Cinco preguntas que desvelan si debe comprometerse con su pareja o echar a correr
Desde iniciar una convivencia a pasar por el altar: estos acercamientos requieren unas preguntas previas
Hacer re¨ªr, compartir aficiones, tirar el pijama que le regal¨® su madre y comprar uno nuevo, hacer el amor con cierta frecuencia, decirle de vez en cuando lo importante que es, contar hasta cien cuando algo moleste, sorprenderle con escapadas o cenas improvisadas, celebrar San Valent¨ªn en agosto, esquivar la rutina, escuchar, hablar, respetar su espacio personal, elogiar los platos que cocina, ser aut¨¦ntico y confiar en el otro; no necesitarlo para nada pero quererlo para todo, ser sincero, mostrar cari?o, reforzarle en sus ¨¦xitos, echarse de menos, vivir nuevas experiencias, intercambiar los papeles, centrarse en sus cualidades positivas, prestar atenci¨®n a los cambios hormonales, tener paciencia y flexibilidad, hacer ver que le interesa su hobby, o que no lo detesta; no esperar mucho de los hombres, no esperar mucho de las mujeres.
Si est¨¢ a punto de comprometerse (irse a vivir con su pareja o incluso casarse), h¨¢gase estas preguntas antes de que la cosa acabe en un disgusto may¨²sculo. Aviso: solo una respuesta afirmativa a todas ellas augura una dulce nueva etapa.
?Antepone su felicidad a la de su pareja?
Que no suene a narcisismo, pero antes de cuidar al otro, engrase su sesera. Una apuesta inicial antes de lanzarse al terreno del compromiso es tener bien asentado y equilibrado el amor propio. Ser generoso, saber expresar las opiniones y defenderlas, tener una autoestima saludable y una buena dosis de confianza para arriesgarse ante nuevos retos; todo ello har¨¢ de su vida un lugar m¨¢s seguro y habitable. En definitiva, un espacio atractivo e id¨®neo para compartir con otra persona, de igual a igual. Adem¨¢s, as¨ª evitamos la lacra de la dependencia emocional y todas sus consecuencias negativas. En demasiadas ocasiones el otro nos parece m¨¢s esbelto de lo que es, simplemente porque nos ponemos de rodillas. Una relaci¨®n de amor necesita estar basada en el equilibrio y la bidireccionalidad.
Las personas que experimentan emociones sanas viven m¨¢s tiempo, tienen m¨¢s ¨¦xito en su carrera y se recuperan m¨¢s deprisa de infecciones vitales; en general, son m¨¢s eficaces y sus relaciones m¨¢s felices,?seg¨²n han fundamentado revistas especializadas como Psychosomatic Medicine (Emotional Style and Susceptibility to the Common Cold, Cohen, S.; Doyle, W. J.; Turner, R. B.; Alper, C. M.; y Skoner, D. P.).?
?Se besan siempre que pueden?
?Recuerda el final de la fant¨¢stica pel¨ªcula Cinema Para¨ªs? S¨ª, aquella retah¨ªla de besos censurados. Se emocion¨®, ?verdad? Porque besar nos conecta, nos acerca al otro, nos excita. Los ¨®sculos lo son todo o casi todo cuando se gesta una relaci¨®n (?qui¨¦n no recuerda ese primer beso?). Pero no solo importan al principio: tambi¨¦n cumplen un papel relevante para mantener la historia. Los investigadores Rafael Wlodarski y Robin Dunbar encontraron un v¨ªnculo entre la calidad de una relaci¨®n y la cantidad de besos en parejas que llevaban mucho tiempo juntas. La conclusi¨®n fue: "A m¨¢s besos, una relaci¨®n m¨¢s sana". As¨ª que haga caso al sentido com¨²n, a la naturaleza, a estos dos psic¨®logos, y no se limite al simple ¡°?buenas noches, cari?o!¡±.
Olvide la frecuencia de su pr¨¢ctica. ?Dialoga abiertamente con su pareja sobre sexo?
Una reciente investigaci¨®n de la psic¨®loga Amy Muise (Universidad de Toronto-Mississauga), publicada por la Society for Personality and Social Pschology, desmonta la popular idea de que las relaciones que mejor funcionan pasan m¨¢s tiempo en la cama. En realidad, aunque el intercambio de fluidos es m¨¢s que necesario y conveniente para una buena salud mental, basta con hacer el amor una vez por semana para que la pareja funcione. Pero, ojo, he aqu¨ª una fuente de conflictos: ?qu¨¦ pasa cuando hay una descoordinaci¨®n de necesidades entre los dos? Ya sabe que la libido es muy sensible, y a la m¨ªnima se ve afectada por el estr¨¦s, la depresi¨®n, el cansancio (muy habitual en las parejas con hijos) o incluso por las rutinas negativas. As¨ª que, como siempre, dialoguen y pongan las cartas sobre la mesa.
