El refugio trasfronterizo de Chiapas
El Bungalow, un antiguo hotel de Tapachula, es uno de esos 'no-lugares' que los migrantes han convertido en su vecindario
Las oficinas de migraci¨®n ubicadas fuera del centro son conocidas como Las Vegas, para distinguirlas de las instalaciones en la Calle 5 de Febrero. La serpiente de personas que recorre de la carretera Antiguo Aeropuerto avanza lenta. Adentro, la sala de espera se llena y vac¨ªa a ritmo constante. Cinco horas al d¨ªa, cinco d¨ªas a la semana, miles de vidas se rozan sin tocarse, pasan sin dejar ni una huella.
Las Vegas en realidad no existe, es un espacio que se podr¨ªa definir un no-lugar, retomando el concepto del antrop¨®logo franc¨¦s Marc Aug¨¦ que con esta expresi¨®n se refer¨ªa a sitios provisionales, an¨®nimos, a veces alienantes y normalmente destinados al tr¨¢nsito. En las ciudades fronterizas como Tapachula abundan los no-lugares. Adem¨¢s de las oficinas de migraci¨®n est¨¢n las centrales camioneras, las v¨ªas del tren conocido como La Bestia y algunos hoteles y departamentos a veces arrendados por familias enteras, que ya no caben en los saturados albergues para migrantes.
Uno de estos sitios es un antiguo hotel en el centro de la ciudad, que hace unos quince a?os se transform¨® en vecindad de migrantes. A lo largo del tiempo, ha dejado su estatus de no-lugar para volverse punto de referencia para muchos irregulares ¡ªsobre todo mujeres¡ª que por varias razones han decidido no continuar su viaje ¡°pa¡¯l norte¡± y establecerse en esta ciudad fronteriza.
El Bungalow
La entrada al Bungalow es un pasillo sin puerta que desde la calle ni siquiera se nota. Adentro, los peque?os departamentos se recorren pegados el uno al otro en tres filas, dos laterales y una central. Cada departamento es ocupado por una familia y cada familia cuenta por lo menos con cuatro personas, que pueden o no tener relaci¨®n de parentesco; en el Bungalow, se vuelve familia tambi¨¦n quien no lo es.
Sentadas a la sombra frente a la casa de Alicia, las mujeres comentan la llegada de los dos nuevos inquilinos. Vienen de El Salvador. De hecho, acaban de llegar y todav¨ªa se sabe muy poco. Lo que s¨ª se sabe es que solo quedan unas horas m¨¢s para especular antes de que ellos y los dem¨¢s hombres de la vecindad regresen del trabajo. Pr¨¢cticamente todos salen por la ma?ana temprano y no regresan hasta la noche, quien es taxista, quien panadero, quien mesero en un bar diurno.
La cotidianidad del Bungalow es un universo totalmente femenino, con ritmos escandidos por los horarios de la escuela de los ni?os y ni?as, la preparaci¨®n de la comida, el aseo, la convivencia entre vecinas y, claramente, las novelas. Ser¨ªa un error y una falta de respeto venir a buscar en este lugar algo raro, peligroso, an¨®malo. Ser¨ªa la confirmaci¨®n del estereotipo de que donde hay migrantes hay problemas, y no se le reconocer¨ªa al Bungalow su caracter¨ªstica principal: la tranquilidad generada por sus habitantes, lo que permiti¨® que este lugar saliera de la lista de los focos rojos de la migraci¨®n y entrara en la normalidad de una simple vecindad entre muchas.
Ellas
Elisabeth viene de Honduras. Lleg¨® a M¨¦xico hace diecis¨¦is a?os y se acuerda de cuando el Bungalow todav¨ªa era un lugar de tr¨¢nsito, descuidado y abandonado. Ella fue de las primeras en establecerse en uno de los departamentos y el recuerdo de aquel tiempo descubre su bella sonrisa. ¡°?ramos puras mujeres, todas migrantes, solteras y trabajadoras. Unas eran meseras, otras hac¨ªan la limpieza, quien vend¨ªa comida. Yo fui la primera en traer a mis hijos para que vivieran conmigo, y de aquel momento todas las dem¨¢s le hicieron como yo, y el Bungalow se volvi¨® un chamaquero¡±. Su mirada se tensa un poco cuando se le pregunta por su pasado. La vida de la quequiere hablar no es ¡°la de all¨¢¡±, sino la que empieza en el a?o 2000 cuando, en su camino rumbo a Estados Unidos, acab¨® trabajando como mesera en Tapachula, se enamor¨® de su actual esposo y decidi¨® quedarse. Muchas de las dem¨¢s mujeres tienen una historia parecida.
