El 'armario' de Disney: personajes de sus pel¨ªculas que podr¨ªan ser gais

La escena en la que Elsa, la reina de Frozen, huye de un pueblo que no acepta sus superpoderes y se esconde en la monta?a mientras canta el cansino Let it go, let it go (Sueltalo, Sueltalo), no solo es una cima expresiva de los musicales Disney: tambi¨¦n un llamamiento universal a romper con la presi¨®n social y a ser tu mismo. Por eso, y porque fue el primer cuento de hadas de la casa en el que no se comen perdices con un pr¨ªncipe mononeuronal, una feminista mexicana ha iniciado una campa?a en Twitter para que en la secuela -que se estrenar¨¢ en 2018- la monarca de Arendelle salga del armario.

El pasado domingo la joven Alexis Isabel lanz¨® un tweet?en su popular cuenta con el hastag #GiveElsaAGirlfriend (Dadle una novia a Elsa). El resto del mundo se ha sumado a su petici¨®n mediante el retweet masivo y todos los medios se han hecho eco de ello. ¡°Muchos espectadores ven su historia como una met¨¢fora de salir del armario¡± explica. Su objetivo es ¡°darle a las ni?as la oportunidad de saber que una princesa puede enamorarse de otra princesa, igual que Cenicienta de su pr¨ªncipe¡±. La gran pregunta es: ?Lo conseguir¨¢?

Hay un amigo en m¨ª

Cuando hablamos de cine de animaci¨®n pensamos en p¨²blico familiar, pero el poder de fascinaci¨®n que Disney ha ejercido en el colectivo gay es tan antiguo como la compa?¨ªa. Como Sean Griffin cuenta en su ensayo Tinker Belles and Evils Queens: The Walt Disney company from de inside out (2000), en los a?os treinta Mickey era un c¨®digo para identificarse entre los gays y en 1938 se estren¨® un corto, Ferdinand the Bull (Dick Richard), que pod¨ªa leerse como una apolog¨ªa del estilo de vida gay. Su protagonista prefer¨ªa pasarse el d¨ªa oliendo flores bajo un ¨¢rbol en lugar de pelearse con otros toros. ?Hace falta decir m¨¢s?

Todo hace pensar que se la colaron al t¨ªo Walt, paradigma de los valores familiares y heterosexistas. Aunque en esta ¨¦poca se da otro fascinante fen¨®meno camp: villanas que son grandes drag-queen por su teatralidad y su sobreactuaci¨®n de lo femenino. Piensen en la reina de Blancanieves, Mal¨¦fica y, sobre todo, Cruella de Vil. ?Son o no son hombres disfrazados de mujer?

Hakuna Matata, vive y deja vivir

La gran explosi¨®n gayer se produce en los 90 con la Segunda Edad Dorada de la compa?¨ªa. Una nueva generaci¨®n de artistas llega al estudio y, con ellos, un pu?ado de personajes que, si bien no son expl¨ªcitamente gays, s¨ª pueden leerse como tal. Este florecimiento no podr¨ªa entenderse sin la figura del dramaturgo y letrista abiertamente homosexual Howard Ashman, alma m¨¢ter de La Sirenita y La bella y la bestia, que no vio terminada porque falleci¨® de sida antes de su estreno (algo que Disney nunca ocult¨®).

La villana ?rsula est¨¢ abiertamente inspirada en la travesti Divine. Pero en esta ¨¦poca encontramos a otros personajes raritos como el genio de Aladdin, una locaza al que le chifla travestirse, o Tim¨®n y Pumba, aquella extra?a pareja que viv¨ªa en un oasis y adoptaron un lema que, cual A qui¨¦n le importa sudafricano, no deja lugar a dudas: Hakuna Matata, vive y deja vivir.

?Influye la orientaci¨®n sexual de un animador en sus personajes?