?Ven pel¨ªculas rom¨¢nticas juntos?
Aquellos que son capaces de ver pel¨ªculas rom¨¢nticas juntos y discutir sobre ello, comparando su realidad con lo que sucede en pantalla, reducen a la mitad la tasa de divorcio. El autor principal del estudio que lo asevera, el profesor de Psicolog¨ªa Ronald Rogge, lo explica de esta manera: ¡°Los resultados sugieren que los esposos y las esposas parecen reconocer lo que podr¨ªan estar haciendo bien y mal. En consecuencia, puede que no necesiten aprender muchas habilidades para encauzar la relaci¨®n. Tal vez solo necesitan pararse a pensar en c¨®mo se est¨¢n comportando en la actualidad¡±.
?Aceptan que los hijos son maravillosos pero jam¨¢s un imperativo?
S¨ª, es verdad. Los hijos dan vida, suman, te hacen re¨ªr y llorar, tienen tu carga gen¨¦tica, son la m¨¢s exigente escuela¡ Pero, ?mejoran una relaci¨®n? Con la decisi¨®n de tener hijos, no asociada al imperativo biol¨®gico de la reproducci¨®n, esperamos ser m¨¢s felices, m¨¢s plenos. ?Seguro? ?Qu¨¦ dicen los datos? Los m¨¢s optimistas subrayan que los v¨¢stagos tienen un impacto neutro en la felicidad marital, pero tambi¨¦n tiende a ocurrir lo contrario: son fuente de conflictos y grandes cambios, solo aptos para parejas consolidadas, seg¨²n Parenthood and happiness: a Review of folk Theories versus Empirical Evidence, publicado en Social Indicators Research.
Meg John Barker y Jaqui Gabb, autores del libro The Secrets of Enduring Love: How to Make Relationships Last (Vermilion), aseguran que las parejas sin hijos suelen ser m¨¢s felices que las que los tienen. Adem¨¢s, la franja de edad en la que se constata una peor calidad de las relaciones es entre los 35 y 45 a?os, precisamente cuando la crianza manda.
Conclusi¨®n: es fundamental besarse, realizarse personalmente, tener sexo (al menos, de vez en cuando), ver pelis rom¨¢nticas, sopesar con ah¨ªnco si formar una familia¡ Y de nada sirve lo anterior si no hay comunicaci¨®n.
Richard Wiseman, autor del libro 59 segundos. Piensa un poco para cambiar mucho, propone su receta para mantener una relaci¨®n equilibrada: ¡°No solo se trata de escuchar y responder a los comentarios del c¨®nyuge; es algo m¨¢s. Las parejas estables y felices suelen mostrar un patr¨®n concreto en momentos de conflicto: la mujer suele plantear un problema dif¨ªcil, presenta un an¨¢lisis del mismo y sugiere posibles soluciones. Los hombres que son capaces de aceptar algunas de estas ideas, y as¨ª demostrar que comparten el poder con su compa?era, tienen m¨¢s probabilidades de lograr ¨¦xito en la relaci¨®n. Por el contrario, si el hombre reacciona poniendo trabas o mostrando desprecio, hay m¨¢s probabilidades de que esa relaci¨®n acabe fracasando¡±.
No obstante, al margen de sesudos estudios cient¨ªficos, se impone el testimonio de una paciente en plena cura sentimental: ¡°La pareja que quiero, quiero que sea¡: que sea un buen colch¨®n ante los problemas vitales; que te premie por ser t¨², que quiera tu cara A y adore tu cara B; que asuma tus errores y premie el esfuerzo cuando intentas corregirlos; que te aliente a hacer m¨¢s cosas; que te anime a salir con los amigos; que te haga re¨ªr; que a veces te eche de menos y muy pocas de m¨¢s; que haga tu vida m¨¢s rica en vivencias, en amigos y en emociones; que te escuche; que sepa perdonar y pida perd¨®n; que te quiera; que te ofrezca buen sexo; que te deje en paz cuando lo necesites; que no grite; y por supuesto, que todo esto sea bidireccional¡±. Lo de compartir las tareas del hogar y gestionar a la familia pol¨ªtica lo damos por hecho.
* Nacho Coller es psic¨®logo especializado en Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y de la Salud.
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