Los superpoderes de Bill y Melinda Gates
"Si pudieras tener un superpoder, ?cu¨¢l ser¨ªa?". Esta es la pregunta que responde el matrimonio Gates en su carta anual sobre el estado del mundo, visto desde los ojos de la filantrop¨ªa. "M¨¢s energ¨ªa, m¨¢s tiempo". Ayudar a superar la pobreza incluye paliar la carencia de ambos. Es su reto para 2016
"Si pudi¨¦rais tener un superpoder, ?cu¨¢l ser¨ªa?". Eso fue lo que nos preguntaron, hace no mucho tiempo, los estudiantes de un instituto de Kentucky.
Tambi¨¦n nos preguntaron cu¨¢les eran nuestros cereales preferidos para desayunar (Bill: Cocoa Puffs, Melinda: Wheat Chex), qu¨¦ animal nos gustar¨ªa ser (Bill: un bonobo; Melinda: un leopardo de las nieves) y si sab¨ªamos bailar el Whip and Nae Nae (uno de los dos s¨ª sabe).
La pregunta del superpoder fue nuestra favorita.
Volar, ser invisibles, viajar en el tiempo: todas son buenas opciones.
Intentando mantenernos al d¨ªa con el trabajo de nuestra fundaci¨®n y los calendarios de nuestros tres hijos, dimos respuestas que inmediatamente resultar¨¢n familiares a cualquier padre.
¡°?M¨¢s tiempo!¡±
¡°?M¨¢s energ¨ªa!¡±
Cuando nos sentamos a escribir la carta de este a?o, no pod¨ªamos quitarnos esas respuestas de la cabeza. Claro, todo el mundo quiere m¨¢s tiempo y m¨¢s energ¨ªa. Sin embargo, eso significa una cosa en los pa¨ªses ricos, y otra completamente distinta desde la perspectiva de las familias m¨¢s pobres del mundo.
La pobreza no solo es la falta de dinero, sino tambi¨¦n la ausencia de unos recursos que los pobres necesitan para materializar su potencial. Dos de estos recursos, fundamentales, son el tiempo y la energ¨ªa.
Actualmente, m¨¢s de 1.000 millones de personas viven sin acceso a energ¨ªa. No disponen de electricidad para iluminar y calentar sus hogares, abastecer hospitales y f¨¢bricas, y mejorar sus vidas en miles de formas.
De igual manera, la falta de tiempo tambi¨¦n crea obst¨¢culos. No es solo la sensaci¨®n de que al d¨ªa le faltan horas; es el efecto devastador del trabajo extenuante, que no hay m¨¢s remedio que hacer, cuando no hay electricidad.
Queremos dedicar la carta de este a?o a hablar de las oportunidades que vemos para superar estos desaf¨ªos, a menudo pasados por alto. Os escribimos a los estudiantes de instituto porque sois los que, en ¨²ltima instancia, tendr¨¦is que solucionar estos problemas. (Nuestro inter¨¦s por el tiempo y la energ¨ªa es independiente del trabajo de nuestra fundaci¨®n en los ¨¢mbitos de la salud y la pobreza. Pero todo est¨¢ relacionado. La soluci¨®n de estos problemas har¨¢ que resulte m¨¢s f¨¢cil salvar vidas y que el mundo sea un lugar m¨¢s equitativo).
M¨¢s tiempo. M¨¢s energ¨ªa. En lo que a superpoderes se refiere, puede que no sean tan emocionantes como la capacidad de Superman para desafiar la gravedad. Pero si el mundo logra poner m¨¢s de los dos en manos de los m¨¢s pobres, creemos que los sue?os de millones de personas podr¨¢n alzar el vuelo.
M¨¢s energ¨ªa
por Bill
En alg¨²n momento del d¨ªa, probablemente hag¨¢is una de estas cosas, o todas: accionar un interruptor para encender la luz; sacar comida fresca del frigor¨ªfico; girar un dial para enfriar o caldear el ambiente; pulsar un bot¨®n del port¨¢til para conectaros a Internet.
Probablemente hag¨¢is estas acciones de forma autom¨¢tica, pero en realidad estar¨¦is haciendo algo extraordinario. Estar¨¦is usando un superpoder: vuestro acceso a la energ¨ªa.
?Suena rid¨ªculo?
Imaginaos, por un minuto, la vida sin energ¨ªa.
No ten¨¦is forma de encender un port¨¢til, m¨®vil, televisi¨®n o videoconsola. No ten¨¦is luz, calefacci¨®n, aire acondicionado y ni siquiera Internet para leer esta carta.
Unos 1.300 millones de personas ¡ªel 18% de la poblaci¨®n mundial¡ª no necesitan imagin¨¢rselo. As¨ª es la vida para ellos todos los d¨ªas.
Pod¨¦is comprobarlo en esta fotograf¨ªa nocturna de ?frica sacada desde el espacio.
?frica ha conseguido avances extraordinarios en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Es una de las regiones que m¨¢s r¨¢pido crece en todo el mundo, con ciudades modernas, cientos de millones de usuarios de tel¨¦fonos m¨®viles, un acceso a Internet cada vez mayor y una clase media din¨¢mica.
