La e?e sobrevive en medio de la guerra civil siria
Algunos j¨®venes y centenares de emigrantes retornados de Latinoam¨¦rica hablan espa?ol
No todos los j¨®venes sirios ans¨ªan viajar a Alemania. Al menos 200 sue?an con hacerlo a Espa?a. Se trata de los estudiantes del departamento de lengua espa?ola de la Facultad de Letras de la Universidad de Damasco. En plenos ex¨¢menes de mitad de curso, y ansiosos por poner en pr¨¢ctica lo aprendido durante los cuatro a?os de carrera bajo la guerra, exprimen al m¨¢ximo a sus profesores. Ya hace cuatro a?os tambi¨¦n que, como los estudiantes se empe?an en recalcar con m¨¢s nostalgia que animadversi¨®n, el Instituto Cervantes de Damasco cerr¨® sus puertas.
En Siria, tan solo quedan 300 de los 1.000 ciudadanos que constitu¨ªan la comunidad espa?ola en la Siria de preguerra. Hoy, son los antiguos becados por el Gobierno sirio en Espa?a quienes imparten las clases. Los acentos se mezclan en los pasillos alternando entre el cordob¨¦s de Maim Okeleh, quien pasara seis a?os en Andaluc¨ªa, o el madrile?o de Oula Al Tounsi, jefa del departamento. Los universitarios se turnan para devorar manoseadas novelas en espa?ol, tesoros que escasean en tiempos de guerra y bajo el embargo impuesto sobre el pa¨ªs. Ante la necesidad, estudiantes y profesores agudizan el ingenio y han creado su propio manual de conjugaci¨®n: ?, el verbo en espa?ol para el alumnado ¨¢rabe.
Este a?o, cinco afortunados becarios prosiguen sus estudios en Barcelona, Andaluc¨ªa o Madrid. La pasi¨®n por el isbani, como dicen en ¨¢rabe y en boga en la regi¨®n, no se limita al idioma sino que abarca tanto el cine como la m¨²sica. Sobre todo en un pa¨ªs en el que se puede seguir escuchando espa?ol en las calles como es el caso en varios poblados de Tartous, en los que centenares de migrantes retornados de Venezuela lo mantienen con vida aunque un tanto oxidado.
Percibidos como neutrales en el conflicto, los espa?oles son bienvenidos en tierras omeyas. Y por supuesto, en todas las trincheras del pa¨ªs en las que se bebe el mate a litros nunca falta una cabeza que asome por encima de los sacos de arena para lanzar la inevitable pregunta: ?Bar?a o Real Madrid?
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