Mujeres que se reinventan

En su nueva colecci¨®n para Louis Vuitton, el dise?ador Nicolas Ghesqui¨¨re se volvi¨® a preguntar en qu¨¦ consiste la elegancia femenina. Su respuesta se adivin¨® el mi¨¦rcoles al observar a una cuarentena de mujeres enfundadas en estampados atrevidos de inspiraci¨®n n¨¢utica o ecuestre, bodysuits que parec¨ªan dibujar esqueletos de colores y vestidos largos en trompe-l'oeil pegados al cuerpo como si fueran lencer¨ªa. A menudo en tonos rojos y negros, como sus pintalabios.

Sus dise?os parec¨ªan retratar a una mujer en plena reinvenci¨®n, que intentaba construir algo nuevo a partir de c¨®digos del pasado, pero con la actitud propia de la feminidad contempor¨¢nea. Para demostrarlo, ah¨ª estaban las botas militares de cuero negro y los andares decididos y algo rudos. "Una hero¨ªna en movimiento constante, cuya elegancia surge de su dinamismo, su clasicismo y su exploraci¨®n urbana", intentaban aclarar las notas del desfile, siempre tan obtusas. Ghesqui¨¨re apunt¨® que quiso dise?ar "un vestuario que revisita el pasado, inventa un presente firme y define un futuro fluido y mutable". Son¨® como una met¨¢fora perfecta del estado actual del mundo de la moda, en plena transformaci¨®n por el debate sobre el calendario de desfiles y el ritmo de comercializaci¨®n de las prendas.

A una estrella se la reconoce al observarla de cerca. Mientras decenas de invitados llegaban empapados bajo la lluvia torrencial, generalmente sulfurados y con m¨¢s retraso del habitual, L¨¦a Seydoux caminaba relajada y radiante bajo su paraguas, como si la cosa no fuera con ella, por las inmediaciones de la Fundaci¨®n Louis Vuitton, donde Ghesqui¨¨re hizo construir tres estructuras monumentales ¨Cuna esfera, un cubo y una pir¨¢mide¨C, y cuyo interior de columnas de cristal, concebido por el artista parisino Justin Morin, se asemejaba a una mezcla entre el planeta Krypton y el mundo perdido de Atlantis. Seydoux, de camino al estrellato tras su papel de chica Bond, fue una de las celebridades que se sentaron en una variopinta primera fila, en la que se vio a Catherine Deneuve, Jennifer Connelly, Selena G¨®mez, Zendaya o Alicia Vikander, en su primera aparici¨®n tras ganar el Oscar envuelta en un vestido amarillo firmado por Ghesqui¨¨re.

Tambi¨¦n combin¨® elementos del presente y el pasado Miuccia Prada en el desfile de Miu Miu, la segunda marca de la gran modista italiana, en el que aparecieron numerosas prendas en denim y vestidos blancos de cortes asim¨¦tricos, suntuosos estampados en abrigos y faldas hasta los tobillos, y cuellos de capa redondeados que le deban ese toque falsamente na?f que suele abundar en sus dise?os. Las ideas abundaron y, a ratos, incluso se contradijeron educadamente. Hacia el final, aparecieron incluso vestidos negros y curvil¨ªneos que parecen indicar una direcci¨®n inexplorada en la l¨ªnea de esta firma m¨¢s joven e informal que su hermana mayor, m¨¢s burguesa y m¨¢s milanesa. Adjetivos que, en el fondo, son sin¨®nimos.

Supuso el punto final a una semana de la moda marcada por la mayor de las incertidumbres, a la espera de los grandes movimientos que se anuncian las maisons hist¨®ricas, como Dior, Saint Laurent o Lanvin, donde los ¨²ltimos rumores colocan a una modista ascendente como Bouchra Jarrar. Y tambi¨¦n del contencioso declarado entre j¨®venes y ancianas capitales de la moda: Nueva York y Londres quieren saltarse a la torera el calendario tradicional y sumarse al llamado see now, buy now ("ahora lo ves, ahora lo compras") ante la actitud reacia del viejo lujo europeo que encarnan Par¨ªs y Mil¨¢n, apegadas a ese vetusto lapso de cinco meses entre la presentaci¨®n de los dise?os y su distribuci¨®n en las tiendas, para muchos incompatible en tiempos de inmediatez obligatoria. A quienes les preocupe lo que se va a llevar, ver¨¢n que el pr¨®ximo oto?o-invierno colgar¨¢ en sus armarios innumerables plum¨ªferos, estampados de leopardo, prendas en terciopelo, tejidos iridiscentes y una tendencia general e imparable al streetwear.