Aislamiento y castigo
Despu¨¦s de la pena de muerte, la prisi¨®n incomunicada es la sanci¨®n m¨¢s extrema. Una medida para preservar el orden en las c¨¢rceles cuya eficacia est¨¢ en cuesti¨®n.
Kalief Browder, un adolescente del Bronx de 16 a?os, fue detenido en 2010 por empujar presuntamente a un ciudadano mexicano y robarle una mochila. Kalief pas¨® tres a?os en la c¨¢rcel de Rikers Island, a la espera de juicio. Tras ser acusado de pelearse con otros presos, pas¨® casi dos a?os en una celda de aislamiento. Browder fue puesto en libertad en 2013 y en 2015 se suicid¨® en casa de sus padres. El caso de Kalif, as¨ª como la denuncia de varias organizaciones ¡ªincluida la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa¡ª contra el encarcelamiento incomunicado, llevaron a que el pasado 25 de enero el presidente Barack Obama prohibiera la aplicaci¨®n de este tipo de encarcelaci¨®n a adolescentes.
Hoy en d¨ªa hay aproximadamente 80.000 personas en EE UU en celdas de aislamiento, y en esta cifra est¨¢n incluidos enfermos mentales. Aunque las condiciones de aislamiento var¨ªan, en general la incomunicaci¨®n consiste en 23 horas de encierro en solitario en una celda, y una hora durante la cual el reo puede salir a un espacio m¨¢s grande a hacer ejercicio o a ducharse. Las celdas son muy peque?as y generalmente tienen una cama y un inodoro, y carecen de ventanas o de luz natural. Los presos solo tienen contacto humano con los guardias de seguridad, y es m¨ªnimo porque les pasan la comida por una rejilla a trav¨¦s de la puerta.
La prisi¨®n incomunicada gan¨® popularidad en Europa y EE UU a principios del siglo XIX porque pas¨® a ser considerada como una manera eficiente de mantener el orden y seguridad en las prisiones. Es una forma de castigo para los reos que cometen infracciones, normalmente actos violentos, aunque a veces se trata de infracciones m¨¢s leves como la introducci¨®n de art¨ªculos de contrabando en la c¨¢rcel. Tambi¨¦n se utiliza con presos que se considera que tienen peligro de fugarse. En algunas ocasiones, los propios reos piden ser aislados para escapar de las agresiones de otros, como ocurre en el caso de algunos agresores sexuales. Aunque la mayor¨ªa solo pasa unos d¨ªas incomunicados, aproximadamente 25.000 internos permanecen meses e incluso a?os en EE UU. La reciente decisi¨®n de Obama tambi¨¦n limita el castigo por la primera infracci¨®n a un m¨¢ximo de 60 d¨ªas de incomunicaci¨®n, en lugar de 365.
Aunque las condiciones de aislamiento var¨ªan, en general la incomunicaci¨®n consiste en 23 horas de encierro
La peor forma de aislamiento en EE UU ocurre en los centros de m¨¢xima seguridad, que se establecieron a principios de los a?os ochenta tras el asesinato de dos guardias en un mismo d¨ªa. En estas prisiones, todos los internos permanecen aislados y se comunican con los vigilantes a trav¨¦s de sistemas de interfono, reduciendo al m¨ªnimo el contacto humano. En 1995, un juez federal declar¨® que las condiciones de aislamiento ¡°rondan lo humanamente intolerable¡±. Sin embargo, decidi¨® que no hab¨ªa base constitucional para prohibirlo y que se deb¨ªa dejar en manos de los Estados la decisi¨®n sobre c¨®mo encarcelar a sus presos.
