Cambio insuficiente en la Iglesia
Una parte importante del clero, de los obispos y de la Curia romana obstruye las reformas defendidas por el Papa
Karl Rahner, el te¨®logo cat¨®lico m¨¢s importante del siglo XX, insatisfecho con el rumbo regresivo de la Iglesia cat¨®lica tras la celebraci¨®n del Concilio Vaticano II, escribi¨® en 1972 un libro titulado Cambio estructural en la Iglesia en el que trazaba las l¨ªneas maestras por donde debiera discurrir dicho cambio. Rahner defend¨ªa una Iglesia desclericalizada, no moralizante, acogedora, de puertas abiertas, con una espiritualidad aut¨¦ntica sin caer en el espiritualismo, construida desde abajo por medio de comunidades de base, democr¨¢tica, comprometida socialmente y con un papado cuya funci¨®n nada tuviera que ver con la del jefe de un r¨¦gimen totalitario.
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?Puede afirmarse que, durante los tres a?os de pontificado de Francisco ¨Cfue elegido el 13 de marzo de 2013-, se ha producido dicho cambio estructural y hemos pasado de la larga invernada de la que hablaba Rahner a la primavera eclesial?
En la agenda del papa argentino se ha producido, ciertamente, un cambio de prioridades en relaci¨®n con sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. Las de estos fueron fundamentalmente tres: la ortodoxia, que supuso una sobreactuaci¨®n de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe y la consiguiente condena de decenas de te¨®logos y te¨®logas de todo el mundo; la rigidez e intransigencia en cuestiones morales, que supuso un overbooking de prohibiciones, sanciones y exclusiones; la disciplina eclesi¨¢stica bajo la gu¨ªa del C¨®digo de Derecho Can¨®nico.
La prioridades de Francisco van en otra direcci¨®n.
Francisco ha sustituido la obsesi¨®n de sus predecesores por la moral sexual por la ¨¦tica social
De la ortodoxia a la ortopraxis. Al papa actual le ocupan y preocupan los graves problemas de la humanidad y de la naturaleza: injusto modelo econ¨®mico neoliberal, pobreza estructural, corrupci¨®n, marginaci¨®n social, desempleo, cultura del descarte, inmigrantes, personas refugiadas, discriminaci¨®n racial, inhumanidad de los sistemas penitenciarios, violencia, desempleo, desprecio hacia las comunidades ind¨ªgenas, cambio clim¨¢tico, destrucci¨®n de los ecosistemas naturales, falta de futuro de la juventud, desprotecci¨®n de las personas mayores, etc. Son estos los problemas de los que habla en sus viajes, alocuciones p¨²blicas, entrevistas y documentos, y los que coinciden con la agenda de los movimientos populares, ecologistas, ind¨ªgenas, campesinos, con quienes se ha reunido en varias ocasiones.
De la moral sexual a la ¨¦tica social. Francisco ha sustituido la obsesi¨®n de sus predecesores por la moral sexual por la ¨¦tica social. M¨¢s que fijarse en los pecados sexuales lo hace en los pecados sociales y estructurales. Denuncia la econom¨ªa de la exclusi¨®n, la anestesia de la cultura del bienestar, la nueva idolatr¨ªa del dinero, el individualismo rampante, y defiende una Iglesia de los pobres, de puertas abiertas, de salida hacia las periferias humanas.
De la complacencia eclesi¨¢stica a la cr¨ªtica eclesi¨¢stica. En su relaci¨®n con el clero, los obispos y la Curia, huye del lenguaje diplom¨¢tico y complaciente. Su discurso hacia ellos es cr¨ªtico, incluso radical a la hora de poner nombre a los esc¨¢ndalos y graves patolog¨ªas de la Iglesia y de responsabilizar de ellos a los dirigentes eclesi¨¢sticos. Del C¨®digo de Derecho Can¨®nico al Evangelio. La autoridad de Francisco no descansa en los poderes omn¨ªmodos que le reconoce la Ley Fundamental de la Iglesia y que le concede el C¨®digo de Derecho Can¨®nico, aprobado durante el pontificado de Juan Pablo II bajo la gu¨ªa del cardenal Ratzinger, sino en su permanente apelaci¨®n ¡°a la alegr¨ªa del Evangelio¡± y a la opci¨®n de Jes¨²s de Nazaret por los colectivos excluidos.
Estos avances son innegables, pero no tienen su reflejo en el d¨ªa a d¨ªa de la Iglesia cat¨®lica por la obstrucci¨®n de una parte importante del clero y de los obispos y, por supuesto, de la Curia romana, que no se ha reformado. A esto cabe a?adir que la Iglesia no se ha democratizado ni a nivel universal ni nivel local. Sigue siendo jer¨¢rquico-patriarcal en su organizaci¨®n e incluso en sus intentos de reforma. Un ejemplo es la Comisi¨®n de nueve cardenales ¨Cninguna persona te¨®loga, laica, mujer-, creada por el papa y coordinada por el cardenal Maradiaga que en 2009 apoy¨® el golpe de Estado contra el presidente de Honduras Manuel Zelaya, elegido democr¨¢ticamente. La mayor¨ªa de las veces los laicos son relegados a personal subalterno. Las mujeres siguen siendo excluidas de los ¨¢mbitos de decisi¨®n, de los ministerios ordenados y de la elaboraci¨®n de la doctrina teol¨®gica y moral ?Llegar¨¢ a producirse un encuentro de Francisco con los movimientos feministas, como ya ha sucedido en dos ocasiones con los movimientos populares? Ser¨ªa la mejor demostraci¨®n de que la Iglesia quiere ser una comunidad de hombres y mujeres sin discriminaci¨®n y practica en su seno la igualdad de g¨¦nero.
Juan Jos¨¦ Tamayo es profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Invitaci¨®n a la Utop¨ªa (Trotta, 2012).
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