La obsesi¨®n por uno mismo
Es importante conocer nuestro interior, pero sin darle mucha trascendentalidad
Vivimos tan pendientes de nosotros mismos que nos olvidamos de vivir. Estamos metidos de lleno en la era del autoconocimiento, de la dedicaci¨®n a uno mismo, y hemos ca¨ªdo en la trampa.
Cuando los ciudadanos de la antigua Grecia acud¨ªan a consultar el or¨¢culo al templo de Delfos, se encontraban con una frase en el frontispicio que dec¨ªa: ¡°Con¨®cete a ti mismo¡±. ?Qu¨¦ es lo que quer¨ªa decir? ?Acaso se exig¨ªa a sus visitantes un examen pormenorizado sobre sus defectos y virtudes? Por supuesto que no.
M¨¢s bien se trataba de un imperativo de prudencia, una exhortaci¨®n a ser mesurados a la hora de pedir al or¨¢culo. Hab¨ªa que tener cuidado con las grandes expectativas y esperanzas, con los deseos de sanaci¨®n, con esperar una excesiva generosidad. En definitiva, ven¨ªa a decir que mejor no pedir la luna porque al fin y al cabo somos mortales y no dioses. Entonces, indagar en el interior de cada uno es llegar a conocer los l¨ªmites propios, no presumir de nada en exceso ni confrontarse como lo hizo el tit¨¢n Prometeo con los que habitaban en el Olimpo.
Cientos de a?os despu¨¦s, el consejo se puede seguir aplicando: llegar a entenderse es como alcanzar los secretos del universo y de los dioses, pero tal conocimiento se encuentra oculto, como un tesoro, dentro de cada uno de nosotros.
Llevamos unos a?os inmersos en una floreciente industria destinada al autoconocimiento. Hoy d¨ªa vende mucho todo lo que est¨¢ relacionado con dedicarse a uno mismo, ya sea en el ¨¢mbito de la est¨¦tica, la diet¨¦tica o para cuestiones m¨¢s trascendentales, psicol¨®gicas o espirituales. David R. Hawkins (1927-2012), doctor en Medicina y Filosof¨ªa, describ¨ªa este contexto social en el que prevalece el autoconocimiento: ¡°Cuando tienes molestias, vas al m¨¦dico o al psiquiatra, al psic¨®logo o al astr¨®logo. Te haces de una religi¨®n, estudias filosof¨ªa, te das un empujoncito con las t¨¦cnicas de liberaci¨®n emocional (EFT). Equilibras los chakras; pruebas con reflexolog¨ªa, acupuntura, con iridolog¨ªa o luces y cristales. Meditas, recitas mantras, bebes t¨¦ verde, aprendes programaci¨®n neuroling¨¹¨ªstica (PNL), trabajas visualizaciones, estudias psicolog¨ªa, haces yoga, pruebas lo psicod¨¦lico, cambias la nutrici¨®n, llevas joyas ps¨ªquicas. Expandes la conciencia, haces bio-feedback, terapia Gestalt. Visitas a tu home¨®pata, quiropr¨¢ctico y natur¨®pata. Pruebas la kinesiolog¨ªa, descubres tu eneatipo, equilibras tus meridianos. Te re¨²nes con chamanes, practicas el feng shui. Encuentras a un nuevo gur¨². Escribes afirmaciones. Pruebas el re-nacer. Tiras el I Ching, el tarot. Estudias y practicas zen. Aprendes magia. Te preparas para la muerte. Vas a retiros. ?Ayunas¡¡±.
?Se reconoce en alguno de estos puntos? Quiz¨¢, sin darse cuenta, es un adicto m¨¢s a esa sociedad entregada al materialismo espiritual. Esta clase de personas andan detr¨¢s de respuestas a cuestiones como estas: ?por qu¨¦ no acabo de ser feliz? o ?por qu¨¦, a pesar de practicarlo todo, mi vida sigue siendo igual? Pueden existir diferentes explicaciones, pero hay una respuesta que es evidente: porque hoy d¨ªa se vive demasiado centrado en uno mismo. De tanto buscar ese tesoro escondido en el alma, uno se olvida de vivir la vida que tiene ante sus narices.
Que quede claro entonces que autocentrarse es poner la atenci¨®n en uno mismo pero en exceso, observarse continuamente, escuchar y enredarse en las dial¨¦cticas mentales, atender a los movimientos de su mente y de sus emociones. Para los practicantes de cualquier disciplina que requiera interiorizaci¨®n, el autocentramiento es un estorbo. Dicho de otro modo, pasarse el d¨ªa pendientes de todo lo que sentimos o pensamos tiene un impacto en el cuerpo y conlleva algunas dificultades:
Obsesi¨®n. Dar vueltas y m¨¢s vueltas a las cosas, pasarse el d¨ªa analizando lo que le sucede a uno y a los dem¨¢s. Este estado de alerta permanente a cualquier se?al emocional y del cuerpo suele acarrear hipocondr¨ªa.