En la d¨¦cada de los cincuenta, el psic¨®logo Harry Harlow estudi¨® las consecuencias de la falta de contacto humano en un famoso experimento con monos. Recluy¨® a cr¨ªas, que fueron aisladas desde su nacimiento en jaulas sin mantener ning¨²n contacto con humanos ni animales. Pasados 30 d¨ªas los monos presentaban conductas catat¨®nicas, sin moverse de un rinc¨®n de sus jaulas. Al juntarlos finalmente con otros monos, Harlow vio que las cr¨ªas no mostraban conductas de socializaci¨®n, hu¨ªan, gritaban y realizaban movimientos repetitivos. Aunque hay poca investigaci¨®n sobre los efectos psicol¨®gicos que el aislamiento tiene en los presos, el consenso es que puede causar profundas secuelas psicol¨®gicas, incluyendo suicidios, s¨ªntomas psic¨®ticos como alucinaciones y paranoia, ataques de p¨¢nico, conducta violenta, depresi¨®n, apat¨ªa y letargo, entre otras cosas. Pero sobre todo la incomunicaci¨®n causa un impacto profundo en la habilidad de los presos para volver a relacionarse con otros seres humanos.
Los defensores del aislamiento argumentan que es necesario para mantener las c¨¢rceles m¨¢s seguras y proteger a los reclusos y a los empleados. Sin embargo, recientes estudios demuestran precisamente lo contrario. Por ejemplo, Colorado disminuy¨® de manera significativa el n¨²mero de presos incomunicados y tiene actualmente el n¨²mero m¨¢s bajo de agresiones desde 2006. Desde 2012, en las prisiones federales norteamericanas se ha reducido el encarcelamiento incomunicado y tambi¨¦n han observado una ca¨ªda en el n¨²mero de agresiones a empleados penitenciarios.
El encarcelamiento aislado no es solo un problema en EE UU, tambi¨¦n ha sido una pr¨¢ctica extendida, por ejemplo, en los pa¨ªses escandinavos. Adem¨¢s, Amnist¨ªa Internacional ha denunciado su aplicaci¨®n en c¨¢rceles de Turqu¨ªa, T¨²nez e Ir¨¢n. La incomunicaci¨®n tambi¨¦n se utiliz¨® como tortura en Guant¨¢namo en la llamada guerra contra el terrorismo.
Aunque hay poca investigaci¨®n sobre los efectos psicol¨®gicos que el aislamiento tiene en los presos, el consenso es que puede dejar profundas secuelas
EE UU se encuentra en un momento cr¨ªtico de reformas en el sistema jur¨ªdico, criminal y penitenciario. Hay varias demandas judiciales contra prisiones por el excesivo uso del aislamiento de presos. Varios Estados han prohibido la incomunicaci¨®n de enfermos mentales, y la mayor¨ªa ha tomado medidas para disminuir esta pr¨¢ctica. Por ejemplo, en Nueva York se ha prohibido aislar a menores y enfermos mentales.
Como psic¨®loga forense, he trabajado con varios enfermos mentales que han estado sometidos a encarcelamiento incomunicado. El peor caso que recuerdo es el de un paciente que trat¨¦ en la unidad forense del hospital Bellevue de Nueva York cuando yo era estudiante de doctorado. Este hombre ten¨ªa unos 45 a?os y sufr¨ªa de esquizofrenia. Al poco de ingresar en prisi¨®n por un delito de posesi¨®n de droga sufri¨® un episodio psic¨®tico y agredi¨® a varios reclusos. Como consecuencia fue recluido en una celda de aislamiento, donde pas¨® 10 a?os. Durante los seis meses que le trat¨¦, dos veces a la semana en sesiones de terapia, en ning¨²n momento este paciente fue capaz de entrar en contacto con la realidad. La reciente decisi¨®n de Obama arroja algo de luz y esperanza en un camino que deber¨ªa concluir o disminuir al m¨¢ximo esta pr¨¢ctica en Estados Unidos y en el mundo entero.
Virginia Barber Rioja,?doctora en Psicolog¨ªa Forense, asumir¨¢ en mayo la direcci¨®n cl¨ªnica de la c¨¢rcel de Rikers Island (Nueva York).
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