Cuando la opci¨®n es no tenerlos
El n¨²mero de mujeres que ha pasado la edad de procrear sin hacerlo sube un 9%, una de cada cinco en EE UU decide no tener hijos
La revista Time publicaba hace unos d¨ªas un reportaje que inclu¨ªa una serie de datos que est¨¢n poniendo los pelos de punta a muchos en EE UU. El n¨²mero de mujeres que ha pasado la edad de procrear sin hacerlo se ha elevado un 9% entre 2007 y 2011, de forma que son ya casi una de cada cinco mujeres las que en EE UU han optado por no tener hijos, cuando solo una de cada 10 escog¨ªa esta opci¨®n en los a?os 70. Es la tasa de fertilidad m¨¢s baja de la historia del pa¨ªs.
Muchos podr¨¢n pensar que la crisis que vivimos desde hace ya unos eternos cinco a?os tiene que ver con este brusco declinar de la fertilidad entre las estadounidenses, pero no es la ¨²nica explicaci¨®n. De hecho, la ca¨ªda de la natalidad es superior a la registrada durante los pavorosos a?os que siguieron al crash del 29, la llamada Gran Depresi¨®n. Adem¨¢s, ya antes de la crisis, en 2008, el porcentaje de mujeres entre los 40 y los 44 a?os que no hab¨ªan parido era del 18%, por un 10% en 1976. Y la tendencia se observa en todos los grupos raciales y sociales. Vamos, que el pa¨ªs se est¨¢ llenando de lo que la revista llama childless o, m¨¢s exactamente, childfree, es decir, mujeres o parejas que han decidido voluntariamente no tener hijos. Childless (traducido vendr¨ªa a ser "sin hijos") evoca, seg¨²n un testimonio, una carencia, una imposibilidad, mientras que childfree (libre de ni?os) implica la voluntariedad de no traer prole al mundo.
El reportaje incluye opiniones de expertos, soci¨®logos, psic¨®logos y estudiosos de toda ¨ªndole para tratar de explicar el fen¨®meno. Algunos hablan de que las mujeres posponen su maternidad para conseguir una s¨®lida posici¨®n profesional o sentimental y que, cuando la consiguen, se dan cuenta de que les gusta su vida y que no les merece la pena el sacrificio o, directamente, no les apetece cambiar. Incluso hay quien se ha molestado en calcular el quebranto econ¨®mico que supone para una mujer aparcar su carrera profesional para criar a sus reto?os: un mill¨®n de d¨®lares (unos 750.000 euros). La autora del reportaje, Lauren Sandler, cita a un profesor de la London School of Economics, Satoshi Kanazawa, que sostiene una controvertida tesis: cuanto m¨¢s inteligente es la mujer, menos tendencia tiene a tener hijos. M¨¢s en concreto: por cada 15 puntos de m¨¢s en el cociente intelectual de una mujer, la probabilidad de convertirse en madre desciende un 25%.
Sin embargo, en los testimonios que incluye el reportaje, como el de Laura Scott, Esmeralda Xochitl o Leah Clouse, b¨¢sicamente lo que le queda a uno es que no tuvieron hijos porque no les dio la gana. En el primer caso, por el recuerdo de la vida de sacrificio que llev¨® la madre para sacar adelante a los dos hermanos; en el ¨²ltimo, por incompatibilidad con sus actividades habituales; en el tercero, porque s¨ª.
