se pierden a nuestros maestros de la embestida.
Entre las reformas pendientes en Espa?a, est¨¢ la de la reforma del insulto. Hacerlo un poco m¨¢s art¨ªstico. En este campo, las nuevas tecnolog¨ªas no han modificado la tradici¨®n vejaminista, sino que la han reactivado de una forma expansiva. Hoy casi todo el mundo tiene acceso o puede tenerlo a un medio para dar una opini¨®n, pero tambi¨¦n para ofender, deshonrar o humillar a una persona, y adem¨¢s hacerlo de forma an¨®nima. Siempre se ha insultado. Ha habido incluso una edad de oro de la burla, coincidiendo con la literaria. Pero era un poder muy elitista. Al pueblo solo le quedaba rumiar su rabia o el carnaval. Imagin¨¦monos a G¨®ngora y a Quevedo d¨¢ndose ca?a m¨®vil en mano.
Hay unas palabras y un uso del lenguaje que producen odio. Hay otras que lo frenan
Lo que vivimos es una producci¨®n excesiva de insulto y de muy baja calidad. Este es un pa¨ªs de chistes, pero con muy mal humor. En los foros de Internet hay avalanchas de mala uva. En uno de estos espacios le¨ª un comentario en el que el firmante, que parec¨ªa utilizar su propio nombre, se dirig¨ªa a otro opinante, oculto en un nick, con este encabezamiento: ¡°Quisiera discrepar con lo que dice el caballero apodado¡¡±. A lo que el otro respondi¨®: ¡°?Qu¨¦ es eso de caballero? ?A m¨ª no me vengas con indirectas, hijoeputa!¡±.
Hace unos d¨ªas falleci¨® Umberto Eco. Se hizo c¨¦lebre con la novela El nombre de la rosa. Pero en nuestros d¨ªas de estudiantes lo conoc¨ªamos por un ensayo, Apocal¨ªpticos e integrados, que nos sacudi¨® con una vibraci¨®n profunda. Un libro que te hac¨ªa ser inconformista y al mismo tiempo querer con curiosidad el mundo en que vivimos.
Hay unas palabras y un uso del lenguaje que producen odio. Hay otras que lo frenan. Si la ignorancia, el insulto, lo ruin, tienen tanta presencia hoy en el mundo ¡°virtual¡± es porque hay un malestar de vac¨ªo en el mundo ¡°real¡±.
Ese d¨ªa en que se despidi¨® Eco, yo estaba leyendo un libro de aforismos que hab¨ªan nacido como tuits. Se titula Nein. Un Manifiesto, de Eric Jarosinski (publicado en castellano por Anagrama). El autor, profesor germanista en Estados Unidos, se presenta como un ¡°intelectual fallido¡±. Me gust¨® que, sin complejos, hablase de aforismos para denominar sus mensajes de Twitter, con unos 120.000 seguidores. Me gust¨® la decisi¨®n de publicar esas chispas de lucidez en forma de libro de papel. Conoc¨ªa algunos de esos pensamientos, pero es ahora cuando he sentido, otra vez, como en Eco, una sacudida, una vibraci¨®n profunda.
Como cuando escribe:
S¨ª, diremos.
Lo de las redes sociales.
Fue cuando nuestros amigos salieron de nuestras vidas.
Y se metieron en nuestros tel¨¦fonos.
O este otro titulado ConserveElTicket:
Gracias por comprar en Nietzsche.
No se aceptan devoluciones ni eternos retornos.
Gracias por comprar en Freud.
Ha sido un placer llenar su incesto de la compra.
A mediados de febrero, antes de morir Eco, anunci¨® Dios su despedida de Twitter. El perfil de Dios era @TheTweetOfGod, con m¨¢s de dos millones de seguidores. El autor de esos tuits de iron¨ªa divina parece que tambi¨¦n proyecta escribir un libro: ¡°Memorias de Dios¡±.
Cuando un tuit alcanza la vibraci¨®n po¨¦tica o el pensamiento fosforescente podr¨ªa equipararse a la greguer¨ªa. En este sentido, no hay ninguna duda. El mejor tuitero de la historia es Ram¨®n G¨®mez de la Serna: ¡°Al fundirse la bombilla, nos salva de una muerte que ven¨ªa por nosotros¡±. O esta otra: ¡°Somos lazarillos de nuestros sue?os¡±. ?Qu¨¦ b¨¢rbaro!
elpaissemanal@elpais.es
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