Pero como pod¨¦is comprobar en las zonas sin luz, esa prosperidad no ha llegado a todos. De hecho, de los casi 1.000 millones de personas que habitan en el ?frica subsahariana, siete de cada diez viven a oscuras, sin electricidad. La mayor¨ªa reside en zonas rurales. En Asia se ve el mismo problema. Solo en India, m¨¢s de 300 millones de personas no tienen electricidad.
Si pudieseis aumentar la imagen en una de esas zonas oscuras de la fotograf¨ªa, quiz¨¢ ver¨ªais una escena como esta: una estudiante haciendo los deberes a la luz de una vela.
Siempre me choca un poco cuando veo fotograf¨ªas como esta. Ha pasado m¨¢s de un siglo desde que Thomas Edison demostr¨® que una bombilla incandescente puede convertir la noche en d¨ªa. (Tengo la suerte de poseer uno de los bocetos donde ilustra c¨®mo planeaba mejorar su bombilla. Est¨¢ fechado en 1885). Y sin embargo, hay partes del mundo donde la gente a¨²n espera para beneficiarse de su invento.
Si tuviese un solo deseo para ayudar a los m¨¢s pobres, ser¨ªa encontrar una fuente de energ¨ªa limpia y barata para proporcionar electricidad a nuestro mundo.
A lo mejor os preguntar¨¦is: ¡°?Pero acaso no trata esa gente de mantenerse sana y encontrar comida para sobrevivir? ?No es eso importante tambi¨¦n?¡±. S¨ª, por supuesto que lo es, y nuestra fundaci¨®n se esfuerza en ayudarlos. Pero la energ¨ªa hace que todo resulte m¨¢s f¨¢cil. Significa que se pueden poner en marcha hospitales, iluminar colegios y emplear tractores para cultivar m¨¢s comida.
Pensad en vuestras clases de Historia. Si tuviera que resumir la historia en una frase ser¨ªa: ¡°La vida mejora; no para todo el mundo y todo el tiempo, pero s¨ª para la mayor¨ªa de gente la mayor parte del tiempo¡±. Y la raz¨®n es la energ¨ªa. Durante miles de a?os, la gente quem¨® madera como combustible. Su vida era, en l¨ªneas generales, corta y ardua. Pero cuando empezamos a utilizar carb¨®n a principios del siglo XIX, la vida empez¨® a mejorar mucho m¨¢s deprisa. Pronto tuvimos bombillas, frigor¨ªficos, rascacielos, ascensores, aire acondicionado, coches, aviones y todos los elementos que constituyen la vida moderna, desde los medicamentos que salvan vidas a los aterrizajes en la Luna, pasando por los fertilizantes y las pel¨ªculas de Matt Damon (Marte es mi pel¨ªcula favorita del a?o pasado).
Al no tener acceso a la energ¨ªa, los pobres se quedan atrapados en la oscuridad, privados de todos los beneficios y oportunidades que trae la electricidad.
As¨ª pues, si de verdad queremos ayudar a las familias m¨¢s pobres del mundo, debemos encontrar la forma de conseguirles energ¨ªa limpia y barata. Barata, porque todo el mundo tiene que poder permit¨ªrsela; limpia, porque no debe emitir di¨®xido de carbono, el desencadenante del cambio clim¨¢tico.
Estoy seguro de que habr¨¦is le¨ªdo sobre el cambio clim¨¢tico y tal vez lo hay¨¢is estudiado en el instituto. Quiz¨¢ os preocupe c¨®mo os afectar¨¢, pero la verdad es que las m¨¢s perjudicadas ser¨¢n las personas m¨¢s pobres del mundo. Millones de familias pobres viven de la agricultura, y los cambios meteorol¨®gicos suelen hacer que sus cultivos no crezcan, bien por falta, bien por exceso de lluvia, hundi¨¦ndolos a¨²n m¨¢s en la pobreza. Se trata de algo particularmente injusto, porque ellos son los menos responsables de las emisiones de CO2, causa primera del problema.
Los cient¨ªficos afirman que para evitar estos cambios dram¨¢ticos a largo plazo en el clima, el mundo debe recortar hasta un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero de aqu¨ª al a?o 2050, y eliminarlas por completo antes del final del siglo.
La primera vez que lo o¨ª me qued¨¦ sorprendido. "?No podemos limitarnos a aspirar a reducir a la mitad las emisiones de di¨®xido de carbono?", pregunt¨¦ a muchos cient¨ªficos. Pero todos coincid¨ªan en que no ser¨ªa suficiente. El problema es que el CO2 permanece en la atm¨®sfera durante d¨¦cadas. Aunque ma?ana mismo se redujesen a la mitad las emisiones, la temperatura seguir¨ªa aumentando por el di¨®xido de carbono que ya se ha emitido. No, tenemos que reducirlas a cero.
Es un desaf¨ªo enorme. En 2015, el mundo emiti¨® 36.000 millones de toneladas de CO2 para producir energ¨ªa. La cifra marea. Conviene recordarla, porque nos ser¨¢ ¨²til. Alguien podr¨ªa deciros, por ejemplo, que sabe c¨®mo eliminar 100 millones de toneladas al a?o, Parece mucho, pero si hac¨¦is el c¨¢lculo ¡ª100 millones dividido entre 36.000 millones¡ª, comprobar¨¦is que estamos hablando de un 0,3% del problema. Cualquier reducci¨®n en las emisiones ayuda, pero tenemos que seguir trabajando en el 99,7% restante.
