?De d¨®nde sale esta pareja en la que ella parece cantar y bailar al son de las palmas de ¨¦l? ?De una juerga flamenca, de una boda, de una cena de amigos? ?Sale quiz¨¢ de una administraci¨®n de loter¨ªa en la que adquirieron un billete premiado con el Gordo? Todas las posibilidades anteriores ser¨ªan veros¨ªmiles si en la alegr¨ªa de la mujer no se advirtiera tambi¨¦n un componente agresivo, si en su bocaza no se adivinara un insulto, tal vez una amenaza. En ese sentido, esta imagen nos trae a la memoria aquel icono de la dictadura en el que Franco y Mill¨¢n Astray, en estado de embriaguez aparente, muestran su dentadura podrida al p¨²blico mientras acometen los primeros compases de El novio de la muerte. Quiz¨¢ la pareja de la foto entona ese curioso himno a ritmo de buler¨ªas. Da tanto miedo imaginar que la se?ora pueda estar cantando esa canci¨®n que hasta a su compa?ero de juerga se le ha congelado un poco la sonrisa, como si comprendiera oscuramente que algo se les est¨¢ escapando de las manos. Pues bien, no salen de una boda, ni de una administraci¨®n de loter¨ªa,ni de una juerga flamenca, ni de una cena en la que el vino haya corrido como el agua. Vienen de averiguar los resultados de unas elecciones (las europeas) que su partido acabade ganar. Es l¨®gico que est¨¦n contentos, desde luego, pero piensa uno que las manifestaciones de alegr¨ªa que provocan los votos deber¨ªan ser distintas de las que provocan los millones de la loter¨ªa. A menos, claro, que los beneficios de ganar unas elecciones sean parecidos a los de ganar el bote de la Primitiva.
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