¡°No hablamos por la gente, sino que hablamos con la gente¡±
El activista de Zambia cree que existe una relaci¨®n directa entre la evasi¨®n fiscal y la falta de servicios b¨¢sicos
Tilvas Ngosa (Lusaka, 1989) escoge con cuidado sus palabras. Sabe que son las ¨²nicas armas de las que dispone para que sus connacionales entiendan que sus voces cuentan y que est¨¢ en sus manos la posibilidad de cambiar el sistema. El activista zambiano, sin embargo, admite que esta tarea no siempre es f¨¢cil.
¡°Las personas a menudo no quieren pensar y act¨²an solo cuando se convencen de que hay una raz¨®n para hacerlo¡±, explica desde Madrid, donde ha llegado como parte de un recorrido por Europa para defender la justicia fiscal. ¡°Hay que hablar con ellas para que entiendan que todos juntos podemos impulsar un cambio y que temas que parecen lejanos como el fraude fiscal en realidad tienen un impacto muy negativo en sus vidas cotidianas¡±.
Ngosa vive en Lusaka, la capital de Zambia, donde estudi¨® ingenier¨ªa electr¨®nica y trabaja como voluntario en la secci¨®n local de la ONG Action Aid, en la red de j¨®venes Activista. Desde hace tres a?os suma sus esfuerzos a la lucha contra la injusticia fiscal, la violencia de g¨¦nero y los derechos de la tierra, entre otros temas.
¡°Antes de que mi primo me presentara al grupo de Activista, no me hab¨ªa interesado nunca por temas como la evasi¨®n de impuestos ni sus consecuencias negativas¡±, confiesa. Ngosa experiment¨® en primera persona el impacto de la injusticia fiscal sobre los servicios b¨¢sicos de Zambia debido a unos problemas m¨¦dicos que padeci¨® su hermana. Las largas esperas para recibir atenci¨®n, la escasez de medicamentos y la falta de personal con experiencia pasaron a cobrar otro sentido. ¡°Me di cuenta de que exist¨ªa un problema real y que, si esa era la situaci¨®n en la capital del pa¨ªs, en las zonas rurales ser¨ªa seguramente a¨²n m¨¢s grave¡±, recuerda. ¡°Vi con claridad que el problema de los servicios sanitarios era en realidad un fallo del sistema y me convenc¨ª de que hab¨ªa que hacer algo para cambiarlo¡±.
Ser activista en su pa¨ªs, admite, no siempre es f¨¢cil. ¡°Tenemos que ponderar bien las palabras a la hora de vehicular un mensaje para evitar que el Gobierno te acuse de estar trabajando en su contra, y existe el riesgo de ser detenido¡±, explica. A pesar de las dificultades, insiste en que el mayor reto al que tiene que enfrentarse es ¡°traducir¡± asuntos complejos para que todos puedan entenderlos, al que se suma la falta de informaci¨®n sobre temas sensibles. ¡°Uno de los principales logros de mi experiencia es hacer que los j¨®venes se interesen por temas que a primera vista les parec¨ªan de competencia exclusiva de pol¨ªticos o acad¨¦micos, que entiendan que, por ejemplo, acabar con la evasi¨®n fiscal puede solucionar los problemas del sistema de salud o la crisis energ¨¦tica que vivimos e incrementar la productividad de nuestra econom¨ªa¡±, dice. Para ese objetivo, sostiene que la sensibilizaci¨®n es una herramienta crucial: ¡°No hablamos por la gente, hablamos con la gente¡±.
Vi con claridad que el problema de los servicios sanitarios era en realidad un fallo del sistema y me convenc¨ª de que hab¨ªa que hacer algo para cambiarlo
Las recientes revelaciones de los papeles de Panam¨¢, seg¨²n Ngosa, han contribuido a despertar un creciente inter¨¦s hacia la evasi¨®n y la elusi¨®n fiscal, poniendo de relieve la necesidad de reformar el sistema internacional y acabar con los para¨ªsos fiscales. Durante el mes de abril, el joven zambiano viajar¨¢ por Europa en compa?¨ªa de otros nueve activistas de Argentina, Brasil, Malawi y Nigeria para debatir sobre injusticia fiscal en el marco del Tax Tour 2016, en el que Oxfam Interm¨®n participa junto a otras 23 organizaciones.
Ngosa decidi¨® participar en la gira para conocer la experiencia de activistas de otros pa¨ªses e intercambiar m¨¦todos de lucha. Su viaje concluir¨¢ en Bruselas, donde los d¨ªas 25 y 26 de abril participar¨¢ en un encuentro con representantes de las instituciones europeas para exigir una fiscalidad m¨¢s justa.
¡°Este problema no es exclusivo de ?frica¡±, subraya, ¡°pero el impacto en los pa¨ªses menos desarrollados es mayor en comparaci¨®n con Europa¡±. El activista sostiene que la Uni¨®n Europea se est¨¢ moviendo en la direcci¨®n correcta y que puede contribuir a mejorar la situaci¨®n en otros pa¨ªses, obligando por ejemplo a las grandes empresas a cumplir con los principios de transparencia o redactando informes p¨²blicos sobre los contextos nacionales.
¡°Las multinacionales aprovechan un sistema d¨¦bil como el nuestro, en el que la evasi¨®n de impuestos es legal¡±, destaca, enumerando algunas de las estratagemas que las empresas utilizan para eludir sus responsabilidades. ¡°Cuando una compa?¨ªa llega a Zambia, se le otorgan cinco a?os libres de tasas. Antes de que acabe este plazo, pueden cambiar nombres o ser traspadas a sociedades del mismo grupo para que este privilegio se renueve por otro lustro. Hay que cambiar esta situaci¨®n¡±.
El activista sostiene que la UE puede contribuir a mejorar la situaci¨®n en otros pa¨ªses, obligando a las grandes empresas a cumplir con los principios de transparencia
Desempleo, carencia de infraestructuras y el dif¨ªcil acceso a la educaci¨®n son otros de los problemas que azotan a Zambia. ¡°La tasa de paro ronda el 20% en un pa¨ªs en el que m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n est¨¢ compuesto por j¨®venes y las mujeres son las principales v¨ªctimas de esta situaci¨®n¡±, argumenta. El activista reconoce que existen proyectos para mejorar la infraestructura del pa¨ªs, pese a que se trate de iniciativas en su mayor¨ªa financiadas por el extranjero, lo que mantiene a Zambia en una condici¨®n de dependencia de la ayuda for¨¢nea. ¡°La econom¨ªa nacional se basa en la miner¨ªa, en especial en la extracci¨®n de cobre, pero los beneficios de estas actividades no se traducen en mejoras para el pa¨ªs¡±, agrega.
El Banco Mundial estima que la distribuci¨®n de la riqueza en Zambia sigue siendo muy desigual, a pesar de los ingresos provenientes de la industria minera. El 60% de sus 15 millones de habitantes vive por debajo del umbral de pobreza y un 42% se encuentra en condiciones extremas. El r¨¢pido crecimiento de la poblaci¨®n ha disparado el n¨²mero de pobres de alrededor de seis millones en 1991 a 7,9 millones en 2010.
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