Seg¨²n la tesis del reportaje, la creciente cifra de mujeres en EE UU que opta por dejar a cero la casilla de su maternidad se enfrenta a la mentalidad reinante (¡°imperativo social¡±) de un pa¨ªs muy a favor de la descendencia, ¡°obsesionado con los ni?os¡±, como dice una. De hecho, al menos dos de las personas que han hablado con Sandler se quejan de la ¡°presi¨®n¡± que les agobia por parte del entorno por no tener hijos. Como ejemplos de esa presi¨®n, cita la autora un par de textos: un reciente art¨ªculo publicado en The New York Times por Ross Douthat titulado More babies, please (M¨¢s ni?os, por favor), en el que sosten¨ªa que la ca¨ªda de la natalidad es, ¡°de alguna manera, un s¨ªntoma del agotamiento moderno¡±, una se?al de ¡°decadencia¡± que revela ¡°una mentalidad que prioriza el presente sobre el futuro¡±. Algo as¨ª como que cada vez somos m¨¢s ego¨ªstas, m¨¢s nos miramos el propio ombligo y no pensamos en el ma?ana. Algo de eso hay, seguro, me da que es una tendencia global, pero no s¨¦ hasta qu¨¦ punto tiene que ver con la natalidad. El otro texto es el libro What to Expect When No One¡¯s Expecting (Qu¨¦ esperar cuando nadie est¨¢ esperando, un juego de palabras con el archiconocido Qu¨¦ esperar cuando est¨¢s esperando), de Jonathan V. Last, que achaca al ego¨ªsmo la tendencia a no tener hijos y asegura que ese ego¨ªsmo ser¨¢ responsable de la destrucci¨®n del futuro econ¨®mico de EE UU, por la reducci¨®n de consumidores y contribuyentes. ?Qui¨¦n pagar¨¢ nuestras pensiones?
La presi¨®n, sostiene la autora, aumenta sobre las mujeres que deciden no tener hijos por el hecho de que, gracias a las modernas t¨¦cnicas de fertilidad y a la adopci¨®n, convertirse en madre es cada vez m¨¢s posible incluso para mujeres que cl¨ªnicamente no pueden serlo. ¡°Nunca he visto tanta presi¨®n para que las mujeres sean madres, para que cumplan esa obligaci¨®n¡±, dice la escritora Amy Richards en el reportaje. Dado que es una opci¨®n cada vez m¨¢s disponible la de tener hijos, la que no los tiene es juzgada. Y esta presi¨®n convive tambi¨¦n con la del ¨¦xito individual, profesional, tambi¨¦n muy presente en EE UU, el pa¨ªs de las oportunidades. Vamos, que si no tienes hijos, mal; y si los tienes, tambi¨¦n mal.
Pese a que el colectivo de mujeres o parejas que deciden no pasar por la m/paternidad es cada vez mayor, el texto recoge las quejas tanto por el agobio que provoca esa presi¨®n procreadora como por el aislamiento social en que se ven sumidos los childfree frente a sus amigos que se recluyen en sus vidas dom¨¦sticas llenas de colores pastel. Al hilo de este aspecto, la conductora del blog Motherlode de The New York Times se pregunta de cu¨¢ntas personas que no tienen hijos se ha hecho amiga desde que fue madre y cu¨¢ntas oportunidades ha perdido de conocer gente por su maternidad.
No s¨¦ si en Espa?a las mujeres sienten esa presi¨®n por ser madres. Como dice el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallard¨®n, aqu¨ª debe de ser al rev¨¦s. Hay, dice, una ¡°violencia de g¨¦nero estructural¡± por el hecho de quedarse embarazadas. Es decir, que se las mira mal o algo as¨ª. Sienten las espa?olas una ¡°presi¨®n¡± de ¡°determinadas estructuras¡± que, en vez de empujarlas hacia la maternidad, ¡°violenta su derecho a ser madres¡±, que es, nos recuerda el ministro, para que no lo olvidemos, el ¡°derecho reproductivo por excelencia de la mujer¡±, por encima, claro, est¨¢, del aborto. Menos mal que est¨¢ ¨¦l, Gallard¨®n, para defenderlas.
Me temo que en Espa?a, las consecuencias de la crisis y los torpes manejos de nuestros gobernantes para sacarnos de ella con un m¨ªnimo de solvencia -con lo bien que lo hicieron para meternos- tienen bastante que ver con la decisi¨®n de retrasar la maternidad. Y si la decisi¨®n es definitiva, ?qui¨¦n es nadie para juzgar? Yo decid¨ª tenerlos y a veces siento un pel¨ªn de envidia de amigos que se mueven libremente sin hijos. Pero luego llego a casa y un par de sonrisas me dicen que esos ex¨®ticos destinos pueden esperar. ?C¨®mo lo veis?
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