No quieren casas; quieren volver a su pa¨ªs
Apenas ha comenzado la reconstrucci¨®n de los campamentos de Tinduf tras las inundaciones de 2015
Ellos viven en mitad de la hamada negra argelina, un desierto llano, de terreno duro y pedregoso, sin apenas dunas. Y cuando el agua lleg¨®, nada hubo que la parara; las casas de adobe ofrecieron escasa resistencia a la fuerza del l¨ªquido elemento y la destrucci¨®n fue casi total. Han pasado seis meses desde aquel mes de octubre de 2015, cuando los refugiados saharauis de Tinduf (Argelia) sufrieron las lluvias torrenciales m¨¢s violentas y destructivas de los 40 a?os que llevan viviendo all¨ª.
"La reconstrucci¨®n va muy despacio, es compleja y depende del ritmo y la capacidad de las familias saharauis. Lamentablemente, todav¨ªa hay muchas que viven en tiendas de campa?a, compartiendo el d¨ªa a d¨ªa con otros familiares y vecinos, ni?os que dan clase en jaimas y faltan alimentos y agua", se?ala Isabel Selles. Ella es la representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) en los campamentos, donde se vive a la espera de una soluci¨®n al conflicto con Marruecos vigente despu¨¦s de que Espa?a abandonara este territorio en 1976, el reino alauita lo invadiera y no se produjera el proceso descolonizador que marcan las leyes internacionales.
¡°M¨¢s del 50% de las familias vieron destruida parcial o totalmente sus casas. Son unas 17.841 que, teniendo en cuenta que el promedio es de cinco personas en la unidad familiar, hacen un total de casi 90.000 personas (89.205)" apunta Buhebaini Yahia, presidente de la Media Luna Roja Saharaui. De los cuatro campamentos que existen (m¨¢s la capital administrativa, Rabouni), Dajla fue el m¨¢s afectado, pues m¨¢s de un 80% ha quedado destruido. "Y al menos el 60% de las infraestructuras han quedado destruidas en todos los campamentos. Estamos hablando de escuelas, guarder¨ªas, hospitales, dispensarios de alimentos¡¡±. Los datos que ofrece Yahia revelan la magnitud del desastre natural.
La respuesta de emergencia fue r¨¢pida y coordinada. ACNUR reparti¨® 4.000 tiendas de campa?a (3.000 en Smara, el asentamiento m¨¢s grande en el que viven m¨¢s de 50.000 personas). Argelia, otras 7.000. La agencia para los refugiados tambi¨¦n proporcion¨® mantas, pl¨¢sticos, pan, queso, un equipo para cocinar y agua potable embotellada. Y el Gobierno saharaui reparti¨® harina, aceite, lentejas, tomate, macarrones, yogures¡
La mano de obra: familiares y vecinos
¡°Hay mucha gente viviendo todav¨ªa en jaimas provisionales, pero hemos superado la fase primaria, la m¨¢s peligrosa: proporcionar un cobijo a todos los saharauis que hab¨ªan perdido su casa. Adem¨¢s, conseguimos evitar cualquier epidemia o brote de c¨®lera y nadie ha muerto¡±, subraya Jatri Aduh, presidente del parlamento de la Rep¨²blica ?rabe Saharaui Democr¨¢tica (RASD).
Selles reconoce que el proceso de reconstrucci¨®n est¨¢ siendo muy ¡°lento y complicado¡± y que est¨¢ todav¨ªa en sus comienzos: ¡°Les estamos proveyendo de materiales como cemento, madera y l¨¢minas de zinc, pero existen dificultades en el abastecimiento. Es complicado porque se tiene que comprar todo a Argelia y no sabemos qu¨¦ pasa, pero dicen que no tienen suficiente producci¨®n para la reconstrucci¨®n. Por ejemplo, nuestra previsi¨®n es que se necesitan 50.000 sacos de cemento¡±.
Yahia reconoce que, en estos momentos, son las propias las familias, con ayuda de sus familiares y vecinos, las que est¨¢n reconstruyendo ellas mismas sus casas de adobe y reinstalando sus jaimas."Se necesitan m¨¢s materiales y mano de obra extranjera especializada para agilizar el proceso, pero aqu¨ª no quiere venir nadie. Es un lugar inh¨®spito y muy alejado de cualquier sitio¡±, a?ade.