?C¨®mo podremos reducir jam¨¢s una cifra como 36.000 millones a cero?
Siempre que me enfrento a un gran problema, recurro a mi asignatura favorita: las matem¨¢ticas. Es una materia que siempre se me dio bien, incluso en los primeros a?os de instituto, cuando mis notas no eran para tirar cohetes. Las matem¨¢ticas eliminan el ruido y me ayudan a reducir el problema a sus elementos b¨¢sicos.
El cambio clim¨¢tico es una cuesti¨®n rodeada de much¨ªsimo ruido. Hay quienes niegan rotundamente que sea un problema, mientras que otros exageran los riesgos inmediatos.
Lo que necesitaba era una ecuaci¨®n que me ayudase a comprender c¨®mo podr¨ªamos reducir nuestras emisiones de CO2 a cero.
Y di con lo siguiente:
Podr¨ªa parecer complicado, pero no lo es.
A la derecha tenemos la cantidad total de di¨®xido de carbono (CO2) que emitimos a la atm¨®sfera. Eso es lo que tenemos que reducir a cero. Todo se basa en los cuatro factores a la izquierda de la ecuaci¨®n: la poblaci¨®n mundial (P), que aumenta; multiplicada por los servicios (S) utilizados por cada individuo, que deber¨ªan aumentar; la energ¨ªa (E) necesaria para suministrar cada uno de dichos servicios, que baja algo; y, por ¨²ltimo, el di¨®xido de carbono (C) producido por esa energ¨ªa.
Como aprendimos en clase de matem¨¢ticas, cualquier n¨²mero multiplicado por cero es igual a cero. As¨ª que si queremos tener cero CO2, debemos conseguir que al menos uno de los cuatro factores de la izquierda sea cero.
Vamos a analizarlos, uno por uno, y ver qu¨¦ obtenemos.
Hoy en d¨ªa, la poblaci¨®n mundial (P) es de 7.000 millones de personas, y se espera que alcance los 9.000 millones en 2050. No hay ninguna posibilidad de que sea cero.
A continuaci¨®n, los servicios. Aqu¨ª se engloba todo: comida, ropa, calefacci¨®n, casas, coches, televisiones, cepillos de dientes, mu?ecos de Elmo, discos de Taylor Swift, etc¨¦tera. M¨¢s arriba dec¨ªa que esta cifra debe aumentar en los pa¨ªses pobres para que la gente disponga de luz, frigor¨ªficos, y as¨ª sucesivamente, por lo que (S) tampoco puede ser cero.
Veamos ahora la energ¨ªa (E). Es la energ¨ªa que se necesita para cada servicio. Aqu¨ª hay buenas noticias: los coches que ahorran combustible, las bombillas LED y otros inventos por el estilo permiten hacer un uso m¨¢s eficaz de la energ¨ªa.
Muchas personas, y vosotros podr¨ªais estar entre ellas, tambi¨¦n est¨¢n cambiando su estilo de vida para ahorrar energ¨ªa. Usan la bicicleta o comparten coche para ahorrar gasolina, bajan un par de grados la calefacci¨®n o instalan aislantes en sus casas. Todas estas medidas contribuyen a recortar el uso de energ¨ªa.
Por desgracia, no nos permiten llegar a cero. De hecho, buena parte de la comunidad cient¨ªfica coincide en que para 2050 utilizaremos un 50% m¨¢s de energ¨ªa de la que utilizamos hoy.
De modo que ninguno de los tres primeros factores ¡ªpoblaci¨®n, servicios y energ¨ªa¡ª se acerca a cero. Eso nos deja el ¨²ltimo factor (C), la cantidad de di¨®xido de carbono emitido por cada unidad de energ¨ªa.
La mayor parte de la energ¨ªa mundial, aparte de la hidr¨¢ulica y la nuclear, se produce mediante combustibles f¨®siles como el carb¨®n, que emiten una cantidad abrumadora de CO2. Sin embargo, tambi¨¦n aqu¨ª hay buenas noticias: las nuevas tecnolog¨ªas ecol¨®gicas permiten al mundo producir m¨¢s energ¨ªa sin CO2 gracias al sol y al viento. Puede que viv¨¢is cerca de un parque e¨®lico o hay¨¢is visto paneles solares cerca del instituto.
Es fant¨¢stico que estas energ¨ªas renovables sean cada vez m¨¢s baratas y que las est¨¦ utilizando m¨¢s gente. Deber¨ªamos aumentar su uso all¨ª donde tenga sentido, en los lugares particularmente soleados o ventosos. Adem¨¢s, con la instalaci¨®n de nuevos tendidos el¨¦ctricos especiales, podr¨ªamos usar a¨²n m¨¢s las energ¨ªas solar y e¨®lica.
Pero para detener el cambio clim¨¢tico y hacer que la energ¨ªa sea asequible para todo el mundo tambi¨¦n vamos a necesitar nuevos inventos.
