Madre, lengua, naci¨®n
Hay que reconocer la diversidad y dar sentido al t¨¦rmino ¡°nacionalidad¡±, no suprimirlo
Madre no hay m¨¢s que una, dicen. Pues vaya. A m¨ª, a ojo de buen cubero, me salen tres: la que pone los genes, la que pone el ¨²tero y la que pone la educaci¨®n y el cari?o. Aunque coinciden en muchas ocasiones, no tienen por qu¨¦ hacerlo siempre. Y me dejo en el tintero a la que pone las mitocondrias, porque todav¨ªa est¨¢ el asunto en fase experimental, pero seguro que este tipo de madre se popularizar¨¢ en el futuro. Las unicidades monol¨ªticas no resisten el paso del tiempo.
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Lengua materna no hay m¨¢s que una, dicen. Pues vaya. Lo dijo Pedro La¨ªn Entralgo cuando era director de la Real Academia Espa?ola. Pero el turolense no se molest¨®, faltaba m¨¢s, en mirar lo que ocurr¨ªa m¨¢s all¨¢ del Ebro. Millones de catalanes son perfectamente biling¨¹es en catal¨¢n y castellano. M¨¦dico de formaci¨®n, La¨ªn prefer¨ªa hablar de esquizofrenia en vez de biling¨¹ismo: los catalanes ser¨ªan un caso cl¨ªnico, no pol¨ªtico. Pues vaya. En mi familia, sin ir m¨¢s lejos, los cinco hermanos habl¨¢bamos en castellano con nuestros padres y en catal¨¢n con nuestra abuela, que viv¨ªa en casa. Mi padre y mi abuela hablaban entre s¨ª en catal¨¢n y mis padres, entre ellos, en castellano. Entre los hermanos se hablaba indistintamente en catal¨¢n o castellano, dependiendo de las circunstancias, costumbre que hemos mantenido hasta hoy. Y nadie parece haber sufrido trastornos mentales. ?Cu¨¢l es nuestra lengua materna: el catal¨¢n o el castellano? La pregunta no tiene mucho sentido porque la respuesta ser¨ªa que o bien las dos o bien ninguna. Mejor ninguna, creo yo. A los que insisten en que la lengua materna es aquella en la que se piensa les contesto con el chiste del pol¨ªglota. En una entrevista de trabajo un joven hab¨ªa demostrado su absoluto dominio del ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n, mandar¨ªn, suajili, ruso y japon¨¦s. Asombrado, el entrevistador le pregunt¨® en qu¨¦ pensaba, a lo que, sin cortarse un pelo, el joven respondi¨® que en fornicar, como todo el mundo. Bromas aparte, la mayor parte del pensamiento tiene lugar en fase pre-verbal y los pol¨ªglotas, cuando verbalizamos, lo hacemos en un idioma u otro dependiendo de las circunstancias. No traducimos de una supuesta lengua materna en cuyo exclusivo uso se articular¨ªa el pensamiento. Cuando me entrevistan por la BBC en directo en ingl¨¦s, por ejemplo, contesto en ingl¨¦s, sin pasar por el castellano o por el catal¨¢n. S¨ª, pero, ?en qu¨¦ pienso? Pues ya que insisten se lo dir¨¦: pienso en lo mismo que todo el mundo.
Pertenezco al demos espa?ol y al demos catal¨¢n. Soy militante activo de la construcci¨®n de un demos europeo
En un Estado cabe una sola naci¨®n, dicen. Pues vaya. Eso se public¨® en estas mismas p¨¢ginas en un art¨ªculo en el que se afirmaba que la plurinacionalidad no existe y que, adem¨¢s, es imposible. ?Y eso? Pues porque la naci¨®n estar¨ªa definida por el contenido y el ¨¢mbito geogr¨¢fico de aplicaci¨®n del BOE. Genial. La Brigada Aranzadi aplaudiendo con las orejas. Yo adopto una definici¨®n m¨¢s subjetiva, basada en el sentimiento de pertenencia y en el concepto de amistad civil aristot¨¦lica. Por orden alfab¨¦tico, ?porque no hay otro posible!, yo me siento catal¨¢n y espa?ol. No puedo ser lo uno sin lo otro y si esos b¨ªpedos que se atascan en los polis¨ªlabos a uno y otro lado del Ebro acabaran oblig¨¢ndome a elegir, yo me volver¨ªa a Londres, como Blanco White. Pertenezco al demos espa?ol y al demos catal¨¢n. Soy militante activo de la construcci¨®n de un demos europeo. Todos ellos son ¨¢mbitos de amistad civil y de fraternidad diferentes, complementarios y enriquecedores. En todos ellos es necesario un marco democr¨¢tico de convivencia que se debe respetar. Estos marcos diversos pueden entrar en conflicto y estos conflictos deben tratarse con pol¨ªtica, no con electroshocks, construyendo proyectos de futuro que den sentido a las naciones y los demos involucrados. Para Ortega, son estos proyectos los que integran y definen a las naciones. ?Cu¨¢les son los nuestros?
Una madre, una lengua y una naci¨®n. Tres certezas minerales que se yerguen como menhires gigantescos e intimidatorios en el secarral mesetario espa?ol. Gabriel Magalh?es afirma en su nuevo libro, Los espa?oles, que una de nuestras principales caracter¨ªsticas es la tensi¨®n personal y social que deriva de nuestra profunda e irreductible diversidad. Ya va siendo hora de que esa diversidad se reconozca en nuestro ordenamiento pol¨ªtico. Hay que dar sentido al t¨¦rmino ¡°nacionalidad¡±, no suprimirlo. Hay que salir de la sombra de los menhires. Y hay que leer a Magalh?es, cr¨¦anme.
C¨¦sar Molinas es matem¨¢tico y economista.
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