Los esfuerzos del presidente suizo por celebrar la risa
La severidad de Johann Schneider-Ammann lo convierte en involuntario objeto de bromas
Los suizos son reconocidos por muchas virtudes, entre las que no se suele incluir el sentido del humor. Pero estos d¨ªas la palma de la falta de gracia se la lleva el presidente de la Confederaci¨®n, Johann Schneider-Ammann. Un discurso suyo en franc¨¦s se ha convertido en fen¨®meno viral, causando risotadas desde Par¨ªs a Washington. ?Pero qu¨¦ ha hecho para convertirse en involuntario protagonista de un sainete medi¨¢tico?
Pues el pol¨ªtico hac¨ªa la tradicional alocuci¨®n del D¨ªa de los Enfermos y reflexionaba acerca del valor de la risa como terapia. Hasta aqu¨ª, todo normal. Pero lo hilarante es la contradicci¨®n entre palabras y gestos: un semblante severo y un tono dram¨¢tico a los que se sumaba un fondo elegido con escaso gusto. Todo sin la m¨¢s m¨ªnima sombra de una sonrisa.
Pero la frase que provoc¨® m¨¢s carcajadas fue: ¡°La risa es buena para la salud. Al igual que yo, supongo que ustedes tambi¨¦n han tenido alguna vez esta experiencia¡±. O sea, que Schneider-Ammann confiesa que ha re¨ªdo, y espera que sus conciudadanos hayan gozado igualmente de dicha vivencia.
¡°Un enterrador hubiera sido m¨¢s alegre¡±, coment¨® un humorista local, mientras que otro comediante dijo: ¡°Me retiro del oficio. No puedo competir con esto¡±. En Estados Unidos, el presentador John Oliver dijo que el presidente suizo ¡°ten¨ªa la misma expresi¨®n de un maestro de escuela que debe anunciar a un ni?o que su h¨¢mster ha muerto aplastado¡±.
Aunque no todo es broma. La hilaridad general no ha hecho mucha gracia en los cantones de habla alemana, que no aprecian la burla acerca de los esfuerzos del presidente por hablar la lengua minoritaria: el franc¨¦s. Y es que al final parecen ser todos los suizos los que terminan por no disfrutar demasiado al ser objeto de las risas internacionales. Una editorialista ginebrina coment¨®: ¡°A ojos del mundo, todos los suizos somos Schneider-Ammann, pues nos perciben como seres sopor¨ªficos, provincianos, e incapaces de comunicar¡±.
Ahora, le toca al lector. Busque en la red: ¡°Schneider-Ammann / discours / rire¡± para hacerse su propia idea.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.