Vicky tiene 25 a?os, un marido mexicano y una hermosa hija que estudia en la primaria. En 2006 vino de Honduras para visitar a un familiar, encontr¨® trabajo y decidi¨® quedarse. Desde entonces vive en el Bungalow, antes con sus hermanas y ahora con su propia familia. Hace unos meses regulariz¨® finalmente su situaci¨®n migratoria, por v¨ªnculo familiar con su hija nacida en M¨¦xico. Vicky sabe mucho de tr¨¢mites y de c¨®mo aprovechar los programas del Gobierno. Es una de aquellas personas que la feroz burocracia de cada expediente ha transformado en una fuente infinita de informaciones sobre las diferentes pr¨¢cticas de regularizaci¨®n y las respectivas maneras para ¡°darles vuelta¡±. Adem¨¢s, es promotora de salud y colabora con la asociaci¨®n Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer ¡°Elisa Mart¨ªnez¡± en su trabajo de defensa de los derechos humanos, civiles y laborales de las trabajadoras sexuales y de las mujeres en general.
¡°Yo no quiero ser parte de ninguna organizaci¨®n, pero s¨ª me gusta salir a la calle con los de la Brigada, hablar con la gente, ir a los bares y platicar con las chicas, hacer conciencias sobre la importancia de la prevenci¨®n de las enfermedades y, si alguien quiere, hacerle tambi¨¦n la prueba de VIH. Es por eso que nos capacitaron, y es lo que m¨¢s me gusta hacer¡±, cuenta.
La Brigada, integrada por trabajadoras sexuales, trabajadoras sexuales transg¨¦nero, sobrevivientes de trata de personas y otras mujeres solidarias, tiene su sede en la Ciudad de M¨¦xico. Pero desde algunos a?os ha empezado un proceso de acompa?amiento, concientizaci¨®n y movilizaci¨®n comunitaria en la ciudad de Tapachula. Su intervenci¨®n fue solicitada por M¨¦dicos del Mundo, otra organizaci¨®n independiente que trabaja para que todas las personas, especialmente las que sufren pobreza, inequidad de g¨¦nero y exclusi¨®n social, tengan un efectivo derecho a la salud. Esta colaboraci¨®n, inicialmente espor¨¢dica, se ha vuelto ahora un compromiso constante con proyectos que involucran no s¨®lo las dos asociaciones, sino tambi¨¦n algunas mujeres voluntarias y, entre ellas, algunas residentes del Bungalow. Vicky, de hecho, no es la ¨²nica: Elizabeth, Cinthya y Gladys tambi¨¦n est¨¢n en este proceso y a¨²n m¨¢s han decidido constituir su propio espacio de apoyo a las mujeres con la asociaci¨®n civil Mujeres migrantes y mexicanas contra la violencia, presentada en Tapachula el pasado 25 de enero.
¡°Las que decidieron el nombre fueron ellas y la llamaron as¨ª porque lo que acomuna las mujeres a quienes va dirigido su apoyo, migrantes o mexicanas, trabajadoras sexuales o no, es la violencia que sufrieron en alg¨²n momento de su vida. Por eso se proclamaron ¡®contra la violencia¡¯, para reafirmar una vez m¨¢s su rechazo a cualquier agresi¨®n hacia las mujeres¡±. As¨ª Brenda Ochoa, integrante de M¨¦dicos del Mundo, comenta los principios regidores de la nueva asociaci¨®n. Y concluye remarcando la importancia de este trabajo de base, llevado a cabo por personas que fueron a su vez migrantes irregulares y saben llegar adonde las autoridades no pueden, o no quieren. De hecho, si por un lado las cuestiones relacionadas con el trabajo sexual son de competencia municipal, por el otro la migraci¨®n en su conjunto es asunto federal, y como tal refleja toda la fuerza de las pol¨ªticas coercitivas procedentes de Los Pinos.
