No lo explique, ?cu¨¦ntelo!
Saber narrar historias puede ser la mejor arma para conseguir un trabajo o relacionarse con los dem¨¢s. Solo hay que tener claro cu¨¢l es el mensaje y dejarse llevar
Cuando no exist¨ªan las empresas, ni las marcas, ni los psic¨®logos, y solo hab¨ªa hogueras y humanos alrededor, ya hac¨ªamos uso del arte de la narraci¨®n para transmitir valores, ideas o proyectos. Es lo que ahora se conoce como storytelling (narraci¨®n, en ingl¨¦s). Y si este arte ha permanecido, por m¨¢s que algunas cosas hayan cambiado tanto, es porque nuestro cerebro se implica de forma diferente cuando explicamos una historia que cuando nos limitamos a enumerar acontecimientos. Por ejemplo, al leer simples datos se activan en nuestro cerebro solamente las partes del lenguaje encargadas de descifrar su significado. Sin embargo, cuando esas mismas referencias forman parte de un relato o de una met¨¢fora que va m¨¢s all¨¢ de la mera descripci¨®n, tambi¨¦n se activan las partes que el cerebro usa cuando estamos viviendo una experiencia real. Las historias consiguen involucrarnos, nos emocionan, desarrollamos una mayor empat¨ªa, as¨ª como habilidades sociales complejas. Adem¨¢s, consiguen que el mensaje perdure, se entienda mejor e incluso que se est¨¦ m¨¢s dispuesto a actuar. Estos valores nos pueden ayudar, por ejemplo, en una entrevista de trabajo donde tenemos que explicar nuestra trayectoria y convencer de que somos el candidato ideal para el puesto. Tambi¨¦n pueden ser ¨²tiles para aconsejar a un buen amigo o para liderar un grupo de trabajo. Sea como sea, el arte del storytelling es un arma poderosa.
El marketing ha descubierto los beneficios de contar historias. En un mundo saturado de mensajes y clich¨¦s, el poder de un cuento es algo que las empresas no est¨¢n dispuestas a desperdiciar. La ciencia, adem¨¢s, ha corroborado que las palabras son muy parecidas a la magia. Tal vez por eso los conjuros y los hechizos se construyen con palabras. Y tal vez por eso tambi¨¦n debemos saber usarlas, combinarlas e hilarlas para que digan lo que queremos decir. Para que nos ayuden a explicarnos y a ser entendidos.
Puede que el nombre de Andrew Stanton no nos suene demasiado. Sin embargo, si decimos que es el guionista de las tres entregas de Toy Story y de Wall-E, entre otras maravillas del cine de animaci¨®n, seguro que despierta en usted una gran simpat¨ªa. Stanton ha sido uno de los responsables de actualizar la narrativa actual. Es dif¨ªcil escapar del embrujo que generan algunas de las obras maestras de la factor¨ªa Pixar. De repente, el cine infantil conect¨® no solo con los ni?os, sino con la infancia que espera agazapada dentro de cualquier persona. Y si pudieron conseguirlo fue por esa manera tan original de contar las historias de siempre.
El storytelling puede salvarle la vida Sherezade sabe que el sult¨¢n, despu¨¦s de pasar la noche en palacio, le cortar¨¢ la cabeza. Pero ella tiene un plan. Empieza a contar un cuento fascinante que interrumpe justo al alba, con la promesa de desentra?arle el final durante la noche siguiente. Velada tras velada, Sherezade va enlazando historias: Aladino y la l¨¢mpara m¨¢gica, Simbad el marino, Al¨ª Bab¨¢ y los 40 ladrones¡ As¨ª es como salva su vida y consigue su final feliz. Este cl¨¢sico de la literatura universal ya nos advierte tanto de la importancia de saber contar cuentos como de la fascinaci¨®n e influencia que son capaces de ejercer a todo tipo de personas.
La f¨®rmula secreta de Pixar permaneci¨® bien guardada hasta que en 2012 Stanton dio una conferencia en una charla TED (tecnolog¨ªa, entretenimiento y dise?o) titulada Las claves de una gran historia. En aquella exposici¨®n, el cineasta comparti¨® su manera de ver el storytelling. En s¨ªntesis, Stanton explicaba los caminos para mantener a la tribu alrededor de la hoguera, atentos y con ganas de saber qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s. Nosotros, en nuestro d¨ªa a d¨ªa, tambi¨¦n podemos usar algunas de las t¨¦cnicas del guionista estadounidense. Porque a todos nos gusta contar lo que nos ha pasado en el trabajo. O la an¨¦cdota que acabamos de vivir en el autob¨²s. O que nuestro jefe tenga en cuenta nuestros puntos de vista¡ Lo importante es que cuando tengamos que explicar algo, con la intenci¨®n que sea, no lo expliquemos. Cont¨¦moslo. Para que nuestras historias cuenten para los dem¨¢s, es bueno seguir algunos consejos.
Un principio y un final. Narrar es como contar un chiste. Para que tenga gracia, hay que tener claro c¨®mo se empieza y c¨®mo se acaba. Es posible dejarse llevar durante el desarrollo, pero el principio y el final no se improvisan. Hay que tenerlos en mente y estar preparados para provocar el efecto deseado.
