El papel del Rey
Los partidos deben negociar antes de que Felipe VI designe candidato
El Rey cumpli¨® escrupulosamente su mandato constitucional y su deber de neutralidad el pasado 2 de febrero al designar a Pedro S¨¢nchez como candidato a la investidura a presidente del Gobierno, tras dos sesiones de consultas con los representantes de los grupos parlamentarios y dos renuncias de Mariano Rajoy a aprovechar su oportunidad como l¨ªder del partido m¨¢s votado. Una vez fracasado el intento del l¨ªder socialista, las miradas se vuelven hacia Felipe?VI en la reuni¨®n que celebrar¨¢ ma?ana con el presidente del Congreso, Patxi L¨®pez.
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Como jefe del Estado le corresponde el papel de designar un nuevo candidato, previa consulta con los l¨ªderes pol¨ªticos. As¨ª lo establece el art¨ªculo 99 de la Constituci¨®n, que, sin embargo, no especifica ni plazos ni metodolog¨ªa para llevar a cabo ese mandato. El sentido com¨²n y la experiencia del ¨²ltimo mes aconsejan que el Rey deje pasar un tiempo razonable antes de volver a convocar una nueva ronda de consultas. Un tiempo en el que los partidos pol¨ªticos deben asumir su responsabilidad e intensificar los contactos en busca de un acuerdo que permita la elecci¨®n de un candidato, sea el que sea.
La fragmentaci¨®n del espectro pol¨ªtico tras las elecciones del 20-D ha llevado a una situaci¨®n in¨¦dita en la historia democr¨¢tica espa?ola. Nunca se hab¨ªan necesitado tantos apoyos diferentes para formar Gobierno y nunca hab¨ªa fracasado ning¨²n candidato a la investidura. Son nuevos tiempos que exigen una actitud muy diferente de los l¨ªderes pol¨ªticos, m¨¢s abierta y dialogante, para cumplir con el mandato de los electores, que han determinado que no quieren mayor¨ªas absolutas y s¨ª acuerdos amplios de gobernabilidad.
En esta tesitura, y sin negar la funci¨®n que le corresponde al Rey como jefe del Estado, hay que exigir a los partidos que se presenten con los deberes hechos a la nueva ronda de consultas. En los anteriores encuentros se produjeron diversas anomal¨ªas protagonizadas por dos de los principales l¨ªderes pol¨ªticos.
El presidente del Gobierno en funciones, que un d¨ªa antes hab¨ªa dicho que iba a aceptar el mandato para la votaci¨®n de investidura, dej¨® al Rey con los papeles (que ya estaban preparados) colgados. Por su parte, el l¨ªder de Podemos, Pablo Iglesias, cometi¨® la impostura de ofrecerse, tras la reuni¨®n con Felipe?VI, a ser investido como vicepresidente del Ejecutivo con un presidente que ni siquiera hab¨ªa sido designado como candidato. Dos acciones imprudentes e irresponsables.
Las dos sesiones de debate sobre la investidura de S¨¢nchez han subido el tono de la discusi¨®n y han roto casi todos los puentes para lograr una mayor¨ªa suficiente para formar Gobierno. Por eso, ser¨ªa recomendable que en la reuni¨®n de ma?ana el Rey opte por dar un tiempo al presidente del Congreso y a los partidos para que baje la espuma de los enfrentamientos y vuelvan a sentarse a negociar.
Quedan m¨¢s de siete semanas para que se cumpla el plazo l¨ªmite para convocar de nuevo las elecciones y es mejor reiniciar los contactos con parte del camino andado que forzar los tiempos y repetir una investidura fallida.
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