Tapachula entre migraci¨®n, deportaci¨®n y crisis de refugiados
Cuando se le pregunta sobre la situaci¨®n de los migrantes en Tapachula, el primer comentario de Diego Lorente P¨¦rez de Eulate, director del Centro de Defensa de los Derechos Humanos Fray Mat¨ªas de C¨®rdova, tiene que ver con el tama?o y la complejidad de un fen¨®meno que ya rebasa la posibilidad de contenerlo, manejarlo o atenderlo. ¡°El tema de la migraci¨®n es tan complejo y diverso que uno tiene la ilusi¨®n de trabajarlo todo, pero luego, en el d¨ªa a d¨ªa, las diferentes exigencias y formas en qu¨¦ se da la migraci¨®n, hacen que se pueda intervenir en un rango muy limitado de casos¡±. Diego lamenta mucho que ¡°la emergencia generada por el centro de detenci¨®n y la gran cantidad de gente deportada y maltratada le ganan al trabajo de largo plazo sobre discriminaci¨®n y racismo en las colonias de la ciudad¡±.
Los as¨ª llamados migrantes de destino, los que han elegido Tapachula como meta de su viaje, sufren al igual que los migrantes en tr¨¢nsito un maltrato diario con discriminaci¨®n y marginalizaci¨®n. Sin embargo, "el salto fuerte del Gobierno mexicano, desde la entrada de Enrique Pe?a Nieto, en el tipo de personas puestas al frente del Instituto Nacional de Migraci¨®n (INM) y en la decisi¨®n de endurecer la pol¨ªtica de control y represi¨®n, hace que el trabajo m¨¢s urgente sea el seguimiento de los casos de detenciones y deportaciones¡±.
El Fray Mat¨ªas se dedica a asesorar y acompa?ar a los detenidos reclusos en la estaci¨®n migratoria Siglo XXI, la m¨¢s grande de M¨¦xico, que concentra la mayor cantidad de migrantes para proceder a su deportaci¨®n. Y los datos que proporciona el director explican porqu¨¦ el trabajo es tan absorbente: ¡°Si en 2013 se manejaba la cifra de 85.000 detenciones, en 2014 ya eran 127.000, y al 30 de noviembre de 2015 el n¨²mero se hab¨ªa disparado a 178.000 Un incremento del 120% de las detenciones, que van de la mano con el n¨²mero de deportaciones. Si hace dos a?os sal¨ªan cuatro o cinco autobuses a la semana, ahora est¨¢n saliendo seis a diario, incluso con deportaciones nocturnas¡±.
Cabe destacar que a este incremento de las deportaciones corresponde un incremento del flujo de personas que llegan a Tapachula, ¡°porque aqu¨ª llega el autob¨²s m¨¢s barato¡±. Con la particularidad de que ya no se trata de migrantes, sino de refugiados. Personas que, si son deportadas, seguir¨¢n regresando por el peligro que corren en su propio pa¨ªs.
Marta S¨¢nchez, fundadora del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), entrevistada en diciembre de 2015 durante la XI Caravana de Madres centroamericanas en busca de sus hijos migrantes desaparecidos, habl¨® de ¡°una crisis de refugiados a la cual M¨¦xico est¨¢ respondiendo con una de las pol¨ªticas m¨¢s represivas de la historia¡±. A menudo es dif¨ªcil que las instituciones de defensa de los derechos huanso como el Fray Mat¨ªas puedan llegar a los afectados por esta situaci¨®n, que S¨¢nchez estima que ser¨¢n cada vez m¨¢s con la realizaci¨®n de obras infraestructurales como el canal de Nicaragua.
En este panorama, asociaciones como la que fundaron algunas mujeres del Bungalow, en colaboraci¨®n con la Brigada y M¨¦dicos, pueden marcar la diferencia, encarnando la fuerza de la organizaci¨®n ¡°desde abajo¡±. La ¨²nica dispuesta a reconocer a los migrantes su derecho de ser tratados como personas, recibidos como hermanos, cuidados como vecinos.
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