Rebeldes con causa
Mujer con pistola. Julio Romero de Torres, 1925.
De no haberse rebelado, de no haberse levantado contra la dictadura de la opresi¨®n patriarcal, las mujeres a¨²n estar¨ªan viviendo la historia que otros quisieron que vivieran: una vida mutilada, vivida por persona interpuesta, en la que la dominaci¨®n masculina que trat¨® Pierre Bourdieu en el ensayo del mismo t¨ªtulo las mantendr¨ªa ¡°sometidas a un trabajo de socializaci¨®n que tiende a menoscabarlas, a negarlas¡±, cuando no intenta matarlas, como le sucedi¨® a la joven Malala tan s¨®lo por insistir en asistir a la escuela.
Invitadas a practicar ¡°el aprendizaje de las virtudes negativas de abnegaci¨®n, resignaci¨®n y silencio¡±, para seguir con el soci¨®logo franc¨¦s, aisladamente a veces, en ocasiones en grupo, las mujeres han desafiado la inercia hist¨®rica androc¨¦ntrica a base de sumar rebeld¨ªas, una tras otra, como si cada acto de rebeld¨ªa fuera un pelda?o m¨¢s en la empinada escalera hacia la libertad plena. Neg¨¢ndose a ser resignificadas o heterodesignadas en los espacios de la minusval¨ªa y la infravaloraci¨®n, se han lanzado en busca de su propio universal, conquistando espacios antes impensados: ser mujer y escritora, mujer y arquitecta, mujer ydirectora del Fondo Monetario Internacional.
En torno a esas mujeres volcadas en la transgresi¨®n de las normas (sociales, sexuales¡), gira la exposici¨®n ¡°Carmen. Lecturas de un mito¡±, que acaba de inaugurarse en la madrile?a Casa del Lector y podr¨¢ verse hasta el 4 de octubre en su sede de Matadero. Comisariada por Luis F. Mart¨ªnez Montiel y Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Gordillo, en ella confluyen algunas de las representaciones de Carmen que ha dado la ficci¨®n, de las artes pl¨¢sticas al cine, entendiendo a la Carmen de M¨¦rim¨¦e, autor de la novela publicada en 1845, y a la de Bizet, que en 1875 la convirti¨® en ¨®pera, como emblema de la mujer fuerte, con car¨¢cter, desobediente.
Incidiendo en esa idea de representaci¨®n de las mujeres empoderadas se han programado algunas actividades, entre ellas el curso que impartir¨¦ bajo el t¨ªtulo ¡°Rebeldes con causa. Mujeres libres de la realidad y la ficci¨®n¡±, un intento por glosar algunos casos emblem¨¢ticos de f¨¦minas empe?adas en no acatar los dictados de los otros, ellos. En la Historia, en la mitolog¨ªa, en la literatura y en el cine, de la ¨²ltima reina del Antiguo Egipto, Cleopatra, a la libertina Ana?s Nin, autora de un Diario incendiado e incendiario. De Venus a Diana, de la Nora de Ibsen a Jane Eyre, de Scarlett O¡¯Hara a Lara Croft. Porque Juana de Arco no fue quemada en la hoguera por valiente sino por rebelde, acusada de herej¨ªa, e igualmente, ya en la ficci¨®n, la Gilda de Charles Vidor recibi¨® una sonora bofetada por desobedecer, en ese caso por blandir sus armas de mujer.
¡°Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho as¨ª¡±, cantaba Jeanette en aquel hit de los 70 compuesto por Manuel Alejandro, cuyo consumo la censura franquista prohibi¨® a los menores de 16 a?os para no incitarlos a la subversi¨®n. Y es que la rebeld¨ªa ha sido para las mujeres a la vez salvaci¨®n y condena, ?y menuda condena! Cierto que sin ese instinto de desobediencia seguir¨ªan, seguir¨ªamos, atadas a las cadenas m¨¢s inmundas, pero tambi¨¦n nos hubi¨¦ramos ahorrado los m¨¢s dolorosos castigos, desde las condenas por brujer¨ªa hasta la cruel incomprensi¨®n de que sigue gozando hoy el liberador feminismo. M¨¢s de lo mismo, antes brujas y ahora feministas, pero siempre mujeres libres. De ah¨ª que a nadie deba extra?ar esa reivindicaci¨®n ya antigua de la figura de la bruja como encarnaci¨®n de Lilith, la primera rebelde, que durante la Segunda Ola del Feminismo protagonizaron en Estados Unidos las W.I.T.C.H; una reivindicaci¨®n que por cierto han devuelto a la actualidad las pol¨ªticas de la CUP neg¨¢ndose a aceptar las etiquetas que el patriarcado trataba de imponerles, por cierto nada amables.
Frente a los insultos machistas recibidos, las pol¨ªticas de la CUP reunidasparareivindicarque sonnietas de brujas.
Hubo un tiempo en queellas no pod¨ªan levantar la voz, ni siquiera votar, por no hablar de construir puentes, aunque llevaran toda la vida tendi¨¦ndolos. Los padres de Simone de Beauvoir no contaban con que su hija se hiciera fil¨®sofa y se conformaban con que se casara dignamente. Y tampoco nadie le auguraba a Coco Chanel convertirse en uno de los iconos de la moda femenina, que en su tiempo era tambi¨¦ncosa de hombres. A mediados del siglo XIX, la rebelde George Sand se paseaba por Mallorca con pantalones ante la mirada at¨®nita de los lugare?os y Amelia Earhart desafi¨® las convenciones de g¨¦nero de la aviaci¨®n lanz¨¢ndose a cruzar el Atl¨¢ntico.
Considerado por la psiquiatr¨ªa un instinto positivo, el instinto de rebeld¨ªa ha sido y sigue siendo en las mujeres mucho m¨¢s acusado, al igual que lo es entre las clases oprimidas. Que los procesos de empoderamiento femenino tengan como denominador com¨²n el rechazo, consciente o inconsciente, del patriarcado los sit¨²an en el orden de la acci¨®n liberadora, no tan s¨®lo conquistadora. Pues como afirma Ana de Miguelen Neoliberalismo sexual. El mito de la libre elecci¨®n: ¡°No fueron marcianos quienes nos dejaron sin derechos civiles y pol¨ªticos¡±. Rebeldes con causa, la causa del feminismo,la llamen como la llamen,inclusobrujer¨ªa.
M? ?ngeles Cabr¨¦, escritora y cr¨ªtica literaria, dirige elObservatorio Cultural de G¨¦nero(OCG). Su ¨²ltimo libro es Wonderwomen. 35 retratos de mujeres fascinantes (Sd.edicions).
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