C¨®mo ganarle la guerra a la tuberculosis
Cualquier esfuerzo para erradicarla pasa por reconocer que la enfermedad tiene sus ra¨ªces en la pobreza y la exclusi¨®n social
Los seres humanos han luchado contra la tuberculosis desde la Edad de Piedra. Pero solo en el siglo pasado se hizo un verdadero progreso contra la enfermedad. Una vacuna, utilizada por primera vez en seres humanos en 1921, hoy sigue en uso en todo el mundo. Y una serie de antibi¨®ticos, empezando por la estreptomicina en los a?os cuarenta, han demostrado ser efectivos en el tratamiento de las infecciones.
Desde 1990, la tasa de mortalidad anual como consecuencia de la tuberculosis se ha reducido pr¨¢cticamente a la mitad. De 2000 a 2014, mejores diagn¨®sticos y tratamientos salvaron unos 43 millones de vidas. Sin embargo, el progreso se ha vuelto extremadamente lento, lo que sugiere que la batalla est¨¢ lejos de haber terminado. La ca¨ªda anual de los casos en los ¨²ltimos diez a?os ha sido apenas del 1,65%; en 2014, la tuberculosis mat¨® a 1,5 mill¨®n de personas.
Mientras tanto, hay cepas de la enfermedad que est¨¢n desarrollando una resistencia al tratamiento. El mal uso y la mala administraci¨®n de los antibi¨®ticos han resultado en una tuberculosis resistente a m¨²ltiples f¨¢rmacos. Estas cepas se deben tratar con medicamentos de segunda l¨ªnea, que son m¨¢s costosos y muchas veces causan peores efectos colaterales. Tambi¨¦n aparecieron cepas que son resistentes a los f¨¢rmacos de segunda l¨ªnea, conocidas como tuberculosis extremadamente resistente (XDR-TB por su sigla en ingl¨¦s).
Dada la enorme carga econ¨®mica y el sufrimiento humano extendido causados por la tuberculosis, se necesita con urgencia un esfuerzo integral para hacer frente a la enfermedad. En una serie de art¨ªculos publicados por la revista m¨¦dica brit¨¢nica The Lancet, Salmaan Keshavjee, profesor de salud global y medicina social en la Facultad de Medicina de Harvard, dise?¨® una estrategia para derrotarla. Keshavjee y un grupo de cient¨ªficos especializados en la enfermedad, cl¨ªnicos, miembros de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, hospitales y universidades se impusieron el objetivo de llevar la tasa de mortalidad de la tuberculosis a cero, y dise?aron las medidas necesarias para lograrlo.
El primer paso es redoblar los esfuerzos de recolecci¨®n de datos. Las epidemias de tuberculosis, como las de otras enfermedades infecciosas, var¨ªan seg¨²n el lugar; en consecuencia, los esfuerzos de erradicaci¨®n deben adaptarse a las condiciones locales. Los programas necesitan hacer un mejor uso de los datos existentes, aumentar la recolecci¨®n rutinaria, modernizar los sistemas de almacenamiento y desarrollar la infraestructura anal¨ªtica necesaria para medir los efectos de las intervenciones locales. Estos resultados tienen que estar disponibles al interior del pa¨ªs donde se recab¨® la informaci¨®n, y las lecciones aprendidas deben compartirse con los pa¨ªses y las regiones vecinos.
Antes del desarrollo de los antibi¨®ticos, mejoras en los niveles de vida hab¨ªan ayudado a reducir el impacto de la tuberculosis
Es m¨¢s, los trabajadores del sector de la salud deben ampliar los esfuerzos para impedir nuevas infecciones y tratar con celeridad los casos nuevos. Al detectar a las v¨ªctimas de manera activa y al tratarlas con rapidez para que dejen de ser infecciosas, se puede romper la cadena de transmisi¨®n de la tuberculosis. Esta estrategia ha resultado efectiva por evaluaci¨®n emp¨ªrica y modelado matem¨¢tico.
Al mismo tiempo, se deben hacer esfuerzos para controlar los semilleros de la enfermedad, las infecciones latentes que son la causa de pr¨¢cticamente todos los casos nuevos de tuberculosis activa. La bacteria mycobacterium tuberculosis, que causa la enfermedad, puede yacer inactiva durante largos per¨ªodos durante los cuales la v¨ªctima no manifiesta ning¨²n s¨ªntoma de haber sido infectada. El tratamiento de la tuberculosis en esta etapa detendr¨ªa la propagaci¨®n de la bacteria y reducir¨ªa la carga global de la enfermedad. Aplicar terapias preventivas en poblaciones en riesgo y desarrollar mejores pruebas de diagn¨®stico para identificar a quienes tienen infecciones asintom¨¢ticas ayudar¨ªa a consumir los reservorios de la bacteria.
Desarrollar una vacuna m¨¢s efectiva es lo que tendr¨ªa el mayor impacto en la epidemia. La vacuna Bacillus Calmette-Gu¨¦rin se les administra a ni?os en muchas partes del mundo, pero su eficacia contra la tuberculosis pulmonar es altamente variable. Para eliminar la enfermedad a nivel global, ser¨ªa crucial una vacuna mejor.
Finalmente, cualquier esfuerzo para erradicar la tuberculosis debe reconocer que la enfermedad tiene sus ra¨ªces en la pobreza y la exclusi¨®n social. Desde mediados del siglo XX, los empe?os mundiales para tratar la tuberculosis han hecho hincapi¨¦ en las soluciones biom¨¦dicas y se centraron en tratar los brotes de la enfermedad. Pero, antes del desarrollo de los antibi¨®ticos, mejoras en los niveles de vida hab¨ªan ayudado a reducir el impacto de la tuberculosis. Integrar una estrategia biom¨¦dica con un ¨¦nfasis en la importancia de la buena alimentaci¨®n, la vivienda digna y el bienestar humano ser¨¢n necesarios si se pretende poner en vereda a la enfermedad.
Dada la enorme carga econ¨®mica y el sufrimiento humano extendido causados por la tuberculosis, se necesita con urgencia un esfuerzo integral para hacer frente a la enfermedad
La comunidad global debe trabajar en conjunto y traducir el conocimiento y las estrategias existentes en intervenciones program¨¢ticas efectivas en las comunidades m¨¢s afectadas por la tuberculosis. Al desarrollar nuevas herramientas ¡ªentre ellas, un diagn¨®stico r¨¢pido, un tratamiento m¨¢s seguro y m¨¢s corto de la infecci¨®n y la enfermedad y una vacuna eficaz contra la tuberculosis¡ª, al fortalecer los sistemas de salud y al mejorar las condiciones de vida de las poblaciones en riesgo, podemos neutralizar a uno de los asesinos m¨¢s antiguos de la humanidad. S¨®lo entonces podremos relegar a la tuberculosis, por fin, a los libros de historia.
Melvin Sanicas es responsable de programas y miembro del ¨¢rea de Salud Global en la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates.
Copyright: Project Syndicate, 2016. www.project-syndicate.org
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