El animador polaco Andreas Deja, una de las leyendas de Disney, caus¨® una peque?a revoluci¨®n en las teor¨ªas queer cuando en los 90 reconoci¨® -en cabeceras como The advocate o Frontiers- que su homosexualidad hab¨ªa influido en los personajes que hab¨ªa dise?ado y animado. Si echamos un vistazo a su cat¨¢logo estos se dividen en cachas (?o musculocas?) como H¨¦rcules, Gast¨®n o Trit¨®n y villanos tan ambiguos como Scar o Jaffar. ¡°Hace a?os, Oprah Winfrey vino a mi oficina y se fue directa a una escultura que tenemos de Scar¡±, recuerda. ¡°Me pregunt¨®:¡®?T¨² le has animado? ?Y es gay? Todos mis amigos dicen que lo es¡¯. No sab¨ªa c¨®mo responderle, porque hab¨ªa gente de Disney delante, y dije: ¡®Podr¨ªas pensarlo, porque es muy teatral, le encanta ser malo...¡¯. Y apostilla: ¡°Creo que, al celebrar la excentricidad, hay algo en los villanos que apela a los fans gays¡±

Elsa no es la primera que entiende

Bob Esponja, el Teletubbie Tinky Winky o Epi y Blas, a los que el New Yorker sac¨® del armario en 2013 en una m¨ªtica portada, son otros iconos televisivos considerados gays. Pero el gran cambio se produjo hace muy poco cuando dos blockbusters familiares de animaci¨®n decidieron incluir personajes (todav¨ªa secundarios) que no ocultaban su orientaci¨®n. En C¨®mo entrenar a tu drag¨®n 2 su director, el abiertamente homosexual Dean Deblois, meti¨® un gui?o cuando el vikingo Gobber, ante una discusi¨®n entre un hombre y una mujer, afirma: "Esto es por lo que nunca me cas¨¦. Bueno, y por otra raz¨®n...". M¨¢s relevante, por huir de la estereotipaci¨®n, es Paranorman, una de las joyas stop-motion del estudio Laika (que en su siguiente filme, Los Boxtrolls, incluy¨® a un villano con doble identidad travesti). Al final de la aventura vemos como el cachitas obsesionado con los coches da calabazas a una choni confesando, con toda naturalidad, que tiene novio.

?Entonces?

Cuando a Jennifer Lee, co-directora de Frozen, la revista The Big Issue le pregunt¨® por la homosexualidad de Elsa dijo: ¡°Sabemos lo que hicimos. Pero al mismo tiempo creo que una vez que lanzamos la pel¨ªcula, pertenece al mundo, as¨ª que prefiero no decir nada y dejar a los fans que hablen ellos. Ser¨¢ lo que ellos quieran que sea¡±. Su ambig¨¹edad puede interpretarse como miedo a confesar la verdad o todo lo contrario: miedo de quitarle al colectivo LGTB el placer de apropiarse de ella. En cualquier caso, Elsa tiene un precedente en M¨¦rida, la protagonista de Brave, que prefer¨ªa salir a vivir aventuras con su caballo a buscar marido. La diferencia es que una pas¨® sin pena ni gloria y la otra se ha convertido en un fen¨®meno de masas que transciende lo puramente cinematogr¨¢fico: es el filme de animaci¨®n m¨¢s taquillero de la historia y son millones las ni?as obsesionadas con todo lo relacionado con estas dos hermanas.

Con tant¨ªsimo dinero en juego Disney est¨¢ atada de pies y manos?a la hora de afrontar la sexualidad de su princesa (aunque Olaf es una loquita adorable y nadie ha dicho nada). Cuando la compa?¨ªa anunci¨® que ofrecer¨ªa derechos a las parejas de sus empleados homosexuales (fue la primera en hacerlo) la derecha cristiana y los lobbies conservadores iniciaron un boicot. La movilizaci¨®n se volvi¨® a producir cuando se anunciaron los Gays Days que anualmente se celebran en DisneyWorld y, m¨¢s tarde, cuando se permitieron las bodas gays. Todo esto parece indicar que, de momento, Elsa seguir¨¢ cantando y reinando sola.