?Por qu¨¦? La solar y la e¨®lica son fuentes de energ¨ªa fiables mientras el sol brille y el viento sople, pero la gente seguir¨¢ necesitando energ¨ªa segura en los d¨ªas nublados, por la noche y cuando no sople ni la m¨¢s m¨ªnima brisa. Eso implica que las compa?¨ªas el¨¦ctricas suelen respaldar las fuentes renovables con combustibles f¨®siles, como el carb¨®n o el gas natural, que emiten gases de efecto invernadero.
Naturalmente, vendr¨ªa bien que tuvi¨¦ramos un gran sistema para almacenar la energ¨ªa solar y e¨®lica. Pero, actualmente, la mejor opci¨®n de almacenamiento son las bater¨ªas recargables, y son caras. Las bater¨ªas de litio, como la que hay dentro de vuestros port¨¢tiles, siguen siendo el patr¨®n oro: si quisierais usar una para almacenar la suficiente energ¨ªa para todos los aparatos de vuestra casa durante una semana, necesitar¨ªais una bater¨ªa inmensa, y triplicar¨ªa la factura el¨¦ctrica.
As¨ª pues, necesitamos soluciones m¨¢s potentes y econ¨®micas.
En resumidas cuentas, necesitamos un milagro energ¨¦tico.
Cuando digo ¡°milagro¡± no me refiero a algo imposible. Ya he visto milagros antes: el PC, Internet, la vacuna de la polio. Ninguno de ellos ocurri¨® por casualidad. Son resultado de la investigaci¨®n, del desarrollo y de la capacidad humana para innovar.
Sin embargo, en este caso el tiempo no est¨¢ de nuestro lado. Cada d¨ªa emitimos m¨¢s y m¨¢s CO2 a nuestra atm¨®sfera, y agravamos todav¨ªa m¨¢s el problema del cambio clim¨¢tico. Necesitamos una cantidad inmensa de investigaci¨®n en miles de ideas nuevas ¡ªincluso en las que parezcan un tanto alocadas¡ª si queremos llegar a las emisiones cero antes de finales de siglo.
Crear nuevos m¨¦todos para poner la energ¨ªa solar y e¨®lica a disposici¨®n de todo el mundo las 24 horas del d¨ªa ser¨ªa una soluci¨®n. Algunos de los inventos m¨¢s descabellados que me entusiasman tienen que ver con la forma de emplear la energ¨ªa solar para producir combustible, del mismo modo que las plantas utilizan la luz solar para alimentarse, y bater¨ªas tan grandes como una piscina, con una enorme capacidad de almacenamiento.
Muchas de estas ideas no funcionar¨¢n, pero no pasa nada. Cada callej¨®n sin salida nos ense?ar¨¢ algo y nos animar¨¢ a seguir adelante. Ya lo dijo Thomas Edison en su famosa frase: ¡°No he fracasado 10.000 veces. He descubierto 10.000 formas que no funcionan¡±.
Pero para descubrir miles de formas que no funcionan, primero hay que probar miles de ideas diferentes. Y eso no est¨¢ ocurriendo, ni de lejos.
Los gobiernos tienen un importante papel que desempe?ar a la hora de fomentar nuevos avances, tal y como hacen en otros campos de la investigaci¨®n cient¨ªfica. Los fondos del Gobierno estadounidense estuvieron detr¨¢s de los innovadores tratamientos para el c¨¢ncer y el aterrizaje en la Luna. Quienes est¨¦n leyendo esta carta en Internet, tambi¨¦n tienen que darle las gracias al Gobierno: las investigaciones financiadas por el Gobierno de Estados Unidos contribuyeron a crear la Red.
Sin embargo, la investigaci¨®n energ¨¦tica y la transici¨®n hacia nuevas fuentes de energ¨ªa llevan mucho tiempo. Hicieron falta cuatro d¨¦cadas para que el petr¨®leo dejara de representar el 5% del suministro de energ¨ªa de todo el mundo y pasara a ser el 25%. Actualmente, las energ¨ªas renovables, como la e¨®lica y la solar, suponen menos del 5% de la energ¨ªa mundial.
Por eso tenemos que empezar cuanto antes. No hace mucho particip¨¦ en el lanzamiento de un programa en el que los esfuerzos de m¨¢s de veinticuatro personas complementar¨¢n las investigaciones de los Gobiernos de varios pa¨ªses. Todo tiene por objeto obrar milagros energ¨¦ticos.
Quiz¨¢ os est¨¦is preguntando qu¨¦ pod¨¦is hacer para ayudar.
En primer lugar, es importante que todo el mundo se informe sobre este desaf¨ªo energ¨¦tico. Muchos j¨®venes ya se involucran de manera activa en cuestiones relacionadas con el clima y la energ¨ªa, y estoy convencido de que agradecer¨ªan m¨¢s ayuda. Vuestra generaci¨®n es una de las que m¨¢s conciencia mundial tiene de toda la historia, acostumbrada a observar los problemas del mundo m¨¢s all¨¢ de las fronteras nacionales. Esto ser¨¢ de gran valor en las pr¨®ximas d¨¦cadas cuando trabajemos en soluciones globales.
En segundo lugar, si ten¨¦is alguna idea descabellada para solucionar este desaf¨ªo energ¨¦tico, el mundo os necesita. Hincad los codos en matem¨¢ticas y ciencias. A lo mejor ten¨¦is la respuesta.