Uno de los obst¨¢culos para la reconstrucci¨®n es la convicci¨®n del pueblo saharaui de que alg¨²n d¨ªa volver¨¢ a su pa¨ªs. Por eso, rechazan de primera mano cualquier mejora que haga m¨¢s duraderas sus casas. ¡°?Prevenir? La mejor forma de prevenir que esto no vuelva a pasar es que regresemos a nuestro pa¨ªs. No queremos construcciones m¨¢s s¨®lidas. Nuestra situaci¨®n de refugiados es transitoria, aunque estamos buscando algunas t¨¦cnicas de adobe m¨¢s resistentes, trabajando con ingenieros y arquitectos saharauis y ACNUR. Hay algunas, como mezclar tierra con cemento, pero todo est¨¢ en peligro por la falta de perspectiva pol¨ªtica¡±, comenta Buhebaini Yahi, quien califica estas lluvias como ¡°la cat¨¢strofe natural m¨¢s grande en los 40 a?os de los campamentos¡±.
Isabel Selles cuenta m¨¢s detalles sobre esta nueva t¨¦cnica en la que investigan junto a Oxfam. ¡°Trabajamos en unas m¨¢quinas para mejorar los ladrillos. Es cuesti¨®n de perfeccionar la t¨¦cnica y los materiales a?adiendo m¨¢s cemento y con adobe m¨¢s comprimido para aumentar la resistencia. Tambi¨¦n intentamos que hagan cimientos m¨¢s s¨®lidos, pero es complicado porque quieren lo m¨ªnimo para poder vivir. Nada permanente¡±, subraya la representante de ACNUR.
100 euros, 1.500 ladrilos
Abba y Galia son cu?ados, viven casa con casa y han recibido dinero de su ¡°familia espa?ola¡±, que les visit¨® durante la disputa del Sahara Marathon 2016, celebrada en Smara a finales de febrero. Ponen como ejemplo que con 100 euros han podido comprar 1.500 ladrillos de adobe. ¡°Con esa ayuda hemos podido reconstruir parte de la cocina y el comedor, pero ahora nos va a salir m¨¢s caro porque queremos meter un poco de cemento en el suelo, pero no demasiado. Solo para que aguante si vuelven las lluvias¡±, cuentan.
Nafi, profesor de matem¨¢ticas de 34 a?os, a?ade que los precios han subido mucho en Argelia por culpa de la ca¨ªda del precio del petr¨®leo. "La casa de mi familia en Dajla qued¨® casi destruida, solo qued¨® el ba?o y calculamos que ahora nos costar¨¢ m¨¢s de 1.000 euros volver a levantarla¡±.
Reconstruir una casa de adobe vale m¨¢s de 1.000 euros
Faiti, joven de Smara de 22 a?os, describe un h¨¢bito que se ha instalado entre los refugiados: ¡°Ahora nos informamos tambi¨¦n por internet sobre el tiempo para saber cu¨¢ndo vienen lluvias. As¨ª estamos avisados y, si vuelve a ocurrir, cuando el Gobierno nos comunique que tenemos que desalojar los campamentos, ya tenemos la ropa preparada y algo de alimento para irnos a unas monta?as cercanas a protegernos, donde no alcanza el agua. Siempre que me entero de algo llamo r¨¢pidamente a mi ti Salma, que vive en Dajla ¡ªel campamento m¨¢s alejado, a 183 kil¨®metros¡ª. Nos vamos avisando unos a otros¡±, comenta esta chica a cargo de siete hermanos.
Sofia, su t¨ªa de 68 a?os, cuenta que toda su familia y muchos vecinos se protegieron en una casa de chapa que compraron hace tiempo. ¡°Todas las de adobe se las llev¨® el agua. Por suerte, no hubo siroco ¡ªviento fuerte con arena¡ª y algunas jaimas aguantaron¡±.
