El piano
Siento hartazgo de los pol¨ªticos que aporrean mis o¨ªdos con declaraciones y enfrentamientos, ofertas de pactos e insultos
A las cinco de la madrugada, en el Toni 2, un bar de copas de Madrid famoso por su piano, que cualquier cliente que sepa hacerlo puede tocar, la m¨²sica ces¨® de pronto y, en el silencio que le sucedi¨®, se oy¨® una voz de mujer: ¡°Vale, me voy a la cama contigo¡ ?Pero deja de tocar el piano, por favor!¡±.
Desde que comenz¨® la campa?a electoral, y a¨²n antes: desde que comenz¨® la de las municipales, auton¨®micas y europeas, va a hacer un a?o ya pronto, no hago m¨¢s que recordar aquella frase que a¨²n debe de resonar en el Toni 2 confundida con el sonido del piano y con las voces de los clientes en las madrugadas que desde entonces se han sucedido en el bar como las hojas en los almanaques. Y la recuerdo no por nostalgia de aquellas noches (hace ya muchos a?os que no traspaso la puerta del Toni 2; la vida, que no perdona), sino por el hartazgo que siento de los pol¨ªticos que continuamente aporrean mis o¨ªdos con sus declaraciones y sus enfrentamientos, sus ofertas de pactos y sus insultos, sus reuniones privadas y sus discusiones p¨²blicas. ?No puedo m¨¢s!, gritar¨ªa si alguien me escuchara y si me sirviera de algo, como hizo aquella chica del Toni 2 ante el aporreamiento musical de su pretendiente. Me voy contigo a la cama, pero para ya, les dir¨ªa incluso a los aspirantes a presidir el Gobierno de Espa?a con tal de que se pusieran de acuerdo entre ellos de una vez y nos dejaran de marear con sus continuas comparecencias ante los medios.
Ya s¨¦ que el juego pol¨ªtico exige a veces cierta paciencia por parte de la poblaci¨®n y que la democracia se basa precisamente en la confrontaci¨®n dial¨¦ctica entre los partidos, pero es que llevamos un a?o que lo del Toni 2 empieza a ser una broma, con todo el mundo aporreando el piano de la pol¨ªtica, desde los portavoces de los partidos hasta los periodistas, desde la gente de a pie en los bares hasta los tertulianos profesionales en la televisi¨®n y en las emisoras de radio, que no hacen otra cosa en todo el d¨ªa. Y, mientras tanto, la verdadera vida, que contin¨²a, se nos va poco a poco por el sumidero de la actualidad de atr¨¢s sin que nadie parezca darse cuenta o, peor, sin que nadie se atreva a decirlo p¨²blicamente. Como en el Toni 2 aquella madrugada madrile?a, falta alguien que alce la voz para reclamar un poco de silencio, un ¨¢pice de respeto y de consideraci¨®n para nuestros o¨ªdos, aturdidos por el aporreamiento del piano pol¨ªtico por unos personajes que, encima, lo hacen a cual peor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.