El desaf¨ªo al que nos enfrentamos es grande, quiz¨¢ mayor de lo que muchas personas imaginan. Pero tambi¨¦n lo es la oportunidad. Si el mundo es capaz de encontrar una energ¨ªa limpia y barata, har¨¢ algo m¨¢s que detener el cambio clim¨¢tico: transformar¨¢ la vida de millones de familias pobres.
Tengo tanto optimismo depositado en la capacidad del mundo para obrar un milagro que hasta voy a hacer un pron¨®stico: en los pr¨®ximos 15 a?os ¡ªsobre todo si los j¨®venes se implican¡ª creo que el mundo descubrir¨¢ una energ¨ªa limpia e innovadora que salvar¨¢ nuestro planeta y proporcionar¨¢ electricidad a nuestro mundo.
Me gusta pensar en lo que un milagro energ¨¦tico as¨ª supondr¨ªa para un barrio pobre que una vez visit¨¦ en Nigeria. En ¨¦l viv¨ªan decenas de miles de personas, pero no hab¨ªa electricidad. Cuando ca¨ªa la noche, no se encend¨ªa ninguna luz. El ¨²nico resplandor proven¨ªa de las hogueras encendidas en barriles met¨¢licos, junto a los que la gente se reun¨ªa para pasar la noche. Los ni?os no ten¨ªan otra luz para estudiar, no hab¨ªa forma de llevar un negocio o de abastecer las cl¨ªnicas y los hospitales locales. Me entristec¨ªa pensar en todo el potencial de esa comunidad que no se estaba aprovechando.
Una fuente de energ¨ªa limpia y barata lo cambiar¨ªa todo.
Imaginaos.
?
M¨¢s tiempo
por Melinda
Estoy segura de que hab¨¦is visto alguna imagen como esta. Me parecen divertid¨ªsimas. Y me recuerdan todo lo que ha cambiado la vida desde mi infancia en Dallas en la d¨¦cada de 1970, cuando ve¨ªamos La mujer maravilla en lugar de Supergirl.
Mis hermanos, mi hermana y yo ten¨ªamos un mont¨®n de amigos cuyas madres se quedaban en casa, como sol¨ªamos decir, en vez de ir a trabajar (aunque ahora s¨¦ que quedarse en casa es trabajar; y trabajar muy duro, aunque no se cobre).
Las mam¨¢s de nuestro barrio parec¨ªan pasar la mayor parte de su tiempo en la cocina. Como me interesa el dise?o, ahora s¨¦ que las suyas eran ¡°cocinas triangulares¡±, con el frigor¨ªfico, el fregadero y los fogones dispuestos de tal manera que hacer una tortilla fuese lo m¨¢s r¨¢pido y f¨¢cil posible. El dise?o de cocinas estuvo muy de moda a lo largo del siglo XX. En una demostraci¨®n, una mujer cocinaba dos pasteles de fresas id¨¦nticos, uno en una cocina t¨ªpica y otro en una versi¨®n nueva y mejorada. El proceso requiri¨® 281 pasos en el primer caso y solo 41 en el segundo. ?La cocina en s¨ª hac¨ªa que la preparaci¨®n del pastel fuera un 85% m¨¢s eficaz!
Lo que la cocina triangular no hac¨ªa era desafiar la idea de que las mujeres deb¨ªan pasar buena parte de su vida en la cocina, volviendo sobre sus pasos en un tri¨¢ngulo aparentemente interminable.
Pero estamos en 2016, no en la d¨¦cada de 1970 o 1950. Si sois estadounidenses, tres de cada cuatro madres de vuestro instituto tienen trabajo. Vuestro padre probablemente tenga al menos unas nociones b¨¢sicas de cocina. Hay un 35% de posibilidades de que viv¨¢is solo con uno de vuestros padres (lo que significa que ¨¦l o ella tiene que hacer todo el trabajo remunerado y todo el no remunerado). Quiz¨¢ pas¨¦is vuestro tiempo entre dos hogares y cuatro padres, o a lo mejor ten¨¦is dos madres (o dos padres). El mundo ha cambiado mucho.
S¨¦, porque se lo he o¨ªdo a mis hijos y a sus amigos ¡ªy porque leo las encuestas sobre c¨®mo ven el futuro los adolescentes¡ª, que la mayor¨ªa de las chicas no creen que tienen que seguir las mismas reglas que dejaron a sus abuelas en casa. Y que la mayor¨ªa de los chicos est¨¢n de acuerdo con ellas.
Siento decirlo, pero quien piense as¨ª se equivoca. A menos que las cosas cambien, las chicas de hoy pasar¨¢n cientos de miles de horas m¨¢s que los chicos haciendo el trabajo no remunerado, simple y llanamente porque la sociedad da por sentado que es su responsabilidad.
El trabajo no remunerado es, como su propio nombre indica, trabajo. No es un juego, y no se cobra nada por hacerlo. Sin embargo, todas las sociedades lo necesitan para funcionar. Podr¨ªa decirse que el trabajo no remunerado se engloba en tres categor¨ªas principales: cocinar, limpiar y cuidar de ni?os y ancianos. ?Qui¨¦n os prepara el almuerzo? ?Qui¨¦n pesca los calcetines sudados de la bolsa de deporte? ?Qui¨¦n da la tabarra en la residencia de ancianos para asegurarse de que vuestros abuelos tienen todo lo que necesitan?
