No evaluar
La nueva aplicaci¨®n Peeple permite puntuar a las personas con las que se interact¨²a La evaluaci¨®n masiva y escasamente cualificada puede parecer problem¨¢tica
Aunque su lanzamiento ha sido demorado una vez m¨¢s, Peeple es ya un ¨¦xito, al menos en t¨¦rminos publicitarios; la aplicaci¨®n permite evaluar a las personas con las que se interact¨²a en los ¨¢mbitos profesional, personal y amoroso, otorg¨¢ndoles una puntuaci¨®n que va de una a cinco estrellas.
Peeple es ya considerada la aplicaci¨®n ¡°m¨¢s odiada¡± del mundo por su potencial para el acoso y el linchamiento, pero la idea de evaluar a las personas no es en absoluto nueva: redes sociales como Facebook y Twitter hacen de la valoraci¨®n positiva el principal aliciente para la interacci¨®n de sus usuarios, y la evaluaci¨®n de servicios que van desde p¨¢ginas de reserva de hoteles hasta taxis y desde controles policiales en aeropuertos a restaurantes se ha convertido en una pr¨¢ctica habitual en la medida en que en los ¨²ltimos a?os las empresas han desarrollado herramientas para rentabilizar la informaci¨®n acumulada.
Al permitir evaluar personas y no servicios, Peeple parece introducir una variante en el modelo, sin embargo. Pero es evidente que la calificaci¨®n de un servicio (un restaurante, por ejemplo) es tambi¨¦n, inevitablemente, una evaluaci¨®n de las personas que lo prestan. A esa objeci¨®n posible a la calificaci¨®n se suman otras, como la de que no todos los clientes de un restaurante son expertos en gastronom¨ªa (o, por el caso, en controles de seguridad en aeropuertos) y que los factores que inciden en la evaluaci¨®n son m¨²ltiples: un estudio reciente de la p¨¢gina ratemyprofessors.com demostr¨®, por ejemplo, que los profesores m¨¢s atractivos f¨ªsicamente tend¨ªan a tener mejores calificaciones. Una dictadura de la evaluaci¨®n masiva y escasamente cualificada puede parecer problem¨¢tica, pero es necesario pensar (tambi¨¦n) en todos esos profesionales calificados err¨®neamente para comprender lo profundamente inhumano del sistema y comenzar a pensar en la no evaluaci¨®n como forma de resistencia.
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