Empiece con una promesa. Porque todo relato es una esperanza. No se trata de mentir ni de exagerar, sino de extraer lo excepcional que encierra cualquier acontecimiento para que el interlocutor nos preste algo tan valioso que nunca se da: su atenci¨®n.
Haga que le importe. Esta es una de las reglas de oro de Pixar. Andrew Stanton nos anima diciendo: ¡°Quiz¨¢ sea el mandamiento m¨¢s grande de la narrativa. Por favor, ?haz que me importe! En lo emocional, en lo ?intelectual, lo est¨¦tico¡, haz que me importe. Y todos sabemos qu¨¦ es lo que no nos ?importa¡±. Al final, no somos tan distintos. Si miramos dentro de cada uno de nosotros, sabremos ver no solo qu¨¦ es interesante explicar y qu¨¦ no, sino c¨®mo ser¨ªa interesante contarlo.
2+2 es muy distinto que 4. Es decir, hay que involucrar al otro, y para ello es necesario ir dejando espacio a su inteligencia. No es conveniente resolver todo el misterio de golpe.
Use lo que sabe. O lo que vive. Todos tenemos a nuestro alrededor personas que siempre tienen algo que contar. En la gran mayor¨ªa de los casos no es que hayan vivido m¨¢s, simplemente han estado m¨¢s atentos a las cosas. Si hacemos lo mismo, nuestra vida ser¨¢ un pozo sin fondo de historias de todo tipo.
Adem¨¢s de pensar lo que se quiere narrar y darle una estructura interna al relato, para convertirse en un gran contador de historias hay que usar todos los recursos que tenemos a nuestro alcance.
El cuerpo. Tiene su propio lenguaje. Si no se usa m¨¢s, sobre todo al hablar en p¨²blico, es porque es f¨¢cil cohibirse. ?Fuera complejos! Dej¨¦monos llevar por la narraci¨®n. El cuerpo rea?ccionar¨¢ por s¨ª mismo y ser¨¢ capaz de completar las sutilezas que a veces se le escapan a las palabras.
Para saber m¨¢s
Libros
?Ser¨¢ mejor que lo cuentes!
Antonio N¨²?ez L¨®pez?(Empresa Activa)
Explica la t¨¦cnica del storytelling. Aprender¨¢ que su ¨¦xito personal depende de c¨®mo cuente la realidad.
Storytelling, la m¨¢quina de fabricar historias?y formatear las mentes
Christian Salmon (Pen¨ªnsula)
Desvela c¨®mo una buena historia es la nueva arma de distracci¨®n que los pol¨ªticos utilizan para vender sus mensajes. Conocer su poder tambi¨¦n es una buena manera de protegerse de ¨¦l.
Pel¨ªculas
Trilog¨ªa Toy Story (Pixar)
Obra maestra del cine de animaci¨®n para grandes y peque?os.
Los ojos. Hay que mirar a los dem¨¢s. La expresi¨®n de la cara se ilumina con una mirada cargada de intenci¨®n.
El tono de voz. B¨¢sico para darle valor a las palabras. Alzarlo o bajarlo. Acelerarlo o ralentizarlo. Lo ideal es cambiarlo cuando aparezcan nuevos personajes en nuestro relato. Le podemos poner intensidad o, simplemente, interrumpir con un silencio. Un excelente relato acompa?ado por una buena interpretaci¨®n de tono es un artefacto infalible.
Si se tienen en cuenta todas estas cosas, es m¨¢s que probable que descubramos el incre¨ªble poder de conexi¨®n que hay en las narraciones. ¡°Cada una de ellas confirma alguna verdad que profundiza nuestra comprensi¨®n de lo que somos como humanos. Nos encantan las historias. Nacimos para esto. Las historias afirman qui¨¦nes somos. Todos queremos confirmar que nuestras vidas tienen sentido. Y nada nos reafirma m¨¢s que conectarnos mediante historias. Porque pueden atravesar las barreras del tiempo: pasado, presente y futuro; y nos permiten experimentar las similitudes entre nosotros y con los dem¨¢s, reales e imaginarias¡±, sostiene Stanton.
Hay que empezar a comunicarse a trav¨¦s de historias. Dejar de explicar meros hechos, m¨¢s o menos aburridos. Da igual que los relatos puedan ser escritos o hablados. Lo importante es que sean de verdad. Que hablen de nosotros y que, al hacerlo, nos hablemos a nosotros mismos. Pero tambi¨¦n es fundamental escuchar los cuentos de los dem¨¢s. Ya sea en directo, leyendo un libro, frente a la pantalla de la televisi¨®n o en una sesi¨®n de cine. Llenarse de buenas narraciones. De cuentos. De f¨¢bulas. Hacer un esfuerzo para estar cerca de los buenos narradores y dejarse llevar. Escuchar como lo hac¨ªamos cuando ¨¦ramos ni?os. Con los o¨ªdos, pero con los ojos tambi¨¦n. Con todo el cuerpo.
Si hemos tenido la fortuna de estar en una sesi¨®n de cuentacuentos y nos hemos fijado en los ni?os, entenderemos que esa es la ¨²nica manera de estar atentos a un relato. Con los ojos tan abiertos como si realmente fueran ventanas para que entre aire fresco.
elpaissemanal@elpais.es
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