Pues bien, alguien tiene que hacer todas esas cosas. Pero, de manera casi un¨¢nime, se espera que sean las mujeres quienes se ocupen de ellas, gratis, quieran o no.
Eso es as¨ª en todos y cada uno de los pa¨ªses del planeta. A escala mundial, las mujeres dedican una media de 4,5 horas al d¨ªa al trabajo no remunerado, mientras que los hombres le dedican menos de la mitad. Adem¨¢s, la carga de trabajo no remunerado recae con particular fuerza sobre los hombros de las mujeres en los pa¨ªses pobres, donde las horas son m¨¢s largas y las diferencias entre mujeres y hombres son mayores. En India, por poner un ejemplo, las mujeres le dedican unas seis horas, y los hombres menos de una.
La mayor¨ªa de las chicas en los pa¨ªses pobres no tienen una cocina triangular. En cambio, se mueven en largas l¨ªneas rectas, de un lado a otro, pues tienen que recorrer kil¨®metros para recoger agua y cortar madera. La geometr¨ªa de sus pasos es diferente, pero sigue bas¨¢ndose en la premisa de que mantener el hogar en marcha es su responsabilidad. El n¨²mero ingente de horas que estas chicas dedican a esas tareas distorsiona toda su vida. A las afortunadas que vivimos en pa¨ªses ricos nos resulta casi imposible comprender que el trabajo no remunerado domina la vida de centenares de millones de mujeres y ni?as.
Cuando visit¨¦ Tanzania hace un par de a?os, pas¨¦ unos d¨ªas con Anna, Sanare y sus seis hijos. El d¨ªa de Anna empezaba a las cinco de la ma?ana encendiendo un fuego para preparar el desayuno. Despu¨¦s de limpiar, ¨ªbamos a por agua. Cuando el cubo de Anna estaba lleno, pesaba casi 20 kilos. a distancia media que las mujeres caminan en busca de agua limpia en las zonas rurales de ?frica y Asia es de tres kil¨®metros en cada sentido. ?Imaginaos c¨®mo tiene que ser hacerlo con casi la mitad de vuestro peso sobre la cabeza!. Cuando volvimos a la casa yo estaba agotada, aunque hab¨ªa llevado menos peso que Anna. Sin embargo, no pod¨ªamos descansar, porque era hora de preparar otro fuego para el almuerzo. Despu¨¦s fuimos al bosque a cortar madera para los fuegos del d¨ªa siguiente, procurando que no nos picase ning¨²n escorpi¨®n. Luego otro viaje a por agua, despu¨¦s orde?ar las cabras y la cena. Pasadas las diez de la noche segu¨ªamos despiertas, fregando los platos a la luz de la luna.
?Cu¨¢ntos miles de pasos di ese d¨ªa? Por muchos que fueran, Anna ten¨ªa que multiplicar esa cifra por todos los d¨ªas de su vida.
?Por qu¨¦ me dedico a contar los pasos de las mujeres por el mundo, cual Fitbit humano?
Porque ahora mismo est¨¢is pensando en vuestro futuro, y quiero que vuestros pies os lleven a dondequiera que vay¨¢is en busca de lo que os parezca m¨¢s significativo y satisfactorio.
No se trata solo de justicia; asignar el grueso del trabajo no remunerado a las mujeres hace da?o a todo el mundo: hombres, mujeres, ni?os y ni?as.
?Por qu¨¦ raz¨®n? Los economistas lo llaman coste de oportunidad: todo lo que las mujeres podr¨ªan estar haciendo si no dedicasen tanto tiempo a las tareas mundanas. ?Qu¨¦ objetivos fant¨¢sticos podr¨ªais lograr con una hora adicional al d¨ªa? O, en el caso de las ni?as de muchos pa¨ªses pobres, con cinco horas o m¨¢s. Hay muchas formas de responder a esa pregunta, pero es evidente que muchas mujeres dedicar¨ªan m¨¢s tiempo al trabajo remunerado, creando empresas, o contribuyendo por otros medios al bienestar econ¨®mico de las sociedades del mundo. Que no puedan hacerlo lastra a sus familias y a sus comunidades.
Las chicas de los pa¨ªses m¨¢s pobres podr¨ªan responder que dedicar¨ªan su tiempo de m¨¢s a hacer los deberes. Las tareas dom¨¦sticas son lo primero, por lo que las ni?as suelen quedarse rezagadas en el colegio. Las estad¨ªsticas mundiales muestran que cada vez hay m¨¢s chicas, en comparaci¨®n con chicos, que no saben leer.
Las madres quiz¨¢ responder¨ªan que ir¨ªan al m¨¦dico. En los pa¨ªses pobres, ellas suelen ser las responsables de la salud de sus hijos. Pero dar de mamar e ir al m¨¦dico llevan su tiempo, y las investigaciones revelan que la salud es una de las primeras cosas que sacrifican las mujeres cuando est¨¢n demasiado atareadas.