A 13 kil¨®metros de Rabouni, sede del Gobierno saharaui y de las ONGs, se encuentra, apartada, la Escuela Militar M¨¢rtir el Sheriff, centro de primeros auxilios y residencia para v¨ªctimas de guerra y de las minas. A ella solo se llega siguiendo las roderas del ¨²ltimo todoterreno que haya pasado por all¨ª. ¡°Los primeros d¨ªas de las lluvias aguantamos aqu¨ª, pero cuando continuaron y corrimos peligro nos ayudaron a refugiarnos en las monta?as¡±, recuerda Chej Mohamed, excombatiente de 67 a?os que sufre par¨¢lisis de cintura para abajo por un disparo en la espalda durante la guerra con Marruecos. Vive all¨ª con su mujer y su hijo Lamin, de tres a?os y advierte: ¡°Las lluvias han movido la arena del desierto y, con ellas, tambi¨¦n las minas. Ahora es m¨¢s peligroso para las personas y, sobre todo, para los pastores n¨®madas¡±.
Espa?a ha aportado 340.000 euros de los 18 millones que se necesitan para la primera fase de la reconstrucci¨®n
Mohamed Ahmed Ambeirik, subdirector del hospital, se?ala que la evacuaci¨®n fue muy complicada porque muchos pacientes est¨¢n en silla de ruedas. "De las 53 personas que podemos acoger, despu¨¦s de las lluvias solo permanecen 11, que viven aqu¨ª con sus familias, un lugar de tranquilidad y reposo para ellos y en el que est¨¢n correctamente atendidos, aunque faltan sillas de ruedas, medicamentos, pa?ales, alimentos y muchas m¨¢s cosas".
Crisis alimentaria
¡°Queda mucho para restablecer la situaci¨®n y necesitamos la ayuda de la comunidad internacional, que est¨¢ recortando mucho sus fondos en cooperaci¨®n¡±, se?ala el presidente del parlamento saharaui, Jatri Aduh.
El representante de la Media Luna Roja Saharaui advierte que, si bien se dispone de dinero para remozar las escuelas y algunos dispensarios, para los edificios de las administraciones no queda. "Se ha financiado gracias a ACNUR y Unicef. Espa?a ha dado solo 340.000 euros, una aportaci¨®n muy peque?a. Estados Unidos por ejemplo, don¨® cuatro millones para rehabilitaci¨®n, jaimas, alimentos, agua¡ Se necesitan al menos 18 millones de euros para asumir la primera etapa de la reconstrucci¨®n. Y no hemos casi ni empezado¡±.
La crisis alimentaria se ha agravado de forma especial tras las inundaciones. La ONU y Argelia han renovado en marzo su colaboraci¨®n para dar comida a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable: unos 125.000 refugiados, la mayor¨ªa ni?os y embarazadas, pero no es suficiente, afirma Buheibaini Yahia. ¡°Despu¨¦s de las inundaciones, se necesitan siete millones de euros para llegar a final de a?o. En los dispensarios solo hay comida para tres meses. Llega solo hasta junio¡±.
La cesta b¨¢sica de alimentos est¨¢ compuesta por tres tipos de cereal (harina de trigo, cebada y arroz), dos de legumbres (lentejas y guisantes), aceite vegetal, az¨²car y un producto llamado Super Cereal, una mezcla nutritiva a base de ma¨ªz y soja. En cuanto al agua, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) se?ala que hay que garantizar una cuota diaria de 20 litros. Los saharauis est¨¢n sobreviviendo con 10. ¡°Los programas regulares se mantienen, con menos fondos cada vez, eso s¨ª. Se necesita m¨¢s apoyo humanitario hasta encontrar una soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto. Y ahora, m¨¢s¡±, lamenta Isabel Selles.
Babia Mohamed, de 19 a?os, destaca el ¨²nico aspecto positivo que han tra¨ªdo las lluvias: ¡°Yo he trabajado en la reconstrucci¨®n de cuatro casas desde entonces. No es mucho, pero es lo ¨²nico bueno porque as¨ª tenemos algo que hacer porque aqu¨ª no hay nada de trabajo. Y que seguimos vivos, claro¡±, nos cuenta este chico de Smara que estudi¨® en una aldea de Pontevedra hasta los 12 gracias al programa Vacaciones en Paz. Su ejemplo representa los rasgos de los que siempre se ha enorgullecido el pueblo saharaui: esperanza y aguante.
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