Guerra, en femenino singular
Mujer y dos ni?os caminan cerca de la ciudad de Gevgelija en Macedonia. / Gjorgji Klincarov.
Por CRISTINA SIERRA
El ¨¦xodo masivo que averg¨¹enza a Europa ha puesto de relieve los riesgos en el origen, tr¨¢nsito y destino que sufren especialmente mujeres y ni?as refugiadas y migrantes. Son blanco f¨¢cil de la explotaci¨®n sexual y/o laboral. Esto, sumado a los peligros de padecer violencia de g¨¦nero, convierten su larga traves¨ªa por la ruta de los Balcanes occidentales en un camino sin retorno f¨ªsico o emocional.
La crisis de los refugiados tiene rostros, nombres y apellidos. Rostros como los de Mahmoud y Reem Al-Hayek, procedentes de Alepo, que con las facciones deshechas tras la muerte de su hija Rand al cruzar una v¨ªa f¨¦rrea en el noreste de Grecia, intentan rehacer sus vidas despu¨¦s de sobrevivir a m¨¢s de cuatro a?os de guerra civil en Siria y llegar a una Europa poco acogedora.
Pero esta crisis humanitaria sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial tambi¨¦n nos muestra la mirada amable de Huda Al-Shabsogh, trabajadora de ACNUR en la isla griega de Lesbos, a la que cari?osamente llaman Tita, que d¨ªa tras d¨ªa acompa?a a los menores en el centro de recepci¨®n y registro de Moria.
Y qui¨¦n no recuerda la historia de superaci¨®n de Yusra Mardini y su hermana Sarah, las nadadoras sirias que salvaron de morir ahogados a los tripulantes del bote neum¨¢tico en el que viajaban desde Turqu¨ªa hasta Lesbos, y que hoy entrenan en el Estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn ilusionadas por formar parte del equipo que representar¨¢ a los millones de refugiados en los pr¨®ximos Juegos Ol¨ªmpicos. Rostros, miradas e historias recogidas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados que van m¨¢s all¨¢ de los datos.
Ni?a siria espera para subir a un tren en la frontera con Serbia. / Tomislav Georgiev.
La violencia sexual como m¨¦todo de guerra
En muchas de estas historias las mujeres son las protagonistas. De hecho, mujeres y ni?as representan m¨¢s del 50% de estos refugiados seg¨²n datos recientes de UNICEF, y aunque en un drama humanitario de este calibre no ser¨ªa justo hacer distinciones respecto al g¨¦nero de qui¨¦n lo sufre, es inevitable reconocer que las desigualdades de g¨¦nero se acent¨²an en tiempos de guerra. La historia as¨ª nos lo ha demostrado.
Con el conflicto de Bosnia y Herzegovina el mundo descubri¨® espeluznado c¨®mo la violencia sexual contra las mujeres era utilizada como m¨¦todo de guerra. No era la primera ni la ¨²nica vez que ocurr¨ªa, pero s¨ª fue este conflicto b¨¦lico el que abri¨® los ojos a muchos.
Este tipo de violencia contra las mujeres, adem¨¢s de en la antigua Yugoslavia, tambi¨¦n ha sido una pr¨¢ctica extendida en los conflictos de Vietnam, Mozambique, en la Segunda Guerra Mundial, Afganist¨¢n, Chechenia, Sierra Leona o Somalia, por citar tan solo algunos de ellos.
Los tratados de derecho internacional humanitario reconocen la violencia sexual como crimen de guerra y establecen disposiciones especiales para proteger a las mujeres, pero no siempre consiguen su objetivo. Sobre el terreno, UNICEF ha constatado el drama por el que atraviesan muchas de ellas. Lorena Cobas, responsable de Emergencias de UNICEF Comit¨¦ Espa?ol, asegura que en estos momentos la situaci¨®n es desesperada. ¡°Muchas mujeres y ni?as en el camino, en su b¨²squeda de refugio, se est¨¢n viendo obligadas a ofrecer servicios sexuales a mafias a cambio de dinero para poder continuar con su viaje¡±, afirma.
Los matrimonios forzados son otra triste realidad. ¡°Se han aumentado las tasas de matrimonios de ni?as como estrategia de supervivencia de las familias que, habiendo agotado todos sus recursos econ¨®micos, utilizan esta ¨²ltima alternativa para sobrevivir. La dote que les entregan les sirve para alimentar al resto de sus hijos¡±, nos explica Cobas.
En esta direcci¨®n, un examen de g¨¦nero elaborado por ONU Mujeres durante los meses de octubre y noviembre de 2015, alertaba tambi¨¦n sobre los riesgos de explotaci¨®n sexual o laboral y los peligros de padecer violencia de g¨¦nero, siendo mujeres y ni?as un blanco f¨¢cil para las redes de trata de personas, especialmente si viajan en solitario.
Durante estos dos meses de trabajo fueron entrevistados hombres y mujeres refugiados y migrantes, as¨ª como personal y dirigentes de ONGs, organizaciones voluntarias internacionales y locales, funcionarias y funcionarios de gobierno, adem¨¢s de personal y dirigentes de organismos de las Naciones Unidas. Las conclusiones fueron claras: ¡°Las mujeres y ni?as refugiadas que se desplazan por la ruta de los Balcanes occidentales tienen necesidades, prioridades y derechos espec¨ªficos referidos a la protecci¨®n de su dignidad que no est¨¢n siendo atendidos de forma completa, a pesar del gran esfuerzo que se ha realizado¡±, sentenciaba Ingibjorg Gisladottir, directora regional de ONU Mujeres para Europa y Asia Central en declaraciones recogidas por ONU Mujeres.
Ni?os en centro de acogida cerca de la localidad de Gevgelija (Macedonia), despu¨¦s de cruzar la frontera de Grecia. / UNICEF / UNI195770 / Tidey.
Las deportaciones agravan la situaci¨®n
Desde UNICEF Comit¨¦ Espa?ol tienen claro que el cierre de las fronteras ¨²nicamente provocar¨¢ que se agrave la situaci¨®n, obligando a los migrantes a buscar rutas alternativas e improvisadas hacia Europa que ser¨¢n m¨¢s peligrosas que las actuales.
Adem¨¢s de las mujeres, los menores son especialmente vulnerables. Actualmente 19.000 ni?os y ni?as est¨¢n literalmente atrapados en Grecia y malviven en los campos de detenci¨®n esperando a ser deportados a Turqu¨ªa. TantoSave The Children como UNICEF denuncian las condiciones que padecen estos ni?os que duermen al raso y necesitan, en muchos casos, atenci¨®n sanitaria inmediata.
UNICEF acoge positivamente el compromiso de los l¨ªderes de la Uni¨®n Europea para determinar de manera individual el estado legal de los refugiados y migrantes en lugar de las expulsiones colectivas, pr¨¢cticas de rechazo u otras medidas que puedan ser da?inas para estas personas.
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