Puede que otras mujeres se limitasen a leer un libro, dar un paseo o visitar a una amiga, y tambi¨¦n estoy completamente a favor. Todo el mundo sale beneficiado de que cada vez m¨¢s personas nos sentimos realizadas en nuestra vida cotidiana.
Escribo esto porque soy optimista. Aunque ning¨²n pa¨ªs ha logrado a¨²n el equilibrio perfecto, muchos han reducido la brecha de trabajo no remunerado en varias horas al d¨ªa. Estados Unidos y Europa han avanzado much¨ªsimo. Los pa¨ªses escandinavos han llegado a¨²n m¨¢s lejos.
El mundo progresa haciendo tres cosas que los economistas llaman reconocer, reducir y redistribuir: reconocer que el trabajo no remunerado sigue siendo trabajo. Reducir la cantidad de tiempo y energ¨ªa que requiere. Y redistribuirlo m¨¢s equitativamente entre mujeres y hombres.
Empecemos por reducir, porque es lo m¨¢s directo. Los pa¨ªses ricos han hecho un gran trabajo a la hora de reducir el tiempo dedicado a la mayor¨ªa de las tareas dom¨¦sticas. De eso iba la cocina triangular. Los estadounidenses no vamos a por agua porque los grifos nos la traen en el acto. No dedicamos todo el d¨ªa a lavar un mont¨®n de ropa sucia porque la lavadora lo hace en media hora. Cocinar es mucho m¨¢s r¨¢pido si empiezas con una cocina en lugar de con un hacha y un ¨¢rbol.
En cambio, en los pa¨ªses m¨¢s pobres la mayor¨ªa de las mujeres a¨²n van a por agua, lavan la ropa a mano y cocinan en una fogata.
La soluci¨®n es innovar, y vosotros pod¨¦is contribuir. Algunos ser¨¦is ingenieros, emprendedores, cient¨ªficos y desarrolladores de programas inform¨¢ticos. Os invito a abordar el desaf¨ªo de ofrecer a los pobres energ¨ªa limpia y barata, mejores carreteras y agua corriente. O a lo mejor pod¨¦is crear un ingenioso invento que ahorre horas de trabajo. ?Os imagin¨¢is una m¨¢quina que lave la ropa utilizando muy poca agua y nada de electricidad? Tal vez podr¨ªais mejorar el mortero y mano, un invento de hace 40.000 a?os que veo usar a las mujeres para moler trigo y preparar alimentos cada vez que viajo al ?frica subsahariana o el sur de Asia.
Sin embargo, limitarse a reducir no es suficiente, porque no se trata solo de que las tareas dom¨¦sticas consuman mucho tiempo, sino de que todas las culturas esperan que sean las mujeres quienes las hagan. Si las tareas empiezan a ocupar menos tiempo, las sociedades pueden ¡ªde hecho, es lo que ocurre¡ª limitarse a asignar a las mujeres m¨¢s tareas para llenar el tiempo del que supuestamente disponen. Por muy eficaces que hagamos que sean las tareas dom¨¦sticas, no dejaremos realmente tiempo libre a las mujeres hasta que reconozcamos que el suyo es igual de valioso que el de los hombres.
No se trata de una conspiraci¨®n mundial de los hombres para oprimir a las mujeres. Es algo m¨¢s sutil. La divisi¨®n del trabajo depende de unas normas culturales, y si las llamamos normas es precisamente porque nos parecen normales; tan normales que muchos no somos conscientes de que las damos por sentado. Sin embargo, vuestra generaci¨®n puede tener dichas normas en cuenta, y se?alarlas una y otra vez hasta que el mundo preste atenci¨®n.
Pensad en vuestras tareas dom¨¦sticas. Si sois chicas estadounidenses, probablemente le dediqu¨¦is dos horas m¨¢s a la semana que los chicos. Si sois chicos, ten¨¦is un 15% m¨¢s de probabilidades de que os den una paga por hacerlas. ?Qu¨¦ porcentaje de las tareas de las chicas se da por descontado, qu¨¦ porcentaje de las de los chicos, en cambio, no? ?Y por qu¨¦?
En los anuncios de televisi¨®n, ?con qu¨¦ frecuencia se ve a un hombre haciendo la colada, cocinando u ocup¨¢ndose de los ni?os? (La respuesta: un 2% del tiempo). ?Cu¨¢ntas de las mujeres que aparecen est¨¢n anunciando productos de cocina o limpieza? (M¨¢s de la mitad).
Una vez que vemos estas normas, podemos sustituirlas por algo mejor.
?C¨®mo son esas normas mejores? ?C¨®mo redistribuir las tareas necesarias del d¨ªa a d¨ªa?
No es una pregunta f¨¢cil.
Nadie apoya, por ejemplo, una divisi¨®n perfecta al 50% de todos los tipos de tareas y en todo momento. Formar parte de una familia significa cooperar y, a veces, una persona tiene que cambiar unos cuantos pa?ales m¨¢s porque la otra est¨¢ concentrada en otra tarea importante.
Adem¨¢s, no todo el trabajo no remunerado es igual. Doblar la ropa no es gratificante, a menos que se¨¢is una de esas personas obsesionadas por el orden. (No es mi caso). Sin embargo, cuidar de un ni?o o de un familiar enfermo tiene un significado profundo y, muchas personas, entre ellas Bill y yo, queremos dedicar tiempo a esa parte de la vida. Compartir el peso del trabajo no remunerado tambi¨¦n significa compartir las alegr¨ªas.
