El problema estaba dentro
Las desavenencias familiares sobre la gesti¨®n han acabado con la cohesi¨®n interna de Freixenet
La figura de la t¨ªa Lola quiz¨¢s lo hubiera evitado. Respetada y querida por todos, a Dolores Ferrer ninguno de los primos que hoy controla los designios de Freixenet le hubiera dicho que no. A unos les hubiera aconsejado que cambiaran el rumbo de su gesti¨®n en aras del consenso. A otros, que buscaran una alternativa a la venta de sus acciones. As¨ª lo hizo la hija soltera del fundador de la compa?¨ªa mientras fue secretaria del Consejo de Administraci¨®n de la compa?¨ªa.
Pero la t¨ªa Lola falleci¨® en 2013, de sus tres hermanos solo queda Jos¨¦ (presidente de honor) y ahora Freixenet se resquebraja. Al menos el ADN de sus acciones. Jos¨¦ Luis Bonet, su presidente, aseguraba que las tres ramas familiares que controlan la compa?¨ªa conviv¨ªan con ¡°harmon¨ªa¡± la posible venta de parte del gigante espa?ol del cava al grupo alem¨¢n Henkell. Quiz¨¢s los Ferrer, los Bonet y los Hevia mantienen todav¨ªa una relaci¨®n cordial, pero hoy se cierra el ejercicio econ¨®mico del grupo de 2015 y todo apunta a que ser¨¢ el ¨²ltimo en el que esos tres apellidos consten en la memoria de la empresa.
Los 12 hermanos y primos que integran la tercera generaci¨®n de la familia se volver¨¢n a reunir este lunes para avanzar en las negociaciones que pondr¨¢n fin a m¨¢s de cien a?os de singladura familiar. Solo los Ferrer quieren seguir en la compa?¨ªa y buscan c¨®mo frenar la oferta alemana que han buscado los Hevia. La ruptura se ha avanzado a lo que justo quer¨ªan evitar los miembros de la familia, que buscaban la manera de que eso no ocurriera con el desembarco de la cuarta generaci¨®n en los pr¨®ximos a?os. Tem¨ªan la ingobernabilidad de Freixenet cuando las acciones y la gesti¨®n estuviera en manos de los 47 bisnietos de los fundadores.
Al final, el ocaso del negocio ha llegado antes. La uni¨®n en la compa?¨ªa apenas ha durado seis a?os desde que los 12 miembros de la tercera generaci¨®n ocuparon por primera vez el Consejo, desplazando a sus padres. Antes, los tres apellidos ilustres de Freixenet ya se repartieron la gesti¨®n de la compa?¨ªa. Pedro Ferrer, representante de la rama con un mayor paquete de acciones (42%), era el consejero delegado. Jos¨¦ Luis Bonet, (29%) cabeza visible de la familia, manten¨ªa el cargo con mayor exposici¨®n p¨²blica, la presidencia. Y Enrique Hevia, representante de los Hevia Ferrer (29%), se encargaba de la direcci¨®n financiera.
La empresa que se invent¨® el anuncio de las burbujas de Navidad debe m¨¢s y gana menos que nunca, pero est¨¢ lejos de estar en su peor momento. Ha superado situaciones mucho m¨¢s cr¨ªticas: el fusilamiento del fundador Pere Ferrer durante la Guerra por una facci¨®n anarquista o la guerra del cava que les enfrent¨® a los amigos de toda la vida de Codorniu. Incluso el boicot al cava por la situaci¨®n pol¨ªtica de la ¨²ltima d¨¦cada afect¨® a las cuentas de la compa?¨ªa.
Pero el enemigo no era externo. Estaba en el seno del consejo. Los Hevia culpan a los Ferrer de no haber realizado una gesti¨®n encaminada a la rentabilidad y han puesto sobre la mesa la venta de su paquete de acciones. Los Ferrer quieren que la compa?¨ªa siga siendo de los descendientes del fundador y buscan dinero para igualar la oferta de Heinkell. Los Bonet est¨¢n m¨¢s divididos. La t¨ªa Lola no se lo creer¨ªa.
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