Todopoderosas audiencias
Fortalecer la relaci¨®n con los lectores es m¨¢s importante que nunca para la Prensa. Conclusiones de un encuentro en Buenos Aires
Como saben, EL PA?S celebra el mi¨¦rcoles su 40? aniversario. Es oportuno recordar que solo nueve a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n, se cre¨® el cargo que ahora ocupo. Fue una iniciativa pionera que se ha ido afianzando, aunque no todo el mundo tenga claros sus l¨ªmites. Eso explica que reciba de vez en cuando denuncias por supuestas malas pr¨¢cticas en la sanidad p¨²blica, o quejas destinadas a otros medios, como la cadena Ser. Lamento defraudarles, pero mi modesto trabajo se circunscribe a las distintas ediciones de EL PA?S.
Y es que la figura de la Defensora del Lector (Ombudsman, Readers' Editor o Public Editor, seg¨²n los pa¨ªses), tan necesaria para atender a las audiencias, no se ha extendido demasiado. Acabo de participar en Buenos Aires en una reuni¨®n con una treintena de colegas, y he podido constatar que su n¨²mero no aumenta. Y cuando lo hace forzadamente, los resultados no siempre son satisfactorios.
En M¨¦xico, por ejemplo, donde la legislaci¨®n obliga a los medios audiovisuales a dotarse de defensores, algunas empresas no aceptan que los elegidos se resistan a ser meras figuras decorativas, como explic¨® Adriana Sol¨®rzano, presidenta de la Asociaci¨®n Mexicana de Defensor¨ªas de Audiencias (AMDA). Sol¨®rzano cit¨® el caso de un canal de televisi¨®n del Estado de Jalisco, que dej¨® sin espacio de emisi¨®n a su Defensora tras su primera intervenci¨®n.
El cargo est¨¢ m¨¢s consolidado y libre de injerencias en otras latitudes, lo que no significa que carezca de limitaciones y dificultades. A menudo, ligadas a la pol¨ªtica local. En pa¨ªses donde existen partidos de derecha radical fuertemente contrarios a la inmigraci¨®n, como Holanda y Suiza, e incluso Reino Unido, informar de sus actividades es tarea espinosa. La Defensora de las audiencias de la radiotelevisi¨®n p¨²blica holandesa (NOS) recibi¨® una avalancha de quejas cuando el canal informativo emiti¨® una entrevista con Geert Wilders, l¨ªder del extremista Partido Holand¨¦s de la Libertad (PVV). Ignorar las comparecencias p¨²blicas de Wilders provoca, igualmente, fuertes protestas. El Ombudsman de Tamedia, el mayor grupo de prensa suizo, tuvo que librar una verdadera batalla interna para lograr que se publicara una esquela por los migrantes muertos en un naufragio, pagada por dos ciudadanos suizos. Y esas tensiones sociales se trasladan a los comentarios que hacen los lectores en las ediciones digitales.
La publicidad digital no aument¨® significativamente, ni siquiera en el diario m¨¢s visitado del mundo
A veces, con resultados perversos. El principal diario de Canad¨¢, The Toronto Star, ha cerrado su web a los comentarios debido al grado de incivismo y al tono racista que alcanzaron. Los dos diarios que edita NCR Media de Holanda han suprimido tambi¨¦n este apartado. Y el belga De Standaar, que carece de equipo moderador, lo ha limitado a sus suscriptores.
Medidas que, a priori, pod¨ªan repercutir negativamente en el tr¨¢fico de visitas a las ediciones digitales y, consiguientemente, en la publicidad. Pero las cosas no son tan sencillas. El diario de ?msterdam De Volkskrant hizo una peque?a investigaci¨®n y comprob¨®, por ejemplo, que miles de contribuciones an¨®nimas a sus noticias eran obra de medio centenar de personas. Y en cuanto a la publicidad, el Defensor del Lector del dominical The Observer ¡ªdel grupo editor del diario The Guardian, que afronta una grave crisis¡ª record¨® que ni siquiera el digital del Daily Mail, con m¨¢s de 200 millones de usuarios mensuales, consigui¨® el a?o pasado un aumento de publicidad significativo.
Si la publicidad digital no crece como se esperaba, la impresa se ha desplomado hasta el punto de que, por primera vez en lo que va de siglo, en 2014 los ingresos de la prensa escrita procedieron m¨¢s de las ventas y suscripciones que de la publicidad, seg¨²n el World Press Trends Report de 2015. El mismo informe es menos pesimista al juzgar el crecimiento de la publicidad digital (m¨¢s de un 50% en cinco a?os), pero se?ala que todav¨ªa hoy, el 93% de los ingresos globales de los peri¨®dicos procede del papel. Ante este panorama, es m¨¢s importante que nunca fortalecer las relaciones con los lectores. En Buenos Aires, hubo acuerdo general en reconocer que la existencia de los defensores del lector es la mejor prueba de inter¨¦s y respeto hacia tan valioso colectivo.
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