Para saber m¨¢s
Libros
Di¨¢logos VII. Dudosos.Ap¨®crifos. Cartas
Plat¨®n
(Editorial Gredos)
Despu¨¦s del ¨¦xtasis, la colada
Jack Kornfield
(La Liebre de Marzo)
Bienvenidos en el camino
Arnaud Desjardins
(Hara Press)
Con los ojos bien abiertos
Mariana Caplan
(Kair¨®s)
Dejar ir. El camino de la liberaci¨®n.
Dr. David R. Hawkins
(El Grano de Mostaza)
Confusi¨®n. Llega un momento en que ya no se sabe si lo que se siente es de verdad o lo que pasa es que se est¨¢ tan pendiente que es f¨¢cil caer en la sugesti¨®n.
Disociaci¨®n de la realidad. Se vive tanto en la introspecci¨®n propia y en los fen¨®menos interiores que se desatiende lo que sucede fuera, o se interpreta como si no fuera con nosotros. La consecuencia directa de esto es un alejamiento de lo que nos rodea.
Dificultades de convivencia. Estar tan centrados en nosotros mismos incrementa las necesidades propias y desatiende las de las personas pr¨®ximas hasta el punto de distorsionar el sentido de la relaci¨®n.
Posesi¨®n. Cuando uno solo se preocupa por lo suyo, acaba siendo pose¨ªdo por sus propios fantasmas o por los llamados ¡°demonios interiores¡±, es decir, que puede acabar arrastrado por sus propias pulsiones y fantas¨ªas.
Par¨¢lisis por an¨¢lisis. Es el resultado de todos los puntos anteriores. Estar muy pendiente de uno mismo acaba por acarrear una par¨¢lisis de todo el sistema cognitivo, incapaz de tomar decisi¨®n alguna. En ese momento, la persona queda bloqueada.
Podr¨ªa decirse que la paradoja de este estado es que cuanto m¨¢s te centras en ti, m¨¢s f¨¢cil es perderse. Y eso no solo les ocurre a los buscadores espirituales, sino a todo aquel que intenta rendir en todos los ¨¢mbitos de su vida. Tenemos tantas tareas que resolver, tantas cosas en las que pensar y est¨ªmulos a los que responder, que solo vivimos para nosotros mismos, creyendo equivocadamente que lo hacemos por culpa de un mundo que no nos deja en paz.
La sociedad del autoconocimiento es un ?indicativo de la tendencia que se da en todo el mundo que consiste en desarrollar una conciencia m¨¢s extensa y plural que potencie la capacidad de cada uno de desarrollar nuevas dimensiones. Para ello hay multitud de t¨¦cnicas y metodolog¨ªas como las anteriormente descritas. La t¨¦cnica, sin embargo, debe venir acompa?ada de una ¨¦tica y una est¨¦tica del vivir. No todo vale, no todo funciona; hay mucho enga?o, falsos profetas, mucho negocio y discursos. Mucha gente confunde los fen¨®menos ps¨ªquicos con estados iluminativos, o se practica la incongruencia de vivir estresados durante la semana y conectar con uno mismo de viernes a domingo.
Para los apasionados del alma humana y del esp¨ªritu universal es bueno tener en cuenta que el mayor de los enemigos es un ego espiritualizado. Una vida plena y en paz requiere de un proceso de transformaci¨®n personal. Uno va dejando de ser como es para convertirse en lo que quiere ser, integrando en su vida esa dimensi¨®n del ¡°con¨®cete a ti mismo¡±. Uno anda a su encuentro, all¨¢ en lo m¨¢s profundo. La paradoja consiste en que para encontrarse se necesita del otro, se precisan espejos que muestren cu¨¢l es la realidad que estamos experimentando. Se requiere una manera de vivir, de relacionarse con el mundo y los dem¨¢s.
Dicho de otro modo, hay que salir de uno mismo, descentrarse, para desvelar lo que pueda existir m¨¢s all¨¢ de nuestras programaciones mentales y emocionales. Quienes lo logran son los que se asientan en el silencio o la contemplaci¨®n, los que se entregan a un arte, los que se dan a los dem¨¢s. En cada caso hay un olvido de s¨ª mismo para que penetre el bien, lo bello y lo verdadero. Es eso lo que buscamos con tanto ah¨ªnco. En resumen: descentrarse para encontrarse.
elpaissemanal@elpais.es
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