ETA-Yihad: ense?anzas de una victoria
La comunidad musulmana es la que debe encabezar el combate contra el terrorismo
De mi experiencia en la lucha contra ETA extraigo dos ense?anzas que pueden servirnos para vencer al terrorismo yihadista. La primera tiene que ver con el conocimiento del medio y la infiltraci¨®n policial de su entorno. Para nadie es un secreto que los atentados no se evitan con medidas de seguridad sino con la detenci¨®n de los comandos.
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El comienzo del fin de ETA desde el punto de vista policial (no se olvide, clave en su derrota) se produjo al comienzo de los a?os 90 cuando la Polic¨ªa y la Guardia Civil instalaron en Francia una aut¨¦ntica base operativa, construyendo un mapa tan preciso de su organizaci¨®n y estructura que hizo imposibles sus movimientos. En los ¨²ltimos a?os de ETA (2006-2011), la mayor¨ªa de las detenciones de los comandos eran en Francia, mucho antes de que pasaran a Espa?a a cometer sus atentados. De hecho, fueron las detenciones de sus sucesivas c¨²pulas las que descabezaron y terminaron con la organizaci¨®n terrorista.
Quince a?os despu¨¦s del inicio de los atentados masivos (Torres Gemelas, septiembre de 2001), nuestros sistemas policiales tienen poca informaci¨®n de la violencia yihadista, no la comparten en unidades centralizadas de inteligencia y su penetraci¨®n en los espacios sociales de los terroristas es m¨ªnima, por no decir inexistente. La tarea policial en nuestros barrios ¨¢rabes de Bruselas, Par¨ªs, Londres o Berl¨ªn para infiltrarse y conocer todo lo que se cuece all¨ª en torno a la yihad es inmensa, y mucho me temo que ni si quiera ha comenzado.
Lo que ha ocurrido en Bruselas, con los atentados sufridos en Par¨ªs y en la capital belga, es un ejemplo palmario de falta de previsi¨®n y descoordinaci¨®n policial entre cuerpos nacionales. En Bruselas todo el mundo sabe que la polic¨ªa belga durante a?os no hizo nada en Molenbeek, lo que explica las airadas protestas francesas despu¨¦s de los atentados en la capital gala. Pero las otras patas de esa mesa nos afectan a todos, porque la inexistencia de una polic¨ªa europea contraterrorista es el corolario de la inexplicable ausencia de coordinaci¨®n y de an¨¢lisis global de la informaci¨®n.
No existe una polic¨ªa europea contraterrorista
Algunos dicen que estamos en guerra. Sea este o no el mejor t¨¦rmino para la larga marcha que tenemos por delante, lo que s¨ª es seguro es que ser¨¢ una batalla de inteligencia policial y de estrategia pol¨ªtica de largo alcance, incluyendo la destrucci¨®n del Estado Isl¨¢mico y la pacificaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo. Pero la informaci¨®n se obtiene en el medio y hay que entrar en ¨¦l. Primera ense?anza.
La segunda tiene que ver con la deslegitimaci¨®n social de la violencia y la destrucci¨®n del relato yihadista en los aleda?os de una interpretaci¨®n hist¨®rico-religiosa del islam. Se ha dicho con frecuencia que estamos ante un terrorismo in¨¦dito porque matan muriendo. Es verdad y eso pone en evidencia la enorme dificultad de combatir convicciones o creencias tan fan¨¢ticas. Algo resulta obvio para empezar: es la propia comunidad musulmana quien debe encabezar, dise?ar, liderar y protagonizar ese combate.
Para seguir con nuestra experiencia, recuerdo muy bien nuestra convicci¨®n en los a?os 80 para construir un frente democr¨¢tico frente a ETA, superando as¨ª la vieja divisi¨®n nacionalistas-no nacionalistas y colocando al PNV al frente de la comunidad democr¨¢tica frente a ETA. Quienes no supieron comprender aquel primer Gobierno de gran coalici¨®n que hubo en Espa?a (1987-1990) aludiendo a nuestra cesi¨®n de la presidencia al PNV, podr¨¢n entender ahora la enorme aportaci¨®n que hizo a la paz aquel Gobierno que construy¨® el basamento ideol¨®gico contra la violencia (el Pacto de Ajuria Enea) y que coloc¨® a un nacionalista vasco (el lehendakari Ardanza) al frente de la deslegitimaci¨®n social e ideol¨®gica del nacionalismo violento.
Pues bien, la pol¨ªtica dirigida a poner al islam de la paz y a los l¨ªderes musulmanes moderados al frente de la denuncia y de la deslegitimaci¨®n de la yihad es urgente e imprescindible. No es f¨¢cil, porque los rozamientos entre nuestros valores y sus creencias no son pac¨ªficos. Falta una pol¨ªtica de las religiones y de sus consecuencias en nuestra laicidad en todo el mundo occidental, especialmente en nuestras sociedades multi¨¦tnicas y multireligiosas europeas.
El pacto con los l¨ªderes musulmanes moderados est¨¢ por hacer
El pacto con los l¨ªderes musulmanes debe comprometernos de manera rec¨ªproca en proyectos de integraci¨®n social y desarrollo econ¨®mico de esas zonas, especialmente para j¨®venes en riesgo de exclusi¨®n, junto a una firme actitud de condena y rechazo a los extremismos doctrinarios. La experiencia nos est¨¢ demostrando los errores de una multiculturalidad permisiva con ciertos h¨¢bitos sociales que resultan contrarios a nuestros c¨®digos y valores constitucionales.
La aceptaci¨®n del hecho religioso y la libertad de la fe no pueden ser coartada para la vulneraci¨®n de nuestra concepci¨®n de la dignidad humana o de la igualdad entre mujeres y hombres, por poner solo esos dos valores de nuestro credo democr¨¢tico.
Pero ese pacto est¨¢ por hacer. De hecho, esas pol¨ªticas tan importantes en zonas de alta concentraci¨®n inmigrante brillan por su ausencia en las grandes ciudades europeas. Estoy pensando en Molenbeek, Bruselas, 80% de poblaci¨®n ¨¢rabe, o en los barrios de Par¨ªs, con parecidos porcentajes de musulmanes del Magreb. No es una tarea f¨¢cil, lo s¨¦, pero destruir el relato fan¨¢tico del ISIS entre los j¨®venes europeos, nacidos y educados aqu¨ª, es una tarea urgente que no podemos hacer sin contar con la comunidad ¨¢rabe a la que pertenezcan; y sin establecer, en consecuencia, los t¨¦rminos de una laicidad incluyente en la que las creencias religiosas conviven y contribuyen a la paz y a los valores democr¨¢ticos.
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