Beatriz Gonz¨¢lez, la audaz del capital riesgo
HAY una pila de Financial Times en la esquina, se ve la Puerta de Alcal¨¢ por la ventana y en el centro de la sala recibe una mujer de ojos casta?os, melena breve y cinturilla escueta que habla en susurros, como si estuviera a punto de pronunciar una confidencia. Se llama Beatriz Gonz¨¢lez, es la ¨²nica mujer al frente de un fondo de capital riesgo en Espa?a. Y en su conversaci¨®n se mezclan el deal flow?y las due diligence?con expresiones terrenales: si algo le gusta ¡°es la pera¡±. Gonz¨¢lez cuenta que las inversiones de su firma, Seaya Partners, generaron el a?o pasado 8.000 empleos. En su casa, a?ade, siempre se vio el trabajo como algo positivo. Ese hogar no es cualquier cosa. Hija de Francisco Gonz¨¢lez, presidente del BBVA, dice que el mejor consejo de sus progenitores ha sido: ¡°Haz las cosas bien. Y lo dem¨¢s ya vendr¨¢¡±.
A los 41 a?os, lo que ha venido es esta sociedad dedicada a invertir en compa?¨ªa tecnol¨®gicas que transitan ese instante m¨¢gico entre la gloria y la agon¨ªa. Necesitadas de una inyecci¨®n para dar el siguiente paso. Y ¡°escalar¡±, en la jerga. Esos cinco millones que elevan el sue?o de un ingeniero treinta?ero a otro nivel: pasar de 10.000 a un mill¨®n de usuarios; de 30 a 300 empleados. La ¡°serie A¡± de la ronda de financiaci¨®n, lo llaman. Su territorio. El dinero no es suyo. Ella busca los fondos, las empresas en las que invertir, el futuro comprador. Y en cualquier rinc¨®n del globo: el ¨²ltimo consejo de una participada?lo celebr¨® en Tokio.
Pasa fuera la mitad de cada mes. Se mete 10 reuniones al d¨ªa. Pisa oficinas de geeks?y grandes bufetes. Su labor le exige tener un pie en cada barrio. Ahora mismo, de hecho, ha abandonado el de Salamanca en un veh¨ªculo de Cabify, una de esas compa?¨ªas que han revolucionado el sector del transporte, y el coche se detiene en el barrio de Tetu¨¢n, ante la sede misma de esa empresa, en la que Gonz¨¢lez ha invertido siete millones desde 2014; una de las m¨¢s prestigiosas de su cartera.
Alumna esforzada, estudi¨® de ni?a en los Sagrados Corazones; en un internado en Kent (Inglaterra); en el British Council y los jesuitas; Empresariales en CUNEF. Se march¨® a la capital financiera de Europa. Se enamor¨® a orillas del T¨¢mesis, en las oficinas de Morgan Stanley, de Jos¨¦ M¨²gica. Hoy, su marido; y consejero delegado de Ecoalf, empresa de moda con tejidos reciclados. Luego lleg¨® el MBA en la Universidad de Columbia. En Nueva York se le abrieron las puertas del private equity. En 2005 asumi¨® la direcci¨®n del departamento de capital riesgo de la mayor gestora de pensiones de Espa?a, Fonditel (de Telef¨®nica). Ten¨ªa 30 a?os y 300 millones a su cargo. All¨ª descubri¨® ¡°un hueco en venture capital: las start-ups?se iban fuera a buscar financiaci¨®n¡±. Abandon¨® Telef¨®nica. Cre¨® su fondo. Lo llam¨® Seaya, como la playa gallega donde veraneaba de cr¨ªa. Y desde 2012 ha invertido 40 millones en 10 empresas.
En su mundo, dice, ¡°es important¨ªsimo el networking¡±. Conexiones. Y en el tarjetero de su mesa, similar a una ruleta, asoma el cart¨®n de visita de la sociedad de inversi¨®n de una de las grandes fortunas de Espa?a. En la estanter¨ªa, un ensayo de Stiglitz. En el corcho cuelgan los horarios de yoga y un lema: ¡°Bailar hasta que todo se solucione¡±. Almuerza frente al ordenador; algo de sushi?o un s¨¢ndwich. Desconecta a las siete. Y en casa, a sus tres hijos, les explica as¨ª su trabajo: ¡°Doy dinero a personas para que inventen cosas. Si sale bien, me quedo una parte¡±. El mayor ¨²ltimamente replica: ¡°Y si sale mal, ?lo pierdes todo?¡±. La siguiente generaci¨®n apunta maneras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.