De hecho, varios estudios demuestran que cuando los padres pueden dejar temporalmente su trabajo remunerado tras el nacimiento de sus hijos, en el futuro tambi¨¦n pasar¨¢n m¨¢s tiempo con ellos y haciendo otras tareas dom¨¦sticas. En consecuencia, crean un v¨ªnculo m¨¢s fuerte con sus parejas e hijos. He ah¨ª uno de los motivos por los que considero que poder disponer del permiso familiar y la baja m¨¦dica es tan importante para las familias.
Al final, el objetivo es cambiar lo que nos parece normal, y no pensar que es gracioso o raro ver a un hombre poni¨¦ndose un delantal, recogiendo a sus hijos del colegio o dejando una notita cari?osa en la fiambrera de su hijo.
Cuando hablamos de reconocer, reducir y redistribuir, la historia de Anna y Sanare, la pareja con la que pas¨¦ unos d¨ªas en Tanzania, es muy inspiradora. Cuando se casaron, Anna se march¨® de una zona exuberante del pa¨ªs para ir a vivir a la tierra de Sanare, asolada por la sequ¨ªa. Le cost¨® mucho adaptarse al trabajo adicional que eso supon¨ªa. Al final, Sanare lleg¨® un d¨ªa a casa y vio a Anna sentada en los escalones, dispuesta a marcharse, con la maleta hecha y su primer hijo, Robert, en brazos. Sanare, desolado, le pregunt¨® c¨®mo pod¨ªa convencerla para que se quedase. ¡°Ve a por agua¡±, le respondi¨®, ¡°para que pueda ocuparme de nuestro hijo¡±. Y eso fue lo que hizo Sanare, al reconocer el desequilibrio. Empez¨® a recorrer los varios kil¨®metros hasta el pozo todos los d¨ªas. Al principio los otros hombres de la aldea se burlaban de ¨¦l, e incluso acusaron a Anna de brujer¨ªa. Pero cuando Sanare les dijo: ¡°Mi hijo estar¨¢ m¨¢s sano porque yo estoy haciendo esto¡±, los dem¨¢s empezaron a redistribuir el trabajo como ¨¦l. Al cabo de un tiempo, cuando se cansaron de dedicarle tanto esfuerzo, decidieron construir tanques para recoger el agua de lluvia cerca de la aldea. Ahora que han reducido el tiempo, da igual que sea Anna o Sanare quien va a por agua, porque la tienen mucho m¨¢s cerca, y ambos pueden pasar mucho m¨¢s tiempo con Robert y sus otros hijos.
El mundo puede aprender mucho de esta pareja.
Estoy deseando ver ad¨®nde os llevan vuestros pasos. No necesariamente en tri¨¢ngulos, ni en l¨ªnea recta, a menos que esa sea vuestra voluntad, sino en cualquier direcci¨®n que elij¨¢is.
Involucrarse
Por Bill y Melinda
Hemos empezado la carta de este a?o preguntando: si pudieras tener un superpoder, ?cu¨¢l ser¨ªa?
So?ar con poder leer la mente, ver a trav¨¦s de las paredes o tener una fuerza sobrehumana podr¨ªa parecer una tonter¨ªa, pero en realidad sirve para llegar al meollo de lo que de verdad importa en la vida.
Cada d¨ªa, trabajando en la fundaci¨®n, conocemos a gente que nos inspira porque hace cosas extraordinarias para mejorar el mundo.
Todas esas personas han accedido a un tipo diferente de superpoder, del que todos disponemos: el poder de cambiar la vida de los dem¨¢s.
No estamos diciendo que todo el mundo deba consagrar su vida a los pobres. Ya ten¨¦is una vida bastante ajetreada haciendo los deberes, deporte, nuevos amigos, y persiguiendo vuestros sue?os. Sin embargo, s¨ª creemos que pod¨¦is tener una vida m¨¢s intensa si dedic¨¢is una parte de vuestro tiempo y energ¨ªa a algo mucho m¨¢s grande que vosotros. Encontrad un tema que os apasione y aprended sobre ¨¦l. Trabajad como voluntarios o, si pod¨¦is, donad algo de dinero a una causa. Hag¨¢is lo que hag¨¢is, no os limit¨¦is a ser testigos. Involucraos. Puede que teng¨¢is la oportunidad de hacer algo m¨¢s relevante dentro de unos a?os, ?pero por qu¨¦ no empezar ya?
La experiencia de trabajar juntos en temas de salud, desarrollo y energ¨ªa durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha sido una de las partes m¨¢s gratificantes de nuestra vida. Nos ha transformado, y sigue espoleando nuestro optimismo y confianza en que la vida de los m¨¢s pobres mejore considerablemente en los a?os venideros.
Sabemos que es una experiencia que tambi¨¦n cambiar¨¢ vuestra vida. Ser¨¦is como Clark Kent, que se escabulle para transformarse en su ¨¢lter ego, pero en lugar de aparecer con medias y capa, lo har¨¦is con unos superpoderes que nunca supisteis que ten¨ªais.
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